domingo, 30 de mayo de 2010

Taiana-Timmerman: algo más que una historia de hijos. Por Jorge Raventos

Cristina Kirchner puso a la cabeza de la Cancillería argentina a un ex apologista de la dictadura militar en reemplazo de un ex combatiente montonero.
Quien quisiera explicar el cambio de Jorge Taiana por Héctor Timerman en el edificio de las Relaciones Exteriores en los términos del predilecto “relato” setentista del gobierno K podría desembocar en esa simplificación absurda.
No es mentira, por cierto, que en la década de 1970, mientras Taiana (hijo del médico y ministro de Educación de Juan Perón) sufría prisión en la cárcel de Rawson por su militancia en la organización que lideraba Mario Firmenich, Héctor Timerman era director de un diario (La Tarde) financiado por su padre (Jacobo Timerman), que fue instrumento del dispositivo que derrocó a Isabel Perón e instauró la tiranía que encabezó Jorge Videla. Pero esas historias de hace cuatro décadas no agotan la Historia ni sirven, por cierto, para explicar los hechos nuevos.

Taiana venía acompañando con lealtad a los Kirchner a lo largo de toda su gestión. Fue vicecanciller cuando el ministro era Rafael Bielsa y lo sustituyó en 2005. Por aquellos días era un hecho archisabido que Bielsa se consideraba acosado por su número 2 y por el puenteo al que éste lo sometía en su relación con el Presidente Kirchner (Néstor). En rigor, ambos (ministro y vice, luego sucesor) eran piezas de un mecanismo objetivo que hoy nadie puede ignorar: el vaciamiento de las funciones de la Cancillería, en parte por el desinterés del matrimonio K por la política exterior (salvo en los fragmentos que puedan utilizarse para la política doméstica) y en parte por la cesión de algunas operaciones y negocios a hombres de su entorno más intimo. El by pass aplicado al ministerio de Relaciones Exteriores (desde tiempos de Bielsa) en el caso de los vínculos con Venezuela y el chavismo (traslado de valijas, fideicomisos, compras de fuel oil contaminante a precio más alto del más puro que se produce localmente. etc.) es sólo el más renombrado.
Taiana más que un ministro fue un plomero: quizás resignado a la visión de sus superiores, no diseñó nada de política exterior y dedicó sus esfuerzos a tapar perforaciones creadas por los movimientos ajenos: que la presidenta suspendiera a última hora una visita oficial a China, que Guillermo Moreno o la ministra de Producción castigaran y determinaran la suspensión de compras del principal importador de aceite de soja argentina (China), que en función de política interna se envenenaran las relaciones con Uruguay y que, más tarde, se criminalizara a los ambientalistas a los que se había alentado por años a cortar rutas internacionales. En fin, rodeado por algunos profesionales de la Cancillería y por algunos fieles, Taiana se dedicó a emparchar filtraciones y a hacer control de daños, mientras registraba que cada vez más fragmentos de su territorio eran “loteados” y entregados en comisión a hombres que la Corona seguramente consideraba más fieles que él.
Uno de esos hombres era Héctor Timerman, que se entendió sin intermediación con la señora de Kirchner y que notoriamente aspiraba a estar a la cabeza del ministerio. En este amor suyo por la diplomacia, Timerman ha escalado siempre en perjuicio de quienes ocupaban el cargo al que él aspiraba. Primero conspiró, con ayuda de periodistas amigos, contra el diplomático que ejercía el consulado en Nueva York, el embajador Juan Carlos Vignaud; más tarde, ya desde Nueva York, trabajó para mudarse a la embajada en Washington, para lo que necesitaba el desplazamiento del embajador, a la sazón, José Octavio Bordón. Ya en Washington, Timerman trabajó para que el Canciller no metiera las narices en la relación con el gobierno y las fuerzas de Estados Unidos sobre las que él trabaja.
