martes, 30 de noviembre de 2010

El gobierno quiere que el FMI le enseñe a sumar. Por Daniel V. González

En el canon progresista no hay batalla más decisiva que la que debe librarse cotidianamente –y casi siempre en forma verbal- contra el Fondo Monetario Internacional. Un buen progresista debe pronunciar cada día del año una suerte de rezo laico, bajo el modo de una maldición que condena al FMI y lo responsabiliza de todos los males nacionales acaecidos en los últimos cincuenta años. Si no lo hace, no es un buen progresista.

Es por eso que la cancelación anticipada de la deuda que el país sostenía con ese organismo de crédito, unos 10.000 millones de dólares, fue festejada como una jornada de liberación nacional, aunque luego tuviéramos que pedirle plata prestada a Hugo Chávez, que en un gran gesto de solidaridad latinoamericana nos cobró una tasa que era tres veces más cara que la que nos cobraba el vampiro imperialista.El gobierno sabe que su discurso anti FMI no favorece para nada el acceso a los mercados de capitales por parte de Argentina. Y esto es algo en lo que el gobierno está interesado, por lo cual oscila entre dos posiciones: por un lado, alimenta a su tribuna con declaraciones cotidianas que muestran la independencia del país respecto del Fondo. Pero por el otro lado, como desea ser beneficiada con créditos provenientes de los bancos del mundo imperial, cada vez que puede muestra buena voluntad hacia el FMI, como diciendo: “entiéndanme muchachos, no puedo abrirle los brazos más de lo que lo hago”.Por eso, después que la presidenta manifestó su voluntad de arreglar la deuda con el Club de París (algo que ya había anunciado hace dos años), aclaró que este arreglo se haría sin la intervención del FMI, como si esto fuera un hecho decisivo, fundamental o, siquiera, importante en ese tema, para el país. Inmediatamente se conoció que el Canciller Héctor Timerman estaba negociando en secreto con el Fondo. Y ahora, ya se hizo público un acercamiento y un pedido de asesoramiento al odiado FMI para que nos diga cómo debemos hacer la suma para que el índice de precios que el INDEC publica todos los meses, sea medianamente creíble y no motivo de risas, como sucede ahora.El gobierno piensa que una simple consulta “técnica” como ésta no pone en juego la soberanía nacional ni significa una entrega del patrimonio nacional a la rapiña imperialista. Esto es lo que lo preocupa fundamentalmente pues es esa imagen de trinchera antiimperial la que se empeña en cuidar más que nada en el mundo, pues de esa imagen vive y es en esa imagen donde cifra sus mejores chances electorales, según piensa.Y así llegamos a esta situación ridícula de tener que pedir auxilio al FMI para hacer algo que nuestras Universidades no sólo están en condiciones de realizar por sí mismas sino que ya lo han hecho. En efecto, hace algunos meses el gobierno decidió consultar a un grupo de universidades nacionales acerca del funcionamiento del INDEC y los índices de precios que ese organismo elabora. Las universidades estudiaron el problema y emitieron un severo dictamen, muy crítico hacia el gobierno.Porque, como se sabe, el gobierno, considera una picardía nacionalista el hecho de calcular índices de precios que redondean la cuarta parte del que, con mayor pericia, calculan organismos provinciales e instituciones privadas. De ese modo, dicen, el país ahorra mucho dinero en intereses de los bonos que debían ajustarse por el índice de precios y que fueron a parar en gran parte a los Fondos de Jubilaciones y Pensiones, hoy en manos del gobierno.De tal modo que el gobierno ahora se acerca a coquetear con el Fondo con un pretexto infantil: le pide que nos enseñe a sumar. No importa que nuestras universidades ya lo hayan hecho y hayan demostrado cómo se calcula un índice de precios con seriedad. No: el gobierno quiere que sea el FMI el que le diga que dos y dos son cuatro.Es probable que lo que desee Cristina, en realidad, sea terminar con el bochorno de un organismo oficial que calcula índices de precios que nadie cree y que provocan risa en el país y en el mundo entero. Es probable también que el gobierno desee volver a poder colocar bonos el los mercados financieros internacionales, sobre todo teniendo en cuenta que el año que viene necesitará fondos frescos para la campaña electoral.Pero, claro, tiene que pasar por la ventanilla del FMI. Y tiene que hacerlo con cierto disimulo. No vaya a ser que el progresismo sufra una decepción. Leer más...

lunes, 29 de noviembre de 2010

El Imperio sin enemigo estratégico. El "mundo único": La falsa guerra de la "izquierda" contra la "derecha". Por Manuel Freytas

Cambian los escenarios, cambian los contenidos ideológicos, cambian los objetivos estratégicos, cambian las metodologías de lucha, pero la dinámica de los procesos y los actores son los mismos. La "izquierda" y la "derecha" ya no están en guerra permanente por la resolución de un orden internacional de bloques enfrentados como "sistemas " diferenciados (como en la guerra fría URSS-bloque occidental), sino que disputan por el control de los gobiernos del sistema capitalista vigente como "mundo único".

1) La vieja guerra
Ya no se trata de una guerra excluyente por la eliminación del contrario (izquierda comunista vs. derecha capitalista), sino de una competencia política para imponer proyectos alternativos dentro del mismo sistema.
Ni la izquierda es "revolucionaria" ni la derecha es "contrarrevolucionaria": Ambas son la expresión del mismo sistema capitalista sólo diferenciadas por el discurso.
Ya no se utiliza la calificación de "izquierda" entendida en los parámetros de la Guerra Fría entre el sistema capitalista y el sistema comunista, sino en los términos de "reformar" el sistema controlado por la "derecha".
De la misma manera se utilizan y califican las posiciones de izquierda (como expresión de "progresismo y democracia") contra la derecha (como expresión de "retrógrado y fascista"), en los términos de la inserción de ambas como alternativas dentro del mismo sistema.
En el marco internacional, se trata de un reposicionamiento de la "Guerra Fría", no ya entre dos sistemas opuestos (el capitalista y el comunista) sino entre potencias capitalistas que se disputan la hegemonía del poder mundial.
La antigua "Guerra Fría" de la URSS con EEUU (y el bloque aliado de naciones capitalistas) era principalmente por áreas de influencia militar y política: el sistema comunista vs. el sistema capitalista occidental.
Se trataba de una "guerra entre sistemas", económicos, políticos y militares, diferenciados que se disputaban el planeta dividido en áreas de influencia.
Como consecuencia irradiadora, en el mundo y en los cinco continentes confrontaban" dos sistemas": la "revolución socialista" por vías del poder armado, o del poder político (exportada por la URSS), y la "civilización capitalista de libre mercado" (exportada por EEUU y sus aliados).
El marco operativo y estratégico se definía por el objetivo buscado: La izquierda quería eliminar de raíz al sistema capitalista (o sea a la "derecha") de la propiedad privada y sustituirlo por otro sistema de reparto social igualitario y sin explotación del hombre por el hombre. Y la "derecha" quería lo contrario: destruir a la izquierda para preservar al sistema capitalista.
Esta guerra de "sistemas", de la "derecha", -el sistema- contra la "izquierda", -el antisistema- donde se enfrentaban los que querían el "hombre nuevo" de la revolución y los que defendían el statu quo del "hombre viejo" del sistema capitalista, experimentó un cambio cualitativo, un salto transformacional histórico, cuando el capitalismo terminó con el sistema socialista de la URSS en la década del 90.
Con la derrota y desaparición de la URSS (punto de referencia geopolítico y logístico de la "revolución socialista" y de sus movimientos armados) desaparece el sistema comunista, y el sistema capitalista occidental de "libre mercado" ingresa al nuevo "orden mundial" convertido en sistema hegemónico unipolar liderado por EEUU como potencia locomotora.

2) La nueva guerra
Colapsado el sistema socialista de la URSS y el esquema del orden mundial "bipolar", el sistema capitalista se licuó en un orden internacional "unipolar" con EEUU como potencia regente. En el vértice del triángulo, terminó la "guerra entre sistemas", y comenzó la era de la "guerra intersistema" con las potencias mundiales compitiendo entre sí por áreas de influencia (geopolítica, militar y económica) y sin romper el ordenamiento internacional del sistema capitalista.
En este nuevo escenario, emergente del fin de la "guerra entre sistemas", la guerra de la "izquierda" contra la "derecha" también experimentó un salto cualitativo y transformacional.
El teatro de confrontación supervivió, pero su marco cambió de contenido doctrinario y de objetivo estratégico. La "nueva izquierda" y la "nueva derecha" ya no combaten militarmente desde polos diferenciados y excluyentes ("sistema" y "antisistema"), sino que disputan una guerra político-ideológica conviviendo dentro de un mismo sistema.
En el nuevo marco de disputa, "izquierda" y "derecha" ya no son enemigos excluyentes (revolución vs. contrarrevolución), sino rivales políticos-ideológicos que conviven y compiten por el control del Estado capitalista. El teatro de confrontación ya no es económico-político-militar, sino ideológico-político-electoral dentro de normas fijadas por la preservación del sistema dominante.
La polarización ideológica, ya no se define por una guerra por el exterminio de uno u de otro ("sistema" vs. "antisistema") sino por una competencia establecida dentro del ordenamiento (y las reglas) de la "gobernabilidad", la "estabilidad" y la "paz social" del sistema capitalista.
La "izquierda" y la "derecha" ya no pelean su guerra en escenarios clandestinos asimétricos de la lucha armada, o en marcos sociales de huelgas y conflictos violentos, sino que lo hacen por medio de movilizaciones pacificas o de procesos electorales enmarcados dentro de la "legalidad" del sistema
Por lo tanto, a la contradicción fundamental de la "guerra intersistemas" (comunismo vs. capitalismo) por áreas de influencia y dominio geopolítico-militar, le sucedió la "guerra intercapitalista" por áreas de influencia y de control de recursos productivos y de mercados, dentro de un mismo sistema.
Como emergente, los conflictos sociopolíticos ya no se desarrollan en el radio de influencia de "sistemas diferentes" (comunismo vs. capitalismo) sino como contradicciones económicas, políticas y sociales de un "sistema único": el capitalismo de libre mercado nivelado como "única civilización" para todo el planeta.
En consecuencia, y tras la caída de la URSS y de los movimientos revolucionarios armados, el mundo gira (o lo hacen girar) hacia la derecha del Imperio, o hacia la izquierda del Imperio.
La nueva "izquierda democrática" post-Guerra Fría ha subvertido el significado histórico y funcional de la palabra "revolución": Hacer la revolución ya no es cambiar el sistema capitalista, sino adaptar el discurso revolucionario al sistema capitalista.
Su ideología es "reformista" (comprendida dentro del sistema capitalista) y no revolucionaria. No es anticapitalista, sino crítica al capitalismo de derecha al que quiere sustituir en el gerenciamiento de los Estados capitalistas. No lucha para derrocar al sistema capitalista, sino para derrotar a la "derecha" que administra el sistema capitalista.
La izquierda asimilada plantea una "guerra" no ya en los términos de la Guerra Fría, donde la izquierda se referenciada en la Unión Soviética y en Cuba y la derecha en EEUU y el bloque occidental, sino en los términos de la guerra entre un capitalismo "democrático" y un capitalismo "fascista" y militarista.
Asimilada dentro de la nueva estrategia de dominio "democrático" y del "Estado trasnacional" exportados por Washington, la "izquierda democrática", sigue los parámetros de la lucha contra el "militarismo" y la "derecha" de la década del 70, sin los objetivos concretos de toma del poder que guiaban a la izquierda armada revolucionaria de entonces.
La nueva izquierda vive mentalmente en la "guerra fría", en el escenario ideológico de los militares de la "doctrina de seguridad nacional", mientras Washington (en un claro desfasaje histórico) ya no domina con los militares sino con elecciones, políticos y un orden blindado basado en el respeto al "orden constitucional".
La izquierda (asimilada a la filosofía del "único mundo posible") ya no piensa el mundo en función de la guerra a muerte para terminar con el sistema capitalista (el dueño del mundo), sino en función de terminar con la "derecha" dentro del marco del mismo sistema.

3) La integración de los opuestos
Vaciada de su contenido "antisistema", hoy la izquierda sigue en guerra contra la "derecha", no ya para destruir al Estado capitalista sino para gerenciarlo en su lugar. La "nueva izquierda" revirtió el marco ideológico-doctrinario: Ya no pelea estructuralmente contra la "derecha" para destruir al sistema capitalista, sino para "transformarlo" (reformarlo sin tocar la substancia esencial del sistema de la propiedad privada y de la dominación del hombre por el hombre).
En su tesis teórica liminar, la "nueva izquierda" (como expresa Chávez) plantea "socializar" el capitalismo sin guerra militar ni toma del poder, con la misma herramienta (el Estado) que utiliza el capitalismo para hacer lo contrario: Concentrar riqueza y propiedad privada en pocas manos y expulsar a las mayorías a la pobreza y a la exclusión social.
Esta teoría presupone que el sistema capitalista (cuya esencia histórica es la concentración de riqueza en pocas manos) podría de pronto reconvertirse en "socialista" con los multimillonarios renunciando pasivamente a sus fortunas y las corporaciones y bancos trasnacionales repartiendo sus activos y estructuras empresariales entre los que menos tienen.
Y esto implicaría también que EEUU renunciaría a la hegemonía del dólar, clausuraría el templo financiero de Wall Stret y convertiría a sus arsenales, sus bases militares y flotas nucleares en santuarios pacifistas entregándoles el poder a los que quieren transformar el capitalismo en socialismo sin disparar un solo tiro.
En términos doctrinarios y estratégicos, la "nueva izquierda" (en su expresión gubernamental) ya no lucha contra la "derecha" para sustituir al Estado capitalista, sino que lucha contra la "derecha" para "socializar" el sistema capitalista desde adentro sin tocar sus estructuras históricas de dominio y de poder.
En otras palabras, competir con la "derecha" por el gerenciamiento político sin destruir el "ordenamiento económico" (sistema económico-productivo controlado por el capital privado), el "ordenamiento político" (Estado capitalista controlado por los grupos y las corporaciones capitalistas) , y el "ordenamiento social" (valores basados en el individualismo y la sociedad de consumo).
Por lo tanto, la nueva izquierda y sus teóricos carecen de una visión totalizada y actualizada de la estrategia de dominio (y del control de la "gobernabilidad") que utiliza el Imperio capitalista para concretar sus objetivos de conquista de mercados y de apoderamiento de recursos vitales a escala global.
En un momento en que el sistema capitalista (exceptuando unos pocos países donde aplica la ocupación militar) controla el mundo con el "sistema democrático" (el control político), con la sociedad de consumo (la ideología y los valores consumistas impuestos como máxima creencia social), y con los medios de comunicación (los nuevos represores y controladores sociales sin uso de las armas), la izquierda asimilada al sistema sigue identificando al "viejo orden" (los militares y la "derecha militarista" de la Guerra Fría) como el principal enemigo estratégico a derrotar.
En resumen, la izquierda "antimilitarista" rechaza los movimientos "fascistas" como el golpe militar-institucional de Honduras (expresión modificada y actualizada de los golpes setentistas), pero acepta y apoya golpes "democrático-institucionales", como el ejecutado en Ecuador contra Lucio Gutiérrez que finalmente culminó en el gobierno "izquierdista" de Rafael Correa.
En lo substancial (y aunque se proponga "anticapitalista" en el discurso), la izquierda asimilada identifica como enemigo al imperialismo "político-militar" de la Guerra Fría, en un escenario en que el sistema capitalista ha girado hacia el dominio "politico-democrático".
Las nuevas estrategias de control con el "poder blando" ya no están dirigidas a la supresión o al control físico de sus enemigos, sino que utiliza técnicas psicológicas orientadas a controlar los cerebros mediante la manipulación con el "pacifismo" y la "democracia" como factores integradores al sistema.
En consecuencia, los descendientes de la izquierda setentista "democratizada", ya no pelean contra la depredación del sistema capitalista, no pelean contra las columnas vertebrales de la nueva dominación (políticos, medios de comunicación y sociedad de consumo) sino que pelean contra los que infringen o ponen en peligro el sistema de gobernabilidad democrático.
Como resultante, izquierda y derecha son complementarias (dentro de las estrategias de control del sistema capitalista) y se articulan como una "alternativa" dentro de lo mismo.
Por lo tanto, la única diferencia existente entre un "gobierno de izquierda" y otro de "derecha", es el discurso cargado de "ideología" (desfasada de la realidad) y sin aplicación práctica en el presente.

4) La alternativa dentro de lo mismo
Al abandonar sus postulados setentistas de "toma del poder" y adoptar los esquemas de la democracia burguesa y el parlamentarismo como única opción para acceder a posiciones de gobierno, la "nueva izquierda" se convirtió en una opción válida para gerenciar el "Estado trasnacional" del capitalismo en cualquier país de América Latina y del mundo.
Precisamente, ese "orden" establecido estaba amenazado por la "izquierda antisistema" militarizada de la "guerra fría", y la respuesta a su accionar eran los golpes militares de la "derecha" apoyados por EEUU.
En este nuevo marco de enfrentamiento (fijado por la guerra político-electoral), la "nueva izquierda" (a diferencia de la izquierda de la "guerra fría") ya no lucha contra el Imperio capitalista como totalidad estratégica y funcional, sino que lucha para convertirse en alternativa a la "derecha" de ese mismo sistema.
En resumen, el sistema capitalista unipolar (con EEUU como potencia regente) no solamente terminó con el conflicto "entre sistemas" a nivel internacional, sino que también terminó con la "izquierda antisistema" integrándola como alternativa de gobierno a sus estructuras de dominación planetaria.
Y ya hay laboratorios experimentales de procesos sociales y políticos con experiencia de gestión de la "nueva izquierda" al frente del Estado capitalista.
Dentro de este nuevo esquema de polarización "izquierda" vs. "derecha", la guerra ya no se define por la "destrucción mutua" asegurada, sino por la búsqueda de una posición dominante dentro del mismo orden económico, político, militar y social establecido.
Terminada la guerra político-electoral, la "izquierda", tanto como la derecha", defienden los mismos valores institucionales del sistema capitalista: "orden democrático", "estado de derecho" y "paz social", como sustentos básicos de la preservación del Estado y de la sociedad capitalista de la propiedad privada.
La asociación beneficiosa entre la "izquierda civilizada" y el establishment del poder capitalista es obvia: El sistema (por medio de la izquierda) crea una "alternativa de gobernabilidad" a la "derecha neoliberal", y la izquierda (y los izquierdistas) pueden acceder al control administrativo del Estado burgués sin haber hecho ninguna revolución.
Y nació el distintivo axiomático que guía a los gobiernos "progresistas" en la región: hacer discursos con la izquierda y gobernar (con y) para los intereses de la derecha.
Cualquier "tercera posición" frente a esta alternativa dualista es descalificada inmediatamente como "conspirativa - infantilista": Fuera del espacio de la "izquierda" o de la "derecha" (la antitesis oficial aceptada) sólo existe la crítica "sin propuestas y sin trinchera", como califican los teóricos "progresistas" a la posición de los que definen a la izquierda y a la derecha como alternativas de lo mismo dentro del sistema capitalista.
En resumen, los que no toman partido por la "izquierda" o por la "derecha" (aunque combatan y denuncien al sistema capitalista) son "conspirativos" y están (como los marginales y expulsados del sistema capitalista) excluidos del mercado de las ideas y creencias aceptadas.
¿Es malo ser de "izquierda" y proponer un capitalismo asistencialista de rostro más "humanizado?.
Para nada: Lo malo es pertenecer a la izquierda asimilada al capitalismo (el "progresismo" democrático capitalista), y simular una pertenencia a la izquierda anticapitalista revolucionaria (enemiga excluyente del sistema capitalista).
Lo alienante (y más allá de las posibilidades de existencia que hoy tendría) es hablar de una "revolución de izquierda", cuando claramente la izquierda (salvo excepciones minoritarias) se ha convertido en la más férrea defensora de la "democracia", la "paz" y el "orden constitucional", los pilares esenciales de la "gobernabilidad" del sistema capitalista.
Lo alienante (y engañoso), es hablar con el discurso de izquierda, y ejecutar a rajatabla los programas operativos (económicos, políticos, militares y sociales) del Imperio capitalista como hace la "izquierda gubernamental" en América Latina y en el resto del mundo.

5) El "enemigo de paja"
¿Y para qué le sirve a Washington esta izquierda asimilada en América Latina?
Reorientemos la pregunta: ¿Porqué el Imperio capitalista estadounidense (no obstante la inserción probada de la izquierda dentro del "sistema") sigue considerando a la izquierda como el "enemigo número uno" de su sistema de dominio en América Latina?.
Hay un precepto estratégico (de naturaleza maquiavélica) que sostiene que para evitar que surja un enemigo real que ponga en peligro el sistema de poder vigente, es preciso inventar un "enemigo de paja", controlable e inofensivo, al que se presentará como si fuese el enemigo real, o la "principal amenaza" al sistema.
En el actual sistema de poder capitalista imperialista controlado por Washington, la estrategia con el "enemigo de paja" tiene como objetivo principal el de "desactivar" los conflictos sociales y las luchas populares (naturalmente violentos y "antisistema") y encauzarlos por caminos "pacíficos" y meramente "reclamativos", a través de su inserción en el "sistema democrático" controlado por Washington y el establishment económico en la región.
Ese es el rol concreto que cumplen los gobiernos "revolucionarios" integrados al capitalismo, cuya función principal es la de ajustar a las reglas "democráticas" los conflictos sociales que, de otra manera, romperían el orden vigente y pondrían en peligro los negocios (hoy en "paz") de las transnacionales y bancos capitalistas en América Latina.
Con el axioma de la izquierda "políticamente correcta" el Imperio alienta un enemigo falso, inofensivo y controlable, para que opaque y reste protagonismo al enemigo real que puede presentarse en cualquier momento.
Lavar a la izquierda de su cara anticapitalista y revolucionaria, desviar las luchas y conflictos sociales por caminos pacíficos y "reclamativos", integrar los reclamos del dominado al "sistema democrático", y evitar que grupos de resistencia revolucionaria (el enemigo real) amenacen y pongan en peligro al sistema, es la misión esencial del "enemigo de paja" del Imperio en América Latina.
Y ésa es la función principal que cumple la "izquierda democrática", en guerra permanente contra la "derecha fascista", dentro de los marcos legitimados de la gobernabilidad capitalista.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.Ver sus trabajos en Google y en IAR Noticia
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domingo, 28 de noviembre de 2010

Cristina, Chaplin y los jubilados. Por Gonzalo Neidal


Si Cristina cree que ella lo inventó, está equivocada.
Ya en la película El Pibe, Charles Chaplin se las ingeniaba para lucrar con la reposición del vidrio que el pibe, su cómplice, había destrozado un rato antes.
Por eso, cuando Cristina se empeña en hacer una ceremonia embebida de protocolo y formalidad para anunciar que otra vez el gobierno aparece en defensa de “los que menos tienen”, uno no puede dejar de recordar que, durante las semanas y meses previos, la propia presidenta, con la otra mano le había quitado a los jubilados la cifra que, graciosamente, después les restituye.