En verdad, Timerman encarna una soldadura fuerte del gobierno Kirchner con el sistema de poder de Estados Unidos. Una vez más, el relato setentista y la vocinglería progre oscurecen más que aclaran la realidad de los actos del kirchnerismo. Si se repara en que –como lo señaló con lucidez Jorge Castro estos días- el gobierno argentino es el principal aliado de Washington en las políticas de aislamiento y criminalización internacional de Irán (Argentina acusa a Teherán de nexos con el terrorismo y pide la captura internacional de media docena de funcionarios de ese gobierno) se comprenden mejor los hechos que si se atiende a ideologismos. El gobierno mantiene buenos negocios con el chavismo venezolano, y comparte algunas de sus prácticas de dominio, como por caso su maltrato a la prensa independiente. Pero mientras Chávez es el principal aliado del régimen iraní en la región (y mientras el Brasil de Lula juega sus fichas para proteger a Teherán de sanciones por el desarrollo de su programa nuclear), el gobierno de Kirchner mantiene en punto a Irán , asunto de alta prioridad para Washington, un vínculo inalterable con Estados Unidos.
Las intrigas para escalar la pirámide del poder explican sólo un costado de los hechos; es preciso reconocer cuál es el aporte del escalador. En el caso de Timerman, podría decirse que es la encarnación de ese vínculo en un tema privilegiado. A eso hay que agregar, si se quiere, sus otras demostraciones de méritos K: es – como dicen algunos medios- “un fundamentalista” del kirchnerismo. Pero no a todos los fundamentalistas K los designan primero en Washington y luego en el Palacio San Martín.
Ahora bien, estos son los méritos que explican que Timerman haya sido el elegido. En cualquier caso, con esa planilla él podría haber permanecido en la embajada. Para que se diera la mudanza hacía falta la otra mitad de la historia: que Taiana le allanara el camino con su dimisión “indeclinable”. ¿Qué fue lo que llevó a un ministro leal a transparentar las “diferencias”, denunciar “la falta de apoyo” y cerrar de un portazo cinco años de fiel colaboración con el matrimonio gobernante? El único hecho nuevo de los que se enumeran por estas horas para explicar la renuncia de Taiana es la divulgación (vía el diario Clarín, lo que no es un dato menor para Olivos) de un acuerdo para monitorar en conjunto con Uruguay (y con la participación de Brasil) todo el río Uruguay, lo que eventualmente llevaría a detectar aporte de empresas argentinas a la contaminación del río. Dicen que por esa filtración periodística la Presidente lo acusó al entonces canciller de “traidor”. Y Taiana entonces decidió su renuncia. Le habría recordado a la señora de Kirchner –aseguran- algunos detalles de las respectivas historias (también forma parte de esas historias el dato de que Taiana seguía preso en los años de poder militar en que el matrimonio presidencial comenzaba a reunir su fortuna con actividades jurídico-inmobiliarias en Santa Cruz).
El carácter de Taiana – un hombre exteriormente paciente- y sus antecedentes de colaboración con el gobierno, que incluyen haber soportado varios desplantes presidenciales, algunos de ellos públicos, requieren ir más a fondo en la búsqueda de motivos. No fue seguramente una súbita emoción violenta (si acaso, una emoción violenta retardada) la que impulsó el gesto del ahora ex canciller. Es probable que mantuviera in pectore la idea de irse. Y no es improbable que esa decisión tenga que ver con el hecho de que él observa que los Kirchner –como ha dicho más de una vez con elocuencia Jorge Asís- “tienen el boleto picado”.
El distanciamiento de Taiana, los gestos de autonomía y sorda rebeldía que se permite Hugo Moyano y hasta lanzamientos misturados como el de la generación “sub 40” que reunió en Salta a un gobernador, un ex jefe de gabinete K, varios intendentes y hasta un ministro de la administración porteña de Mauricio Macri, son otros tantos signos de que el boleto está efectivamente picado y de que muchos ya prefieren estar fuera del micro cuando llegue el fin del recorrido.
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Fin de Fiesta. Por Jorge Raventos