Porque la inflación, pese al desdén del ministro Amado Boudou, es una de las visitas más incómodas que ha recuperado la economía argentina de los últimos años. Fingiendo desconocer la historia económica de las últimas cuatro décadas, el gobierno coquetea peligrosamente con otro mito cuarentista, el que enuncia que, después de todo, un poco de inflación resulta benéfica para la economía porque incita a la gente a gastar, beneficia a los deudores y perjudica a los acreedores. La lucha contra la inflación, se piensa, es una obsesión de los financistas, que ven perturbado el rutinario cobro de intereses y presencian cómo una parte de su capital se hace agua.
Si esto fuera lo que piensa Boudou, (ministro afecto al rock y a la guitarra, según se ha visto), no sería grave. El problema es que ésta es también la visión del gobierno. De la propia Cristina.
Y en materia de inflación, ya hemos alcanzado el podio. Estamos segundos en el mundo detrás de Venezuela. Un mérito ciertamente módico. Claro que el gobierno obtiene de ello una serie de dudosos beneficios.
En primer lugar, permite que la presidenta pueda aparecer, en cadena nacional, como una suerte de Mujer Maravilla que restituye los ingresos a los pobres, conculcados por la extrema avidez, avaricia y mezquindad de los ricos, a quienes Cristina mantiene a raya en actitud nacional y popular.
En segundo lugar, hace que el gobierno pueda recaudar por encima de los montos presupuestados y disponer libremente de ese cuantioso excedente, que es mayor mientras mayor sea la tasa de inflación.
Y también le permite a Cristina presentarse como una víctima de los grandes poderes económicos y los monopolios que son los que pueden modificar los precios conforme a sus deseos llevando a la miseria y la indigencia a centenares de miles de argentinos. ¡Menos mal que la presidenta está atenta para utilizar la cadena nacional y defender a los despojados de tan vil ataque!
Claro que con los índices de precios, que ahora el FMI nos explicará cómo debemos calcular, suben también las tensiones económicas en varios puntos neurálgicos de la economía nacional. Los exportadores industriales, por ejemplo, están al borde de sus posibilidades de exportación pues el tipo de cambio –otrora competitivo- se achica cada día amenazando sus utilidades e incluso la posibilidad misma de vender al exterior.
Pero la inflación complica también a las empresas prestadoras de servicios públicos, a los gobiernos provinciales y, sobre todo, a los trabajadores activos y pasivos, cuyos ingresos están expuestos a la merma cotidiana.
Todos lo sabemos: la inflación impregna de conflictos nuestra vida cotidiana. La llena de paros, movilizaciones, tomas de fábrica, cortes de ruta, bloqueos de fábricas y otras fricciones en la lucha por conservar el ingreso que día a día es devorado por la escalada de precios.
Hace pocos días, el titular de la UIA, Eugenio Méndez dijo que la inflación “no le quita el sueño”. Se sumó así, para sorpresa de muchos, a la visión liviana del gobierno.
Pero ya sabemos lo que sucede en estos casos: toda realidad que es ignorada prepara su venganza.

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sábado, 27 de noviembre de 2010

En torno a la identidad. Por Pedro Godoy Perrín


“No somos europeos. Tampoco indios. Constituimos un pequeño género humano mixto. Somos suramericanos” [Simón Bolívar]No es fácil definirla. Lo cierto es que no se nace con ella, sino se asume a través de un proceso de socialización. La identidad individual comienza por asimilar el nombre. La familiar supone incorporar apellidos y conocer y reconocer a los progenitores. La identidad parental induce a aceptar como “nosotros” a los “otros” que son consanguíneos o afines, pero ajenos a la inmediatez de lo hogareño. La sexual -de raíz genética- la acentúa el entorno que suprime ambigüedades en función de modelos. Aunque tales identidades sean de naturaleza distinta suelen complementarse. No obstante, si son de la misma estirpe se repelen o colisionan. Más allá de estos matices, lo que interesa ahora es la identidad nacional. Hay modalidades de ignorarla y también estrategias de negarla, minimizarla u olvidarla. Se propone un debate sobre la materia recurriendo a manifestaciones de allá y de aquí, del ahora y del ayer reciente o remoto. Pareciera urgente encenderlo para captar -en su exacta dimensión- la crisis de identidad que afecta lo que denominamos ugartianamente (1) Patria Grande.


Florecer y ocaso de identidadesFuimos testigos de cómo nace, se impone y luego muere la identidad soviética. Varios decenios son insuficientes para internalizar en el alma de millones de habitantes del gigantesco Estado -que fundara Lenín sobre los escombros del Imperio de los Zares- aquella identidad cuya sustancia no es territorial ni étnica, sino política. Apenas sopla el huracán de la perestroika y del glasnost y nace la Mancomunidad de Estados Independientes MEI comienza el explosivo renacer de otras identidades de tipo nacional. Incluso el núcleo de aquella macropotencia vuelve a denominarse Rusia y como tal es conocida hoy y sus habitantes retornan a la arcaica toponimia, al himno tradicional y a la vieja bandera así como al gentilicio raigal y a la reinterpretación de la historia en la cual se exalta a los Romanoff y a los héroes zaristas. Ni que referirse a los “países bálticos” o a las nacionalidades del Asia céntrica donde, como paradigma, con el dedo en el gatillo la paradigmática Chechenia anhela el rescate de su identidad.Yugoslavia -fundada como consecuencia de la I Guerra Mundial- es el caso típico de otro naufragio identitario. Las diversas repúblicas de esa confederación repudian la condición de “yugoslavos” que significa supraeslavos. La OTAN apoya la escisión que encabeza Croacia. Los croatas no quieren ser yugoslavos y tampoco los macedonios, los bosnios, los eslovenos, los kosovares… La Servia de Pasic y de Tito no procura privarlos de tal condición, sino sobreponer a ella otra de mayor envergadura. Sin embargo, de la repulsa pasan al quiebre. Se reedita así, en el siglo XXI, lo que la politología rioplatense denomina “balcanización”. Son los particularismos centrifugadores -aquellos analizados con precisión por Ortega y Gasset en “España invertebrada” los que se imponen. Se había marchitado la megaidentidad que, por un siglo, intentara imponer Belgrado.¿Qué somos los hispanoamericanos?Por 300 años somos españoles. Hubo españoles metropolitanos que podemos adjetivar como “peninsulares” o “europeos” y españoles americanos conocidos también como “ultramarinos” o “indianos”. En una esfera valorativa podemos manifestar que hubo españoles de “primera”, “segunda”, “tercera” un poco en función del pigmento y un mucho en relación con la ubicación en la pirámide social. No obstante, la españolidad se asociaba a la condición de “súbdito”. Sin embargo, la ocupación de la Península por Bonaparte y la acefalía del Imperio precipita la ruptura con Madrid. Entonces viene el rechazo a la identidad de origen y los patriciados de cada virreinato, capitanía, presidencia o cantón -nietos, bisnietos o tataranietos de la estirpe de los conquistadores, encomenderos o integrantes de la bisoña “aristocracia castellano-vasca” y, por ende, “blancócratas” -”gente decente” se dirá en Buenos Aires- dan rienda suelta a la leyenda negra lascasiana (2). Ello para legitimar el divorcio con el padre patria (3). Entonces se proclaman retoños de Montezuma, Manco Capac, Lautaro. Se enaltece el pasado indígena y desprecia la tricentenaria trayectoria hispánica.Este indigenismo se estampa en textos escolares, aparecen en los himnos patrios, en banderas y escudos de Estados que intentan forjar, cada uno, su identidad en el yunque de la indolatría y del desprecio de lo ibérico. Esto inocula un potente complejo de inferioridad a Nuestramérica. Se trata del síndrome de la autodenigración. La Independencia se afirma entonces en un indigenismo que -a todas luces- es pura retórica porque las elites son españolas. Esclarezcamos, españoles que reniegan de su raíz originaria, es decir, abominan de su identidad primaria. A fin de acentuar aun más el quiebre se crean gentilicios nuevos que borran el antiguo. Así -por decreto- se establece que los habitantes de su país son “chilenos”. Al otro lado de la Cordillera de lo bonaerense se pasa a lo ríoplatense hasta que el Virreinato de la Plata se convierte en Argentina. Entonces los oriundos son argentinos. Es una identidad que se sobrepone a aquellas de tipo provincial. Lo mexicano no logra englobar al Virreinato de Nueva España y por el sur se desgrana en minirrepúblicas. Por el norte deberá soportar -apenas a tres decenios después- una guerra con EEUU que implica perder la mitad de su territorio (4).Esa confusión suicidaAquella identidad de españoles americanos se suplanta por esa de “americanos”, a secas. Ello hasta hoy es una trampa porque nos encasilla con estadounidenses y canadieneses sin el indispensable distingo. Tal maniobra permite que aparezcan, en pie de igualdad, Simón Bolívar y Jorge Washington y dar luz verde al panamericanismo o al interamericanismo. Esa maniobra se observa desde la emancipación misma. Los libertadores -salvo excepciones- comienzan a aludir a “americanos” sin la necesaria adjetivización. A veces, a título de excepción, se anota sudamericanos. El nulo rigor perdura hasta hoy y es frecuente que quienes promovemos la integración seamos etiquetados como “americanistas”. Reaccionan, afrancesadamente, al promediar el XIX el chileno Francisco Bilbao y el colombiano José María Torres Caicedo. Ambos aluden a América latina. Tras esa postulación está Napoleón III y su asesor Miguel Chevalier quienes exaltan la latinidad ante la hegemonía de Gran Bretaña y el ascenso de Alemania. La francolatría de ambos se marchita pronto ante la aventura colonialista gala en el México de Juárez.
Fuera de ambas posturas que anhelan rescatar el elán vital de los libertadores lo predominante es la manía del aislamiento. La fomenta cada oligarquía lugareña con cobertura del imperialismo de turno. Se olvida o rechaza aquella identidad que fue envolvente y aglutinante y se impone una propia de cada república. Se acentúa la balcanización al asignar a cada segmento el rango de nación y al comarcalismo se le sinonimiza como “nacionalismo”. En la Colombia santanderina escindida de la Gran Colombia de Bolívar surge -en el siglo XX- otro brote separatista que genera a Panamá. Allí la “panameñización” supone descolombianizar esa república nacida bajo protección de la US Navy. Con apoyo de Washington se expande el sistema escolar y si bien no se impone el idioma inglés como en Filipinas o Puerto Rico, se enseña Historia del bisoño Estado acentuándose las diferencias con el país del cual se secesiona. A ello se une pabellón, escudo, himno patrio, poemas, campañas de prensa y signo monetario. Lo más importante, hitos fronterizos, aduanas y FFAA. Estas son educadas en la noción que tras la frontera está el enemigo ante el cual sólo vale la “paz armada”.Otras situaciones iluminadorasAhora mismo Taipé -a través de su estructura escolar- busca generar la identidad taiwanesa antagónica a la china. Pekín, de inmediato, protesta. Advierte que aquello es la rampa de despegue de la escisión. Se sabe que plasmar un pseudonacionalismo no es difícil. Se trata de una herramienta clave para legitimar el desmenuzamiento que hunde su raíz en lo cognitivo y lo emocional, es decir, cuaja en el ámbito psicocultural. Implica el cultivo de la adhesión al entorno inmediato y el desprecio por el tronco originario. Timor Oriental -una esquirla de Indonesia con apoyo de Occidente- se independiza de Djakarta en función de estimarse “diferente” a sus compatriotas. Su población -antaño cristianizados por Portugal- se juzga a si misma “distinta” y hasta “superior” a los millones de connacionales adscritos al Islam. Histerias parecidas sacuden a Vasconia y Cataluña. Comienzan demandando autonomía cultural y finaliza con terrorismo tipo ETA. En la Edad Antigua hubo quienes, en Atenas, se sienten más áticos que griegos. Tal polis se divide entre adversarios y adherentes al proyecto integrador de Filipo presentado por la publicidad como “invasor bárbaro” y por ende no helénico. La Persia imperial alienta a quienes se afanan por conservar las polis como Estados urbanos. Muy interesante, en el ámbito de Atenas, es el contrapunto entre Demóstenes e Isócrates. Son respectivamente, uno centrífugo y el otro centrípeto.Nuestramérica: ¿naciones o nación?Los promotores del latinoamericanismo -también denominado con mayor propiedad iberoamericanismo- estamos en la brega por rescatar una identidad evaporada o pisoteada que es meganacional y no supranacional. Resulta clave entender que la iberoamericanidad no es una identidad como la yugoslava, si no hunde su raíz en la comunidad de sangre y cultura. Eso no supone vulnerar las identidades particulares, pero si entender con Julián Marías (6) y Jorge Abelardo Ramos (7) que somos una nación desmembrada como lo estuvo la Italia pregaribaldina o la Alemania prebismarckiana. Imprescindible se considere este matiz. Asumirlo equivale en lo historiográfico un vuelco equivalente al tránsito del geocentrismo al heliocentrismo y ello con las consiguientes consecuencias políticas. En lo inmediato esta reintegración se estima palanca de liberación y desarrollo. En 200 años -desde aquel parto prematuro que es la Independencia y con el consiguiente fracaso de militares como Bolívar, OHiggins, San Martín o Morazán y de intelectuales entre los cuales se cita a Alamán, Bilbao, Vicuña Mackenna o Ugarte- el operativo logra éxitos sólo parciales. Parciales como la UNASUR y el MERCOSUR. Podrán evaluarse como logros insuficientes, pero ello, sin embargo, no invalida la bandera que para no pocos es divisa que conduce a suprimir el vasallaje y la pobreza. Al menos así lo sostienen quienes hoy se proclaman bolivarianos. Poseen vigencia -vale la pena advertirlo- antes del comandante Chávez. Lo ocurrido es que el Presidente de Venezuela lo reflota ahora como Perón en la década del 50. Está por verse qué dirección le imprime. La que la prensa informa -al menos desde nuestra perspectiva- es inadecuada (5).La identidad nacional -según la escuela de Bolívar que también es la de Gabriela Mistral (8), Joaquín Edwards Bello (9) o Felipe Herrera (10)- sería aura que proporciona a un conglomerado convencimiento de origen común, motivación de pertenencia a un terruño y a una colectividad no restringido por los hitos fronterizos y ánimo de conservar o reintentar el aglutinamiento. Los elementos estáticos de la identidad, acorde con Renán son la raza -por cierto no concebida sólo como factor somático-, la lengua y la fe. El factor dinámico es la voluntad colectiva. Es un principio espiritual que supone comunidad de éxitos y de sufrimientos. Siempre siguiendo al mismo autor manifestemos que la identidad es plebiscito cotidiano así como la existencia del individuo es afirmación de vida (11). Se somete a referéndum, según Ortega un “proyecto sugestivo de vida en común” (12). En tal comicio -al menos hasta hoy- triunfan los atomizadores.No obstante, en ya comenzado el siglo XXI, es posible que el elán vital de Bolívar renazca. Entonces, como Teseo, superará el laberinto aniquilando al minotauro. La empresa no es fácil, pero si posible.
Prof. Pedro Godoy P.Centro de Estudios Chilenos CEDECHdirector@cedech.clwww.premionacionaldeeducacion.blogspot.com(1) Se alude a Manuel B. Ugarte quien, a comienzo del XX, rescata la tesis de Iberoamérica como nacionalidad desmembrada que, para sacudirse de la dependencia y del subdesarrollo, debe reintegrarse(2) Referencia al P. Bartolomé de las Casas, sacerdote que, en el XVI, inicia campaña de defensa del pueblo indígena(3) Enrique Zorrilla promueve referirse a España no como “Madre Patria”, sino “Padre Patria”(4) Ver de Godoy, P.: “Bicentenario e identidad”(5) Ver de Godoy, P.: “Socialismo del siglo XXI y otras páginas”(6) “Sobre Hispanoamérica”(7) “Historia de la nación latinoamericana”(8) “El grito”(9) “Nacionalismo continental”(10) “Nacionalismo latinoamericano”(11) “¿Qué es una nación?”(12) “España invertebrada”[Texto gentileza de Rolando Mermet y la lista Reconquista popular. Se trata de la disertación hace pocos meses del profesor Pedro Godoy en el aula magna de la Universidad de La Matanza]
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Peronismo o camporismo. Por Claudio Cháves