Antes aún de que se apagaran los ecos de la multitudinaria conmemoración del segundo centenario de la Revolución de Mayo ya había comenzado a difundirse la idea de que el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner capitalizaría los efectos de la masiva celebración.
Lo notable no es que desde el poder se aliente esa ilusión, sino que muchos de sus adversarios compren el camelo. Es casi fatal que el poder termine engatusado por sus propios cuentos, engañado por sus propios espejismos. ¿No creían acaso los tres comandantes de la Junta que podrían capitalizar políticamente los festejos por el triunfo futbolístico en el Mundial de 1978? ¿No supuso el general Galtieri que el entusiasmo popular por la prometida recuperación de las Islas Malvinas era un homenaje a su propio perfil “majestuoso” o al conjunto de la tiranía castrense? El hecho de que este oficialismo no vista uniforme no impide que se embriague con idénticos elixires. Esa borrachera no es cuestión de sastrería.


El significado de lo que ocurrió en la masiva, abigarrada conmemoración del Bicentenario es político. Pero no faccioso. Precisamente el conflicto entre patria y facción es lo que clausura los intentos de capitalización. La sociedad, por encima y a través de sus diferencias y matices, celebró la identidad común, la tradición común, los símbolos comunes y la expectativa común de convivir en respeto y concordia. Lo hizo en la práctica: millones de personas se concentraron y desconcentraron con perfecta disciplina y sin incidentes; marcharon, se detuvieron, conversaron y observaron con las manos en las manos de sus hijos y no en palos o garrotes, a cara descubierta, sin máscaras. Llegaron y se fueron por sus propios medios. Sabían qué buscaban y qué querían. Vivaron el desfile de sus soldados y se extrañaron de que no estuviera presente quien constitucionalmente ejerce la suprema comandancia de las Fuerzas; aplaudieron con orgullo argentino el espectáculo del Teatro Colón y su restauración. Les resultaba secundario en ese instante que ese logro se le acreditara al gobierno de Mauricio Macri. Porque todo se miraba y se veía desde la óptica nacional del festejo histórico de la Argentina. El teatro, y el desfile, y los espectáculos.
El mexicano Octavio Paz ha escrito párrafos luminosos sobre el sentido de la fiesta. En la fiesta, señala el gran mexicano, “la sociedad comulga consigo misma”. (…) “el tiempo suspende su carrera, hace un alto y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso, nos ofrece un presente redondo y perfecto (…) lo importante es salir, abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color (…) todo pasa como si no fuera cierto, como en los sueños”. Para Paz, al alcanzar la representatividad e intensidad (magnificada en el caso del Bicentenario, por la enorme masividad) la fiesta se inscribe “en la órbita de lo sagrado, la fiesta es ante todo el advenimiento de lo insólito”.
Sin embargo, en la fiesta en la que Paz centra su atención, lo insólito está asociado al desorden y al desenfreno: “La fiesta es una Revuelta, en el sentido literal de la palabra. En la confusión que engendra, la sociedad se disuelve, se ahoga, en tanto que organismo regido conforme a ciertas reglas y principios. Pero se ahoga en sí misma, en su caos o libertad original”. Acá, con el Bicentenario, por el contrario, lo insólito fue el orden. La revuelta del segundo centenario fue una enorme multitud festejando sin desenfreno, cumpliendo las funciones de la fiesta, insolitamente, a la inversa del desorden de las instituciones oficiales y las organizaciones que caotizan y mezclan habitualmente “el bien con el mal, el día con la noche, lo santo con lo maldito.“
El significado político de la fiesta del Bicentenario reside en el mensaje que surge de su propia práctica: podemos vivir juntos sin agredirnos, robarnos ni
matarnos aunque al mismo tiempo haya algunos, en otra esfera, que se agreden, se roban e intentan dañarse. Podemos crear y construir y reconstruir y festejar esas obras, en cambio de celebrar el caos, la violencia y la destrucción.

Pero si la fiesta popular roza lo sagrado, no tiene en cambio poderes milagrosos. Por eso es lamentablemente improbable que se consume otro embeleco que nació cuando se apagaron las luces: la idea de que “la atmósfera de unidad” de la calle podría traducirse en términos inmediatos en un final de las hostilidades, contradicciones y tensiones que atraviesan la Argentina. Inflar esa quimera es garantizar una profunda decepción a corto plazo. Así como el espíritu que se manifestó en la fiesta no es capitalizable desde lo faccioso, tampoco es realizable en la lógica cotidiana de la vida política sin el trabajo previo de derrotar lo faccioso con tanta contundencia como para impedirle cualquier posibilidad práctica de conspirar contra la lógica de concordia y convivencia, de acuerdo en la diferencia, de pluralidad abierta, de honestidad y paz. Esa misión implica un esfuerzo.

Lo faccioso mantiene obstinadamente su ofensiva y se manifiesta de forma variada y en distintos campos, aunque enlazado por una lógica subterránea.
Ciertos comportamientos en la órbita de la Justicia parecerían indicar que hay magistrados que actúan con un criterio ideológico de “justicia revolucionaria” antes que con el criterio de la justicia constitucional. Esos magistrados juzgan hechos que ya han sido juzgados o califican delitos con leyes que no existían al momento de los hechos que se analizan. En una atmósfera tribunalicia en la que durante algún tiempo hubo una verdadera inflación verbal de “garantismo” jurídico, muchos ciudadanos ven pisoteadas sus garantías en la realidad sin que el garantismo patentado parezca mosquearse. La persecución de que fueron objeto los hijos adoptivos (mayores de edad) de la señora Ernestina Herrera de Noble, propietaria del diario Clarín, con una orden judicial que estipulaba que se les secuestrara en la vía pública la ropa interior que llevaban puesta sería en sí misma una insólita demostración de arbitrariedad si no estuviera además agravada por la cínica invocación de que esa agresión se realiza para defender derechos de esos mismos jóvenes. “Nos dicen que es a nosotros que quieren cuidar, que nosotros somos las víctimas, que quieren cuidar que nosotros no tengamos ninguna clase de sufrimiento –se quejó, con sensatez Felipe Noble Herrera-, y de hecho nos están exponiendo, porque nosotros nos tuvimos que sacar la ropa ante siete personas. ¿Dónde está el cuidado de la víctima, dónde están nuestros derechos?”