El Doctor Pedro Cossio, médico e hijo del facultativo que atendió a Perón los últimos meses de su vida, envió una carta a la agrupación juvenil kirchnerista “La Cámpora” donde relata crudamente los últimos momentos del General y su decepción con el otrora delegado personal Héctor Cámpora. La misiva que recorre los múltiples caminos de Internet me obliga, por estar familiarizado con la Historia y por apego a la verdad, a intentar una aproximación a los años que precedieron al triunfo del Doctor Cámpora aquel 11 de marzo de 1973.


El Doctor Cossio (h) expone con palabras fuertes el disgusto del General con su antiguo compañero. Confirma lo que siempre se sospechó de aquella relación: la profunda desconfianza del anciano líder con quien se había rodeado de montoneros y dirigentes neo peronistas es decir marxistas. Y explica, así mismo, las simpatías que el Doctor Cámpora despierta en las prominentes figuras del gobierno de Kirchner, al punto de bautizar con su nombre a las juventudes que lo apoyan.
El Doctor Cossio (h) afirma en dicha carta que:
“Entre el 28 de junio y el 12 de julio de 1973 estuve en su cuarto de Gaspar Campos doce horas por día junto al General, lo que me permitió presenciar el final del gobierno de Cámpora y los desaires que Perón le hizo.
El General Perón estaba muy disgustado con la gestión presidencial del Doctor Cámpora, por haberse rodeado de gente que consideraba no debía estar ahí, como el Doctor Righi o Puig. También de la forma en que se había llevado a cabo la amnistía del 25 de mayo de 1973.
Cámpora se dejó copar por la izquierda y por su hijo que era de izquierda.
Estaba convencido que en Ezeiza grupos terroristas de izquierda iban a matarlo, para a partir de su muerte iniciar una revolución socialista.
Rechaza la invitación de Cámpora de vivir en Olivos decidiendo irse a Gaspar Campos donde se sentía más seguro, custodiado por su gente de confianza.
El último acto político de su vida fue aceptar la renuncia como embajador de Cámpora para dejar este hecho para la historia argentina y de su movimiento, da las órdenes necesarias para que en ella no se le agradezcan los importantes y patrióticos servicios prestados. De este hecho fue testigo presencial mi padre, que fue quien le acercó el decreto para su firma” [1]
Como las acusaciones son graves y definitorias propongo aproximarnos a aquellos años con el objeto de comprenderlos a la luz de los documentos que se conocen y que sumados a la carta de Cossio revelan el severo conflicto desatado.


BREVE BIOGRAFÍA DE HECTOR CAMPORA

Nació el 26 de marzo de 1909 en Mercedes, Provincia de Buenos Aires donde realizó sus estudios primarios y secundarios. “En el Colegio Nacional Florentino Ameghino inicié mis primeras inquietudes proto-políticas. Allá por el cuarto o quinto año mis compañeros me eligieron presidente del centro de estudiantes” (Autobiografía Panorama 31 de enero de 1973.)
Marchó a Rosario donde se anotó en la Facultad de Medicina. Conflictos estudiantiles en 1929 hizo que la Facultad se clausurara por un año. Cámpora, entonces se dirigió a Córdoba inscribiéndose en la Facultad de Odontología. Llegó a ser presidente del centro de estudiantes.
“Desde 1934 cuando me gradué en Córdoba me dediqué a ejercer la profesión. Me establecí en San Andrés de Giles. Allí conocí a mi actual señora María Georgina Acevedo.” (Panorama)
En 1944 fue designado comisionado municipal y conoció a Perón en Junín.
Ocurridos los acontecimientos del 17 de octubre una movilización en su pueblo lo llevó a la Plaza central donde improvisó un discurso “y puede decirse que fue entonces que comenzó mi acción política” (Panorama)
Elegido Diputado Nacional por el Partido Independiente de reciente creación para las elecciones de 1946 llegó a la Presidencia de la Cámara por su estrecha relación con Evita que lo tenía en alta consideración por su lealtad. Para la oposición era, sencillamente, obsecuencia. El período de su presidencia fue el más duro con los opositores. Fueron expulsados tres Diputados. El último fue Balbín. Significó el peor momento de la Cámara al decir de Félix Luna. [2]
Algunos años después Cámpora intentó una disculpa: “Puede Balbín y su partido haber interpretado mal la cuestión de su desafuero parlamentario. Nosotros lo hicimos de acuerdo a una legislación heredada” (Panorama).
Producida la Revolución Libertadora fue detenido y enviado a la cárcel de Ushuaia. Padeció junto a otros detenidos las inclemencias del tiempo como los malos tratos inflingidos por los carceleros.[3] Huyó del horrible penal a Chile “y después de mi exilio retorné al país, desempeñando siempre funciones en el movimiento” (Panorama) Elegido Delegado Personal de Perón a la caída de Jorge Paladino asumió su nueva responsabilidad en noviembre de 1971.
Como Delegado personal llevó sobre sus hombros la pesada carga de las negociaciones con la Dictadura Militar.
Luego del golpe de estado de 1976 se refugió en la embajada de México un largo tiempo hasta que logró un salvoconducto para salir del país. Murió en el exilio el 19 de diciembre de 1980. Sus restos regresaron en 1991.

EL FIN DE LA DICTADURA Y LA SALIDA ELECTORAL



0Mil novecientos setenta y dos comenzaba con buenos augurios para la democracia. En enero era reconocido el Partido Justicialista y la carrera hacia el poder se ponía en movimiento.
Había dificultades, por supuesto, pero la dinámica electoral no tenía retorno. Alarmaba, sí, la resistencia de algunos sectores militares que objetaban el plan pergeñado por el General Lanusse, pero todo era un plano inclinado a las elecciones. Este diseño, el Gran Acuerdo Nacional (GAN) consistía básicamente en reivindicar la figura histórica de Perón para arrancarle, luego, su renuncia:
“Comenzamos, entonces, por colocar el busto de Perón, junto a los otros presidentes. Otro paso fue, apenas estuve en condiciones de hacerlo, la restitución de los restos de Eva Perón. Luego vendría la solución al problema del pasaporte y la prescripción legal en las causas civiles que aún tenía pendientes” [4]
Lo que no cuenta en sus memorias el pícaro general es que en realidad pretendía comprar al viejo líder, adicionándole la jerarquía militar, el uniforme y los salarios no devengados y todo esto para que Perón renunciara a la candidatura y apoyara la del general Lanusse.
Si bien esto nunca fue público el Brigadier Rojas Silveyra Embajador en España y amigo personal de Lanusse informó, en su momento y a pedido de este último, el sentido de sus entrevistas con Perón. En el dossier señalaba:
“Explorar en cuanto a la posibilidad de obtener un candidato negociado. Discutir las condiciones que debería reunir un candidato para merecer el apoyo”[5]
Un gran amigo del “Cano”, Francisco “Paco” Manrique, observaba a propósito de estos acontecimientos cual debía ser el “candidato negociado”:
“Pretendía que lo ayudase a que fuera presidente porque se lo había prometido Perón. En una palabra que se sentía un poco el candidato natural de Perón en las elecciones. Era una barbaridad...pero es real... y que lo niegue”[6]
Lanusse en sus memorias niega esta posibilidad, sin embargo afirma que los desplantes de Perón hacia él revelaban “que no apoyaría una postulación de mi nombre, algo que por cierto, no le había pedido que hiciera” (Mi Testimonio página. 301)
Si Lanusse no se lo pidió es absurdo pensar que esa posibilidad estuviera en los planes de Perón. El inconciente lo ha traicionado al general Lanusse al negar lo que Perón jamás alentó.
Como el exiliado no entró en la trampa y pateó el tablero, Lanusse se enojó de tal modo que en la tradicional cena de camaradería de las Fuerzas Armadas de aquel año estableció para los candidatos las siguientes exigencias:
“Estar presentes en el país antes del 25 de agosto de 1972 y residir permanentemente después de esa fecha”
y agregaba: que no podrían ser candidatos quienes viajasen al exterior por más quince días sin informárselo al Ministerio del Interior.
Es bien conocido que Perón no vino, como el gobierno de facto pretendía y, entonces, la proscripción apareció como tragedia una vez más.
El Caudillo no aceptó los términos arbitrarios de la dictadura y la desafió llegando a la patria un mes después (el 17 de noviembre), en abierta desobediencia al régimen moribundo, desarmando el plan de Lanusse de “que volviera en lo posible condicionado por las Fuerzas Armadas” (Mi Testimonio pág. 294)
Con ese viaje a destiempo intentaba desbaratar la maniobra, generando las condiciones de un golpe militar o una pueblada que expulsara del poder a Lanusse. Nada de esto ocurrió. Los militares se encolumnaron detrás del Presidente y la sociedad civil no se movió. La cláusula de residencia siguió vigente. “La concentración multitudinaria no se produjo y tampoco hubo reacción militar de ninguna naturaleza” (Mi Testimonio pág. 310)
En la reunión política que Perón organizó en el restaurante Nino de Vicente Lopez el viejo General comprendió que el grueso de la dirigencia política no acompañaba su propuesta de plantear la abstención electoral si no se derogaba la cláusula proscriptiva.
“Esta reunión constituyó un ámbito en el que Perón procuró ejercer la última presión para abolir la cláusula proscriptiva del 25 de agosto. Pero no contó con una decisión favorable de los radicales. Los radicales pensaban que la proscripción era responsabilidad de quién no se hallaba en el país antes de la fecha límite fijada por el gobierno”[7]
Como no iban a cavilar de ese modo si la cláusula proscriptiva salió del Ministerio del Interior cuyo representante era Mor Roig, militante radical.
Balbín fue claro cuando al día siguiente al visitarlo en Gaspar Campos anunció que Perón era “concurrencista”.
“Perón quedó frustrado. Pese al éxito indudable del Operativo Regreso, que convalidaba su carácter cenital en la política argentina, no había logrado que el Chino lo acompañara en una fórmula común, ni en una eventual abstención si la dictadura no levantaba la cláusula de residencia” [8]
¿Le ofreció, Perón, en esa oportunidad una fórmula en común? ¿Es este un antecedente de lo que comenzó a hablarse en 1973?
De ser cierto lo que afirma Bonasso la maniobra podría explicarse porque Perón sospechaba una derrota de Balbín en la interna radical el domingo 26 de noviembre a manos de Alfonsín, que enfrentaba al “Chino” por su acercamiento a Perón.
Balbín, de aceptar la propuesta, y en la fórmula con Perón sería arrastrado a la proscripción obligando al radicalismo aún con Alfonsín triunfante a replantear su estrategia. Nada de esto ocurrió. Balbín fue victorioso, por pocos votos (5100) y lideró su partido.
El cuadro electoral del año siguiente se presentaba entonces con la auto proscripción de Lanusse y la prohibición a Perón. Ante estas circunstancias, este último, decide proponer como candidato a Cámpora quién no reunía las condiciones según lo determinaba la arbitrariedad de la cláusula de residencia, puesto que su Delegado personal había abandonado el país luego del 25 de agosto en dos oportunidades sin informar al Ministro

LOS PLANES DE LANUSSE

Había en el justicialismo una larga lista de candidatos: Taiana, Romero (Corrientes) Cafiero, este último con el apoyo del movimiento obrero, y otros que sería largo enumerar pues todos tenían sus sponsors.
Sin embargo el general se inclinó por su Delegado personal. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué lo motivó? ¿Acaso la confianza que le guardaba por el eterno juramento cotidiano de lealtad que Cámpora profesaba a los cuatro vientos?
No, definitivamente, lo propuso porque no podía ser candidato. Violaba la cláusula del 25 de agosto como luego veremos. Es harto improbable que un político avisado como Perón nominara como candidato a un hombre de su propio partido máxime cuando podía llegar a ser su heredero. Jamás lo había hecho en los dieciocho años de exilio. ¿Por qué lo iba a hacer ahora?
En otras oportunidades y cuando señaló a alguien provenía de otras formaciones: Frondizi en 1958 y Vicente Solano Lima en 1963.
Es cierto que 1972 no se presentaba como antaño. Ahora, Perón había vuelto y estaba en el país. Sin embargo el clima de hostilidad hacia su persona, la proscripción que no logró revertir y las constantes amenazas y provocaciones militares sobre Gaspar Campos no hacían a esta oportunidad más sencilla que las anteriores.
Así mismo Perón que no ignoraba la historia política del país debía estar al corriente de las grandes traiciones. Todas ellas celebradas dentro de una misma corriente de opinión. Los ecos de la defección de Derqui con Urquiza, Juarez Celman con Roca y Marcelo T. de Alvear con Yrigoyen no conformaban el lírico espacio de la metáfora. Él mismo lo padeció con Mercante.
No, ciertamente Perón no propuso a Cámpora como candidato efectivo. Lo hizo para que lo proscribieran y luego llamar al voto en blanco y derrumbar al gobierno por el camino revolucionario de las urnas.
Lanusse pensaba que el justicialismo sin Perón en la fórmula, no ganaba y esa era la trampa:
“Yo, personalmente, no creía que el peronismo pudiera imponerse en la primera vuelta y apreciaba que, por la naturaleza de su electorado, en esa primera vuelta agotaba virtualmente su posibilidad de alianzas” (Mi Testimonio. Pág. 281)
Lanusse entendió la maniobra de Perón. Lo que el líder estaba buscando. Este convencimiento es el que llevó al Presidente a no prohibirlo. A embromarlo.
Si Perón buscaba la proscripción de Cámpora, Lanusse no debía dársela. El Tío sería el candidato. Y esta última decisión era de Lanusse.
El Presidente había impuesto una reforma electoral por la cual se instalaba el ballotage. Si ningún candidato alcanzaba el 50% más uno de los votos habría segunda vuelta. En la fantasía de Lanusse (que no estuvo alejada de la realidad) Cámpora no alcanzaba esos guarismos. De modo que en segunda vuelta Balbín o Manrique podrían alzarse con la presidencia y vencer en el terreno de la democracia al mito de las perpetuas mayorías.
Al respecto el talentoso y perspicaz pensador Jorge A. Ramos llegó a decir:
“Perón imaginó que Cámpora sería vetado por Lanusse. Sin embargo y contra todo lo previsto Lanusse aceptó el nombre de Cámpora, violó su propia ley. Lo que resulta indudable es que Perón no esperaba este giro de la situación.
Cuando el 11 de marzo triunfó la fórmula Cámpora-Solano Lima hubo dos decepcionados: Lanusse y Perón”[9]
Que esto estaba en los planes de Lanusse no hay dudas. En sus memorias afirma la posibilidad de la proscripción del peronismo: “Si el peronismo hubiese resultado proscripto en forma directa o indirecta” (Mi Testimonio pág. 302)
¿Que nos quiere decir con directa o indirecta? La responsabilidad de hacerlo o no era de su gobierno de modo que al plantearlo de ese modo hacerlo o no respondía a razones políticas. En una palabra dependía de su conveniencia.
Continúa Lanusse:
“La fórmula indicada por Perón incluía a Cámpora, quién no se había ajustado a la norma pre-electoral de no abandonar el país sin el conocimiento y autorización previos del Ministerio del Interior.
Perón no ignoraba esa imposición. ¿Por qué pues hizo esa designación? Es razonable pensar que lo fue para encontrar en el veto de su candidato el pretexto para resolver el voto en blanco que le permitiera, o bien continuar ejerciendo su influencia a distancia como en 1963, o bien provocar un clima de honda perturbación política y social que pudiera influir inclusive sobre las Fuerzas Armadas y, en consecuencia, llegar a provocar la caída del gobierno” (Mi Testimonio pág. 312)
De manera que al no proscribirlo Lanusse jugaba su última ficha: que el peronismo concurriera a segunda vuelta. ¡Y ahí otro gallo cantaría! Le salió mal. Eso sí por muy poco. Cámpora sacó el 49, 56 % y Balbín se bajó del ballotage que le correspondía.
No todos en el peronismo advirtieron la maniobra política de los dos grandes contendientes. Miraban la escena sin adentrarse en los personajes y su juego de fulleros.
Jorge Luis Bernetti, de estrecha confianza de Cámpora y jefe de prensa del Movimiento peronista así se refería a aquella nominación:
“La actuación de Cámpora (el éxito en el Operativo Retorno) debe ser incluida como un factor decisivo que explique su candidatura presidencial, imprevisible semanas atrás del 17 de noviembre de 1972.”[10]
Miguel Bonasso, a la sazón, Secretario de Prensa del Frente Justicialista de Liberación, también muy cercano a Cámpora y su entorno afirma:
“Los enemigos de Perón, empezando por el propio Lanusse y siguiendo por el ilusionado Manrique, conjeturaron que el exiliado había designado al dentista (Cámpora) para hacer proscribir al peronismo en su conjunto y jugar, una vez más, desde la lejanía y el mito. Era un error de apreciación, derivado de la pereza argentina para leer la propia historia. Perón repetía la movida que había hecho con el general Farrel treinta años atrás: colocar en la presidencia al hombre de confianza para que este le permitiera, en un segundo paso, tomar el poder. Si amenazó con Licastro (como candidato en caso de proscribir a Cámpora) no fue para patear el tablero sino para asegurarse de que dejarían pasar a Héctor Cámpora.”[11]
De modo que para el dirigente montonero fue una decisión sincera la de Perón. Tendría que explicar entonces porque el General no participó de la campaña electoral máxime cuando Cámpora lo esperaba.
En un reportaje aparecido en la revista Panorama de la primera quincena de enero del 73 el Tío aseguraba:
Periodista: Muchos piensan que para que la victoria del Frejuli se produzca en la primera vuelta, se hace imprescindible la presencia de Perón en el país.
Cámpora: ¡Pero por supuesto! Estamos hablando de un hecho que tiene que ser irreversiblemente cierto; el General Perón tiene que estar acá sin ninguna duda.[12] Perón no vino.
En verdad a comienzos de febrero de 1973 el gobierno de Lanusse prohibió el reingreso al país de Perón. No podía hacerlo hasta el 25 de mayo. Lo que ponía en evidencia, una vez más, el carácter proscriptivo de la maniobra electoral.
Pero en rigor la causa profunda de esta prohibición se debió a dos razones:
a) Los permanentes cascotazos que Perón arrojaba desde España, Francia e Italia (ver Tomo 24 de sus obras completas) a la Junta Militar a lo largo del mes de enero con el fin de provocarlos de tal manera que suspendieran los comicios. Si en Nino no había logrado revertir su proscripción buscaba con los exabruptos patear el tablero.
No había razones políticas para semejante agresión en la medida que los militares se retiraban derrotados. Al respecto decía Lanusse: “Los acontecimientos que se habían ido produciendo desde el 28 de diciembre, nos señalaban un definido propósito de enervar a las Fuerzas Armadas, o de provocar a los Comandantes en Jefe, para que saturados ya de tantas agresiones, reaccionáramos interrumpiendo el proceso de institucionalización” (Lanusse: Protagonista y Testigo. Pag 221)
Frente a estas agresiones el candidato Radical en plena campaña en San Juan afirmaba:
“Perón es un atrevido. Sus declaraciones son insolentes e incomprensibles. Perón no quiere volver al país y este tipo de declaraciones irritan inútilmente a los militares y ponen en tensión a mucha gente” (Panorama 31 de enero de 1973. Año X Nº 300)
b) La firma, por parte de todos los Generales en actividad, de lo que dio en llamarse los 5 Puntos el siete de febrero del 73. En primer orden se comprometían “a sostener la continuidad del proceso político y de acatar el pronunciamiento que manifieste la ciudadanía en las urnas.”
En una palabra no proscribían a Cámpora; y Perón no participaría de la campaña electoral. Renacía la esperanza que anunciaba el ballotage.