La atmósfera bicentenaria, la de la fiesta que ya acabó, no modificó el espíritu bélico que se observa detrás de la conducta de la jueza federal que tomó esas decisiones. Quizás aquella atmósfera consiga traducirse mejor en algunos juzgados en el momento en que el Congreso asuma la tarea pendiente de modificar el Consejo de la Magistratura.

El espíritu de la fiesta bicentenaria necesita esfuerzo para terminar reflejándose en justicia y honestidad. Algunos magistrados van desplegando ese esfuerzo: por eso se han juntado ya muchos elementos y evidencias en causas que afectan a personajes del poder: desde el asunto de los medicamento falsificados hasta los créditos fraguados de la ONCCA, los negocios raros con Venezuela o el enriquecimiento del ex secretario de Transporte.

La revelación de esta semana fue, de todos modos, la del ministro de Economía de Santa Cruz, Diego Robles, quien aseguró que esa provincia había consumido totalmente los llamados “fondos de Santa Cruz”, aquella fabulosa suma que empezó a amasarse con los más de 500 millones de dólares que Néstor Kirchner recibió de la presidencia de Carlos Menem y que luego sacó del país. Nunca hubo cuentas claras, ni información fechaciente sobre ese dinero, los destinos que siguió ni los réditos que rindió y los montos y fechas de los retiros efectuados. El jueves su supo que ya no existían más los fondos. Para sorpresa de la provincia, el país y el mundo, en pocas horas el ministro Robles se rectificó, dijo que algo quedaba: 200 millones de dólares. ¡Un olvido de 200 millones de dólares! Se ve que en la provincia de los Kirchner no se fijan en plata chica. En cualquier caso, la imprecisión de Robles (o su primitiva precisión), es una muestra de que hay muchos temas de dinero en la Argentina de hoy que requieren detalles e información.

En fin, la maravillosa fiesta del segundo centenario se acabó. Por ahora sigue una fiesta en la que sólo pocos se divierten. Será así hasta que las tareas que dejó como mandato el espíritu del Bicentenario se concreten, se encarnen, y las calles vuelvan a estar llenas de argentinos festejando la patria, la convivencia, la unión nacional, la justicia y el eclipse de los odios facciosos.

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Kirchnerismo e Izquierda Nacional. Por Claudio Chaves


En la Nación del 29 de mayo de 2010 el sobresaliente periodista Jorge Fernández Díaz, Secretario de redacción del diario, arrima una hipótesis sobre la influencia de la izquierda nacional en el actual gobierno argentino. Fundamenta su idea en una conversación que mantuvo con un ministro al que no identifica:
“Laz primera vez que tomé un café con un ministro de la mesa chica de los Kirchner ese funcionario que había estado toda la vida junto al entonces presidente de la Nación y que hoy sigue junto a él con tanta fe como el primer día. Nestor nunca fue monto ni filomonto, ni muy amante del peronismo – me dijo buscando desesperadamente una definición ideológica del jefe. Nestor era, era, a ver…Yo tuve un relámpago de clarividencia, entre tanto balbuceo y lo ayudé: La izquierda nacional –dije- El querido y brillante Jorge Abelardo Ramos. El ministro chasqueó los dedos como si yo hubiera encontrado una perla. ¡Exactamente eso! –me confirmó- La izquierda nacional”


Luego Fernández Díaz pasa revista a los principios políticos de esta corriente que decidió acompañar al peronismo “como una lancha sigue de cerca un portaaviones, en un apoyo crítico” y que “junto con él había que formar un frente antiiperialista”
Más abajo cita a Ernesto Laclau y sus valiosos aportes intelectuales que desde su pedestal de pensador de reconocimiento mundial ha contribuido -merced a la valoración de los populismos en los cuales incluye a Chavez, a Kirchner, a Evo Morales, Castro- a sostener y construir un relato que justifiquen estos gobiernos.
¡Cómo se reiría Ramos de la defensa europea de estos gobiernos realizadas por un catedrático de University of Essex que alguna vez se fue de la Argentina y de la izquierda nacional! Mala fariña.
Risas aparte, Fernández Díaz cree ver en el kirchnerismo a la izquierda nacional porque el “ministro de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, que fue un fervoroso acólito de Ramos hoy explica bien lo que carta abierta explica mal”
Hasta acá a grandes trazos lo que interesa resaltar del artículo a los efectos de verter mi opinión y meterme, de comedido no más, en este debate que por otro lado ya comencé con un artículo que circula por Internet acerca del Secretario de Cultura y el retro-progresismo.