Las razones de Bonasso para interpretar de ese modo la entronización de Cámpora responde a cuestiones políticas propias del grupo al cual perteneció: montoneros primero, luego Peronismo Auténtico. A este sector se le hacía y hace imperiosa la valoración de Cámpora para darle sentido, pertenencia y continuidad peronista al grupo. Si no fuera por el Tío no guardarían encarnadura con el peronismo.
Van por leña al bosque petrificado. ¡Mala fariña!
El resto de los dirigentes peronistas que vivieron aquellos acontecimientos y escribieron sobre ellos pasan de largo la última jugada del general del Pueblo. Ni Taiana, ni Bernetti, ni Llambí, ni Taccone, hacen referencia a lo narrado. No sorprende que Cámpora calle. ¡Al fin y al cabo se trata de su dignidad!
En su pequeño libro escrito en Méjico no dice absolutamente nada, ni siquiera puede verse a sí mismo como proscripto.
Del resto de los políticos es poco lo que puede extraerse. Por ejemplo Oscar Alende interpretó así aquellas fintas:
“La del 25 de agosto era una cláusula tan absurda que la infringió Cámpora y no se le aplico”[13] ¡Esto es todo lo que tiene para decir!
La insignificancia de gran parte de los políticos de aquellos años agiganta la figura de Lanusse y naturalmente la de Perón.

SIGNIFICADO DE CAMPORA

No es temerario aseverar, siguiendo el orden de ideas expuesto hasta aquí, que al ser Cámpora el candidato de la proscripción ha sido, sin proponérselo, el candidato de Lanusse en la medida que Perón no pudo deshacer la trampa.
Esta última perspectiva, independientemente de la voluntad del Doctor Cámpora, lo ubicó en un territorio de hostilidad al peronismo histórico. Sin apoyos fuertes en el partido y menos en el movimiento obrero[14], en soledad y sin atractivo político fue presa fácil de los violentos de turno que coparon la parada. Los grupos guerrilleros lo rodearon y por medio de ese ariete intentaron perforar la estructura del Estado. Tomar por asalto a la Argentina.
Luego, Perón, hubo de ordenar el caos generado por la proscripción.
El primer objetivo fue lograr la renuncia de Cámpora paso que no resultó sencillo.
El hombre de San Andrés de Giles comenzaba a dar señas de querer quedarse. En un reportaje que le hace la Revista Panorama del 31 de enero de 1973 afirma:
Periodista: Voceros del gobierno militar han definido al próximo gobierno como de transición y consolidación. Por su parte el peronismo habla del mismo tema caracterizándolo como de reconstrucción nacional. ¿Cuál de esas tesis triunfará?
Cámpora: El proceso de institucionalización no es legítimo, pero se puede legitimar. ¿Cómo la ciudadanía resuelve esta aparente contradicción? Con el aporte masivo de su voto. Si éste es notoriamente apreciable para la causa popular, el gobierno que surge del comicio no puede ser de transición y consolidación. Será definitivo porque así lo habrá indicado el pueblo”
Periodista: ¿Cuál va a ser el rol de Perón si usted llega a la presidencia?
Cámpora: Será, como siempre ha sido, conducción espiritual” (lo remarcado en negrita es del autor. Panorama año X Nº 300)
Para el periodista que hacía la nota, Jorge Bernetti, era música celestial las palabras de Camporita.
Al leerla se debe haber inquietado aún más el General Perón, a la sazón en España.
Por otro lado un hombre muy allegado a Perón afirmaba:
“La primera señal clara que obtuve acerca de que Cámpora había cambiado sus intenciones y meditaba mantenerse en la presidencia, en caso de un triunfo electoral del justicialismo, me la proporcionó él mismo espontáneamente. Conversábamos a bordo de un automóvil, saliendo de Campo de Mayo hacia San Miguel. El tema era el inminente retorno. En tono casual, como quien no otorga a sus palabras una excesiva importancia, Cámpora me comentó:
- Este clima no la a ser bien a Perón. No creo que se vuelva a adaptar ni que realmente quiera permanecer acá. Usted ya lo va a ver. Va a venir, va a estar un tiempo, y luego retornará a España. Y después ya no va a volver”[15]
Y por si quedan dudas el mismo Cámpora desde México en su corta explicación de su trunca Presidencia afirmaba:
“Yo conservaba siempre la intención de culminar el mandato recibido; así me le requerían las aspiraciones del Pueblo Argentino”[16]
Esta sorda resistencia a abandonar la Presidencia mal habida dio aire a los subversivos.
Luego vino la sanción de leyes que puso a los violentos fuera de la ley y la expulsión de los terroristas de la Plaza. Acciones que permitieron un reordenamiento y el retorno al peronismo clásico. Pero la salud del viejo General comenzaba a flaquear. Esta derrota política inflingida con su último aliento posibilitó la posterior derrota militar.
No es cierto lo que dice Lanusse en Mi Testimonio acerca de que la cláusula del 25 de agosto aceleró los tiempos del enfrentamiento entre Perón y el terrorismo:
“El retorno, en condiciones desfavorables, (perjudicial para el sindicalismo peronista) creó, por primera vez, las condiciones para un enfrentamiento entre Perón y la guerrilla” (Mi Testimonio pág. 294)
Lo que en verdad aconteció fue que la permanente proscripción del peronismo creo las condiciones del accionar subversivo. La figura de Cámpora “candidato de Lanusse” le dio aire y espacio a la violencia armada. La nueva proscripción llevó al terrorismo al poder con Cámpora.
Lo que vino luego es harto conocido por los argentinos. Una guerra atroz generada por la irracionalidad de grupos iluminados por la llama del elitismo.
La reivindicación de Cámpora en la actualidad esconde este secreto: la valoración del putsch político, del golpe de mano fortuito, producto del fraude y la proscripción, para alzarse con el gobierno. Es posible que los jóvenes desconozcan el juego en que se hallan. Pero en la historia no se danza el ritmo que uno desea si se ignora el significado del pentagrama.

[1] García Hamilton; Luz: Periodismo de verdad
[2] Luna, Félix:: Perón y su Tiempo. Ed. Sudamericana. Primera edición unificada. Bs. As. 1992. Pág. 215
[3] Antonio, Jorge: ¿Y ahora qué?
[4] Lanusse, Alejandro A.: Mi Testimonio. Ed. Lasserre. Bs. As. 1977. Pag. 231
[5] Lanusse, Alejandro A. : Protagonista y Testigo. Reflexiones sobre 70 años de nuestra historia. Ed. Marcelo Lugones. Santiago de Chile 1989. Pág. 209.
[6] Manrique, Francisco: En “Todo es Historia” Nº 190.
[7] Fernandez Pardo, Carlo A. y Frenkel Leopoldo: PERÖN. La unidad nacional entre el conflicto y la reconstrucción (1971-1974) Ed. Del Copista. Córdoba 2004. Pág. 110
[8] Bonasso, Miguel: El Presidente que no fue. Ed. Planeta. Bs. As. 1997. Pág. 328.
[9] Ramos, Jorge Abelardo: Revolución y Contrarrevolución en la Argentina. La Era del Peronismo. Honorable Senado de la Nación. Pag. 258
[10] Bernetti, Jorge Luis: El Peronismo de la Victoria. Ed. Legasa. Bs. As. 1983. Pág. 46.
[11] Bonasso, Miguel: El Presidente que no fue. Ed. Planeta. Bs. As. 1997. Pag. 348.
[12] Panorama: Año X . Nº 300. Pág. 16
[13] Corbiere, Emilio J.: Conversaciones con Oscar Alende. Ed. Hachette. Bs. As. 1978. Pág. 99
[14] La CGT se resistió lo más que pudo a esta decisión de Perón. Intentaron un viaje relámpago a Paraguay para convencer al General de imponer su candidatura. Finalmente el viaje no se realizó.
[15] Llambí, Benito: Medio siglo de política y diplomacia. Ed. Corregidor. Bs. As. 1997. Pág. 310
[16] Cámpora, Hector: Como cumplí el mandato de Perón. Ediciones Que Hacer Nacional. Bs. As. 1975. Pág. 83
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ACLARACIÓN IMPORTANTE


La presentación del libro de Alberto Regali sobre Jorge Abelardo Ramos se realizará el día jueves 2 de diciembre en el salón de la OSPLAD, Av. Maipú 164, a las 19 horas.


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Leyendas, verdades y discos rígidos. Por Jorge Raventos



Apenas se ha cumplido un mes de la desaparición de Néstor Kirchner y ya se observan divergencias asombrosas en torno a la interpretación de su trayectoria y su herencia. Desde el oficialismo se dibuja una dudosa historia heroica, que convierte al muerto en un abnegado combatiente de los años setenta, un luchador constante por los derechos humanos que, al parecer, atravesó inmaculadamente varias décadas de peripecias políticas para convertirse al fin en un redentor; un personaje providencial resumido en una frase que con ojo clínico descubrió y citó el filósofo Tomás Abraham: “un flaco y desgarbado muchachito de Santa Cruz (que) vino a catalizar fuerzas visibles y subterráneas de una realidad en estado de intemperie”.


El gobierno bendice, claro, tal construcción mítica, y ha cedido la tarea de erigir ese altar patriótico a una legión de intelectuales, comentaristas y polígrafos vocacionales y profesionales, provenientes en general de las filas del sedicente progresismo. En un artículo reciente, Beatriz Sarlo aludió a los motivos que alegan esos intelectuales para su opción por la hagiografía : “una síntesis de estas razones –dice Sarlo- puede leerse en los documentos de Carta Abierta y sus principales cabezas, que son textos sencillos en los que se desarrollan tres temas: el regreso de la política después de la crisis; el carácter popular de la gestión social de la pobreza; el restablecimiento de una noción de soberanía nacional. Esos tres puntos obviamente no incluyen ni la corrupción institucional, ni las presiones sobre la Justicia, ni los delitos económicos, ni el gerenciamiento clientelístico de la miseria, ni el acuerdo con los representantes más típicos del caudillismo provincial o municipal y el sindicalismo mafioso (los apellidos pueden variar).”
Cuando al disciplinado coro de los propagandistas se les insinúan estos asuntos, suele ocurrir, como escribió Abraham, que “en seguida salte la recriminación condenatoria en nombre de la muerte, del martirio, de los desaparecidos, de los torturados”. Ese sector considera que enarbolar los derechos humanos funciona como un talismán mágico o un detergente, que todo lo permite o todo lo limpiua.
De los discos rígidos que la Justicia incautó en las computadoras de un asesor de Ricardo Jaime -el ex secretario de Transporte que tenía línea directa con Kirchner- comienzan a emerger detalles de una historia diferente, más equívoca que mítica, decididamente lejana de la leyenda oficial.
Por el momento lo que surge son fragmentos de un diseño incompleto, pero en el que ya se perfilan situaciones, relaciones y personajes reconocibles. Lo que empezó como una investigación sobre enriquecimiento ilícito del ex secretario, amante de los yates y los jets privados, parece concretarse ahora como una matriz de recaudación en la que surge, a veces tácita, a veces invocada, la figura del “número 1”. Esa matriz de recaudación luce calcada de la que ya se entreveía en el caso de Venezuela: en uno y otro caso hay una “embajada paralela” destinada a pilotear negocios importantes con el Estado Argentino. Claudio Uberti (cuyo cargo formal era la titularidad del órgano de concesiones viales) era el eje discreto de los negocios paralelos con el régimen de Hugo Chávez que pivoteaban alrededor del petróleo y del fideicomiso que abría parcialmente puertas para vender productos argentinos a Venezuela. La consultora encabezada por Manuel Vásquez, el asesor ad honorem de Ricardo Jaime, se ocupaba en España, en Portugal y en Chile (quizás los discos rígidos iluminen otros puntos) de trámites relacionados con el transporte (desde compra de material ferroviario hasta negociaciones por Aerolíneas Argentinas o gestiones de habilitación de otras líneas aéreas) y hasta de “apurar” a empresas que tenían negocios en Argentina para que hicieran caudalosos “aportes de campaña” al oficialismo, en los que “el número 1” sugería la cifra a aportar.
Que el ministro Julio De Vido fuera superior jerárquico tanto de Uberti como de Jaime puede ser significativo, pero conviene no detenerse en el escalón equivocado. Tanto Uberti como Jaime (y muy especialmente éste) tenían conexión directa con Kirchner. Ricardo Cirielli, que fue varios años segundo de Jaime en la secretaría de Transporte, declaró que “cada noche Jaime le llevaba una valija a Kirchner ”. No lo dijo metafórica sino descriptivamente: “Nos quedábamos hasta tarde y él cruzaba y le llevaba una valija. Era como un portafolio grande, especial”.
Convendría, quizás, demorar el monumento a Kirchner hasta que verificar que el terreno está firme, darle tiempo al tiempo, dejar que la historia pueda madurar un juicio que contenga todos los elementos. Tanto los que aún están ocultos – quedan varios gigabytes de los discos de Vásquez y vaya uno a saber cuántos otros discos aperecerán con el paso de las semanas y los meses- como los que están tan iluminados por la propaganda que encandilan a quien quiere examinarlos detenidamente.
De hecho, el propio gobierno, paradójicamente y cual Penélope, al tiempo que promueve la escultura recordatoria de Kirchner, se dedica a revisar aspectos nada secundarios de su política. El acuerdo alcanzado en Washington con el Fondo Monetario Internacional para que la entidad contribuya (“con su prestigio”, dijo el ministro de Economía Amado Boudu) a la reconstrucción del INDEC supone una doble autocrítica de hecho. Apenas una semana después de anunciar con bombos y platillos un acuerdo con el Club de París (en verdad, tal acuerdo no existe aún, más allá del “vengan y hablemos”) que se producía “sin la participación del FMI”, el gobierno acude al Fondo a pedir ayuda. Y, segundo aspecto, al hacerlo deja claro que las fábulas del Instituto de Estadística piloteado por Guillermo Moreno y sus acólitos ya no resisten más y deben ser abandonadas. La convergencia de las correcciones es relevante: el gobierno podría haber encarado la reconversión del INDEC atendiendo al informe (que él mismo solicitó) producido por la Universidad, que está elaborado desde hace meses y que el ministro de Economía se resistía (hasta la última semana) a recibir. Hacerlo vía el Fondo Monetario Internacional implica un viraje nada desdeñable en relación a los rumbos que había orientado Néstor Kirchner.
Habrá que ver si llega a concretarse la pretensión de construir un Consejo Económico Social en el que convivan, junto al Estado, empresarios y gremios: en esta materia siempre hubo más palabras que hechos. Pero así sea en el grado de intención, esa iniciativa implica también una admisión: la inflación no es un tema que “está fuera de nuestra preocupaciones”, como hasta hace semanas predicaba el ministro de Economía. El acuerdo se busca para intentar ponerle freno a una previsible aceleración de la puja distributiva (y es probable que ese freno se pretenda, principalmente, del lado sindical). Además de representar una suerte de sinceramiento in rectore del peligro inflacionario, la búsqueda del Consejo tripartito es otra vía para enmendar la plana de Kirchner. Uno de sus preferidos traductores mediáticos, Horacio Verbitski, recordó en su columna de Página 12 que el ex presidente había expuesto sus dudas sobre la conformación del Consejo “que no llegaron a analizarse por su internación y su muerte en octubre”.
Algunos kirchneristas emblemáticos –obvio: nunca más emblemáticos que su viuda- empiezan a ponerse nerviosos, si no con las revelaciones de los discos rígidos, sí con la proyección de los últimos movimientos de la Casa Rosada, y con algunos de sus silencios. Hebe de Bonafini y Luis D’Elía le reclamaron a la señora de Kirchner que promoviera la intervención de Formosa después de los enfrentamientos de la policía provincial con aborígenes tobas que terminaron con la muerte de uno de ellos y de un agente del orden. La presidente, entretanto, se reunió con el gobernador Insfran y su ministro de Interior descartó la idea de la intervención.
Si en materia de inflación se observan criterios menos negadores de la realidad que los que han venido imperando, ¿podrá esperarse que haya giros en el terreno de la seguridad, que es junto con el tema precios, la mayor inquietud de la ciudadanía? La proximidad de Brasil sin duda influye sobre la óptica de la sociedad argentina. Lo que se observa allá es un gobierno -el de Lula- que ha decidido tomar el toro por las astas y está empleando con decisión los recursos legítimos del Estado para ganar lo que un funcionario del país vecino definió como “una guerra no convencional”, que implica “restablecer el poder del Estado sobre fragmentos del territorio que había perdido”.
En muchos rincones de la Argentina –particularmente en las barriadas más humildes- podrían escucharse palabras como las que Clarín recogió de una vecina de una favela de Río de Janeiro que aplaudía la acción de la Policía y las Fuerzas Armadas: “Hace 15 años que estamos presos de los traficantes, de los delincuentes. Fue mucho tiempo de miedo”.
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lunes, 22 de noviembre de 2010

INVITACIÓN

El próximo dia jueves 2 de diciembre a las 19 hs en el Palacio Ferreira, Museo Evita, se presentara el libro de Alberto Enzo Regali titulado"Abelardo RamosDe los astronomos salvajes a la Nacion LatinoamericanaLa Izquierda Nacional en la Argentina" Estan todos Invitados
Jorge Abelardo Ramos fue un gran político, pensador e historiador latinoamericano, nacido en Argentina.
Comenzó su militancia política en su adolescencia como militante trotskista, enfrentado a la

burocracia soviética que encabezaba el stalinismo.
Posteriormente y bajo el influjo de las jornadas del 17 de octubre de 1945 (Ramos contaba en ese momento con apenas 24 años) reinterpretó la historia argentina y expuso sus puntos de vista en su primer libro: América Latina: un país, escrito un par de años después de esas jornadas históricas.
Fundó la Izquierda Nacional, en oposición a la izquierda cosmopolita representada por el Partido Comunista y el Partido Socialista, enemigos de Perón y el peronismo.
Luchó a la par del pueblo argentino para que Perón pudiera volver al país y presentarse como candidato, algo que recién pudo lograrse en 1973. En las elecciones de setiembre de ese año fue cuando Perón pudo participar en elecciones libres y sin proscripciones. En ese momento, el FIP, partido que presidía Ramos, dio su apoyo a Perón con una boleta propia y logró casi un millón de votos.
Apoyó a Perón hasta el final de sus días y luego a Isabel, hasta que fue derrocada por el golpe cívico militar de 1976. Siempre se mostró enemigo del terrorismo de ERP y Montoneros, grupos provocadores que combatieron a Perón y contribuyeron a debilitar el gobierno de María Estela Martínez de Perón y, de ese modo, a acelerar su derrocamiento por el golpe del 24 de marzo.
Perseguido por la dictadura, apoyó la gesta de recuperación de las Islas Malvinas y en las elecciones de 1983 se presentó como candidato presidencial.
Tras la debacle del gobierno de Alfonsín, apoyó decididamente a Carlos Menem y fue su embajador en México entre 1989 y 1991, ocupando así el mismo sitial que le cupo a Manuel Ugarte durante el gobierno de Juan Perón.
Ramos murió en octubre de 1994, en momentos en que se disponía a asumir un nuevo destino diplomático en España, que le propuso el presidente Menem y que él ya había aceptado.
Su obra política e histórica es muy vasta. Entre sus principales libros se cuentan: Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Historia de la Nación Latinoamericana, Marxismo de Indias, Crisis y resurrección de la literatura argentina, historia politica del Ejercito Argentino y numerosos ensayos de política, literatura e historia. Al decir de Jorge Asis "de los pocos intelectuales que se extrañan".
Parte de su obra puede ser visitada en http://www.abelardoramos.com.ar/.
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sábado, 20 de noviembre de 2010

Los sopapos de la vida. Por Jorge Raventos

Se discute aún en diversos medios si el soplamocos que la diputada Graciela Camaño le obsequió el miércoles 17 de noviembre (“día del militante”) a su corpulento colega Carlos Kunkel debe ser caracterizado como sopapo o como puñetazo.
“Fue una bofetada divina, digna de Hollywood”, dictaminó Elisa Carrió, que fue testigo del hecho. Ella la consideró una respuesta “por la violencia verbal que Kunkel ha ejercido sobre ella y sobre otros diputados”.
La senadora Hilda de Duhalde converge con Carrió en señalar a Kunkel como el verdadero agresor: “Este hombre es un provocador nato, no deja hablar y tiene una forma violenta desde el discurso”. Agrega: “La actitud de Graciela fue defender a su familia, porque él calumniaba su esposo. Por otra parte, Kunkel jamás dijo esas cosas sobre Luis Barrionuevo con Barrionuevo presente, las dispara ante su mujer para hostigarla; lo hace permanentemente. Ella se cansó”.

Pese a esa coincidencia sobre los motivos del tortazo, para Chiche Duhalde no se trató de un bife: “Fue una piña bien dada”, juzgó.
Observando detenidamente las imágenes que ofrece la red YouTube se comprende la legitimidad del debate: la mano diestra de la diputada Camaño inicia su viaje hacia el hocico de Kunkel en posición abierta, como para el cachetazo. Pero un instante antes de llegar certeramente a destino se cierra y se transforma, en esa etapa final, en un puño, lo que transforma al resultado en un a trompada hecha y derecha. “Se podría decir que se trató de un cross, remate de un uno-dos heterodoxo”, precisa un especialista en boxeo, aludiendo a que Camaño, antes de lanzar su vertiginosa derecha acomodó a Kunkel con la izquierda tan pronto terminó de escuchar la enésima agresión de éste contra su esposo.
Si bien se mira, quizás resulta más entretenido comentar el mamporro que ligó Kunkel que analizar los golpes que viene sufriendo el Congreso. En los pasados tiempos en que el oficialismo contaba con mayoría automática, el Legislativo era -se ha dicho- una escribanía: se votaban las normas que el Ejecutivo pedía. En el caso del Presupuesto se trataba de un a ley ficticia: los datos y previsiones que registraba no se ajustaban a la realidad, en parte para guardar coherencia con las fábulas del INDEC, en parte para subestimar recursos de modo de emplearlos en su momento a gusto y placer. En cualquier caso, las atribuciones especiales concedidas al Ejecutivo siempre le permitían a éste modificar el destino que el Congreso había fijado a los recursos y desviarlo a cualquier otro.
Ahora, cuando el oficialismo ya no cuenta con votos suficientes en Diputados, el Congreso saca pocas leyes, a las más importantes (82 por ciento móvil para los jubilados) el Poder Ejecutivo les aplica el veto, y la legislación se desliza desde el Palacio de las Leyes a la Casa de los decretos de necesidad y urgencia. El Ejecutivo, sin fuerza para imponer ha querido sin embargo que su Presupuesto –basado en datos deliberadamente erróneos- fuera aprobado tal como lo envió, sin cambiarle una sola línea. Cuando se desató la discusión sobre las presiones y ofrecimientos lanzados desde distintos rincones del gobierno a diputados de los bloques ajenos, la Presidente argumentó que esas ofertas eran parte de la negociación que identifica a la política. Es obvio que la política implica negociar y buscar acuerdos (aunque la buena política elude los pactos debajo de la mesa), pero mal puede invocar ese principio quien rechaza toda negociación sobre la ley que ha enviado a la Cámara y quiere un escenario “a matar o morir”. En esas condiciones el Ejecutivo no puede encubrirse en la victimización y tras el argumento de que la oposición “no quiere darnos un presupuesto”.
Más bien lo contrario, todo parece indicar que, antes que un presupuesto genuino negociado en el Congreso, el gobierno prefiere moverse en 2011 con los márgenes de arbitrariedad del presupuesto del año 2010 (la ley se lo permite ante la situación que el mismo gobierno induce al rechazar la negociación y negarse a discutir la ley en extraordinarias). Fruto de una doble impotencia (la del oficialismo y la del arco opositor), el gobierno sólo puede actuar concentrando atribuciones en un marco de anemia institucional y de la centrifugación del poder determinada por la desaparición de Néstor Kirchner.
La concentración era la lógica del poder de Néstor Kirchner, ¿puede funcionar sin él y en un paisaje de disgregación?
La mayoría de los actores trata de ocupar espacios que se ven vacíos, pero esa búsqueda inevitablemente produce tensiones. Por el momento uno que quiso avanzar pero aparece retrocediendo es Hugo Moyano. Su intención de consagrarse como número uno del justicialismo bonaerense es resistida por los jefes territoriales y el líder de los camioneros tuvo que posponer una reunión del Consejo partidario programada en Mar del Plata porque corría el riesgo de un nuevo vaciamiento como el que sufrió a fines de octubre en La Plata. Ahora esperará para reunir al Consejo con el paraguas convocante de la Presidente y el gobernador Daniel Scioli.
Mientras observa con aprensión avances de la justicia sobre la obra social de camioneros, Moyano debe también posponer su proyecto de ley (motorizado por el diputado Héctor Larralde) de distribución de las ganancias empresarias, que implica una suerte de intervención sindical en la contabilidad de las compañías. La Presidente, que elude la negociación con los partidos políticos opositores, trata de construirse una base de sustentación apoyada en un acuerdo tripartito donde el Estado converja con empresas y gremios: un “pacto social”, talismán siempre invocado pero pocas veces alcanzado.
En la búsqueda de ese pacto el ejecutivo necesita atraer a las entidades empresarias (que en los últimos meses adquirieron cierta autonomía y se animaron a pisar terreno opositor), y eso implica disciplinar a Moyano. Ahora y cuando, en breve, se reabran las paritarias que deberán hacerse cargo de la pujante inflación (la real, no la del INDEC). Por si acaso, él avisó: “hemos tenido moderación de sobra en los últimos tiempos”. Advierte que le resultará muy difícil ponerle límites a las demandas de los sindicatos. Por lo menos tiene que mostrar con el pataleo que no lo han engualichado: Moyano no construyó el poder que tiene retrocediendo y sabe que sus pares observan sus movimientos con atención, que si deja espacios vacíos no faltarán quienes peleen por ocuparlo.
Surfeando sobre la espuma de la opinión pública, que en estos días la consuela con altas marcas de imagen positiva, la señora de Kirchner se esfuerza por conseguir flotadores duraderos para el tiempo en que la espuma baje. Siempre baja.
Buena parte de los secretos dispositivos que Néstor Kirchner empleaba para ordenar, disciplinar, conseguir lealtades o, al menos, obediencia, obtener favores y despachar contraprestaciones él se los llevó a la tumba. Otros, están desordenados, atomizados y bajo custodia de aquellos que él juzgaba leales. Ricardo Jaime era uno de esos leales, en los que Kirchner confió y que confiaban en Kirchner.
La presidente navega por ahora con la evocación espiritual del que se fue (“él”, a secas, lo llama ella en sus discursos), con buenos vientos de opinión pública y merced a la inercia de la administración, que mal o bien sigue con sus rutinas.
Lo que sigue sin resolver es la construcción de un poder capaz de actuar eficazmente sobre los conflictos que tensan a la sociedad, la dividen y centrifugan; capaz de proyectar plenamente las fortalezas de la Argentina en un sistema político sólido y en instituciones confiables. El año próximo, a esta altura, las elecciones ya habrán ocurrido y estos desafíos seguirán presentes.
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Carta del Teniente Coronel (R) VGM José A. Vercesi a Página 12



Sr. Director:

El diario Página 12 publicó el día 3 de abril una nota firmada por la periodista Laura Vales en la que hace referencia a un documento entregado a la Ministra de Defensa, por el ex-combatiente Ernesto Alonso, en el que denuncia torturas recibidas por soldados durante el conflicto de Malvinas.
Uno de los oficiales denunciados es el Coronel Horacio Losito.

El Coronel Losito (en aquel entonces Teniente 1ro.), integró la 1ra. Sección de la Compañía Comandos 602, de la que fui Jefe.
Nuestra fracción, integrada exclusivamente por Oficiales y Suboficiales, sin soldados conscriptos (como es costumbre en la especialidad), llegó a Puerto Argentino el 27 de mayo de 1982, alrededor de las 20:00 hs.; el 29 de mayo, apenas 36 hs. después, iniciamos una operación en la retaguardia de las filas inglesas, sin haber tenido en ese lapso el Teniente 1ro. Losito ni ningún integrante de la sección contacto con soldado alguno que pudiese haber sido “torturado”.


El día 31 de mayo toda mi sección enfrentó en el combate de Top Malo House, uno de los encuentros más sangrientos de la historia del conflicto, al Escuadrón para el combate en la Montaña y el Ártico a órdenes del capitán Rod Boswell, una fracción de tropas especiales específicamente entrenada para este ambiente en Islandia y Noruega.

El Tte 1ro. Losito sufrió varias heridas en este enfrentamiento, a pesar de lo cual siguió combatiendo hasta perder el conocimiento, causa por la que fue condecorado (1), quedando en poder de los ingleses como prisionero herido a partir de ese momento.

Este combate, que pocos argentinos conocen, fue desmenuzado y estudiado por los ingleses en un video que lo recrea, editado por la BBC de Londres, en virtud de la inesperada resistencia encontrada, teniendo en cuenta que la relación de poder de combate era de 5 a 1.

El Teniente 1ro. Losito en esas 36 hs. que permanecimos en Puerto Argentino, estuvo permanentemente conmigo y mi fracción, ya que como se verá era muy poco el tiempo que teníamos para preparar nuestra operación y meternos en medio del dispositivo enemigo.

Estos hechos son fácilmente comprobables y demostrables, por lo que si el señor Ernesto Alonso o cualquier otro ex-soldado dice haber estado en contacto con este oficial o cualquier integrante de mi fracción, lisa y llanamente miente.

Lo paradójico de esta situación es que la Compañía de Comandos 602 se formó con cuadros voluntarios que, estando preparados para esta contingencia, sin haber sido hasta ese momento convocados, nos avergonzábamos de ver la guerra por televisión mientras soldados conscriptos estaban ya en el frente arriesgando sus vidas.

Por segunda vez en los últimos años debo salir a enfrentar mentiras y falsedades sobre integrantes de mi fracción, que escribió una de las páginas más honrosas y duras de esta guerra, y que con sus imágenes alimentaría sin exageración (en una sociedad normal), cualquier película bélica.

Antes fue nuestro “General embajador” que manifestó en otro medio y “sin ninguna posibilidad de error”, también haciéndose eco de la denuncia de otro ex-combatiente, que uno de mis muertos (el Tte. Espinosa, que recibió un impacto de granada en el pecho) ni siquiera había estado en las islas.
Ahora es esta canallesca y descarada mentira, que echa sombra sobre uno de los héroes vivos de aquella lucha.

Sr. Director, durante 25 años he mantenido un compromiso de silencio y respeto por los muertos de ambas fracciones, conformadas por profesionales que sabían claramente cuáles eran los riesgos a correr; pero también he vivido con profunda tristeza y decepción que nadie en esta sociedad caníbal pueda extraer de tantas vidas quebradas una epopeya para recuperar, hacerla trascender y que sirva como aliciente para enfrentar los “combates” y esfuerzos diarios.
Pero que además se humille a quienes estuvieron a mis órdenes, con mentiras burdas e innecesarias, supera todo límite de tolerancia. Esta gente, HOMBRES con mayúsculas, los mejores que todo Jefe quisiera tener en combate, que guardan las cicatrices de sus heridas como condecoraciones que NINGÚN PODER les podrá birlar, no sólo no merecen este dolor, sino también el eterno reconocimiento de sus conciudadanos.

Luego de haber enviado la correspondiente carta documento a dicha publicación y a quienes la escribieron, y considerando que los responsables del diario mencionado ni siquiera leyeron su contenido antes de rechazarla, he decidido continuar las acciones legales y además enviar esta carta a distintos medios. Pero pareciera que la verdad es un peso demasiado grande para este periodismo con minúsculas que algunas veces por complicidad y otras por temor, llegan al extremo de inventar miseria donde no la hay o callan ante la mentira, contribuyendo a esta parodia de sinceramiento histórico.

Me pregunto cuántas otras denuncias estarán basadas en falsedades como ésta, y cuál es el objetivo final de seguir alimentando esta campaña de “argentinos contra argentinos” que parece no tener fin, que lejos de buscar la “verdad” sólo consigue generar más odio y rencor entre compatriotas y que tanto bien le hace a la estrategia del enemigo.

(1) “Integrando una patrulla de Comandos de la cual era 2do Jefe, durante una operación de alto riesgo en terreno controlado por el enemigo, reaccionar con decisión ante el ataque sorpresivo de fuerzas notoriamente superiores y combatir con singular valentía ocasionando bajas al enemigo. Pese a resultar herido en dos oportunidades durante el combate, continuar la acción hasta el límite de sus fuerzas, constituyendo un verdadero ejemplo para sus subordinados.”


José A. Vercesi
Teniente Coronel (R) VGM
DNI 8.488.477
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