LOS AMIGOS DEL GOBIERNO

Que distintos militantes de la izquierda nacional hoy acompañan al gobierno de los kirchner no hay dudas, la afirmación de Fernández Díaz es correcta, sin embargo al gobierno lo rodean también ex militantes del Partido Comunista (Filmus, Heller, Sabatella) ex miembros de la UCD como el ministro de Economía o el que fuera Jefe de Gabinete, Sergio Massa, peronistas de vieja data, dirigentes sindicales, radicales, socialistas y fundamentalmente ex montoneros. También ejercen cierta influencia artistas populares del vasto espectro del progresismo como Teresa Parodi, León Gieco, Víctor Heredia o intelectuales como Carta Abierta, Feinnmann, Pigna y Osvaldo Bayer. Industriales, nuevos ricos sospechados por la velocidad de sus fortunas, estrellas de la televisión, deportistas y modelos. Como se ve el espectro es vasto y heterogéneo. Dicho esto el asunto sería identificar cual de estas voces son las que más influyen en la orientación general del kirchnerismo. No es el objetivo de este artículo.
Solo procuro analizar si el viejo pensamiento de la izquierda nacional es el que ilumina el derrotero del gobierno nacional.

FUNDAMENTOS DE LA IZQUIERDA NACIONAL

En principio son ciertos los argumentos de Fernández Díaz acerca del acompañamiento crítico desde la izquierda que esta corriente realizó con el gobierno de Perón. Sin embargo los planteos de Ramos excedían la defensa de ese Gobierno puesto que alcanzaba fundamentalmente al rol de la Fuerzas Armadas y de la clase obrera en la historia argentina. Su trabajo sobre la Historia del Ejército es revelador de la importancia que el Colorado le atribuía a esta institución en la formación del país. Desde las invasiones inglesas, pasando por las guerras de la independencia, la organización nacional, Roca y la Campaña al Desierto hasta el General del pueblo, la visión de Ramos sobre las Fuerzas Armadas siempre fue de una altísima valoración.
Otra institución permanente a la que Ramos valoraba era la Iglesia. En su Historia de la Nación Latinoamericana le dedica varias páginas bellísimas a las Misiones Jesuíticas, a la acción de la Iglesia en la Conquista y la Colonización como así mismo en la guerra de la Independencia.
Methol Ferré cuenta que al preguntarle sobre sus lecturas teológicas y que le parecía “me dijo un poco sorprendido y hasta perplejo, no se lo que yo leí es poesía. Bueno, le respondí así es toda la teología. Ante esto, quedó meditando y exclamó. Entonces la Iglesia es invencible”[1]
Sobre el final de sus días compartió amenas y entrañables charlas en el Palacio Arzobispal con Monseñor Quarracino a quien consideraba su amigo y de quien risueño afirmaba que “se parecía a un peronista rosarino”.
Otro aspecto fundamental que lo alejaría de este gobierno en caso de que sus días continuaran fue su postura sobre los grupos armados a los cuales nominaba como terroristas.
Para entender claramente donde estaba situado Ramos en aquellos años de locura y muerte se hace imprescindible leer los últimos capítulos de la Era del Peronismo. En ellos abunda en explicaciones y execraciones sobre la experiencia guerrillera.
Al abordar sus inicios afirmaba:
“la revolución cubana y su postulación de una acción guerrillera como fórmula para una victoria mágica, que omitía la acción de las masas en la resolución de su destino, puso de moda a la revolución elitista.
Lo que singulariza al terrorismo es su desconfianza y antipatía por las demostraciónes de masas. Si hay terror, las masas no aparecen; por el contrario, si hay actividad popular importante los terroristas se retraen.
La moral revolucionaria fundada en la abnegación individual y en el papel absoluto que la integridad personal desempeña en la revolución es de modo característico una ideología mística. El terrorismo viene a resultar nítidamente un ideal aristocrático llevado a su fase heroica” [2]

Con estas definiciones claras y precisas abordó cada uno de los crímenes perpetrados por las organizaciones armadas. Del de Vandor además de ponderar la acción gremial del destacado dirigente y condenar a los responsables, aseveró:
“Sus asesinos se integraron más tarde a la organización terrorista Montoneros que según algunos disidentes (1979) disponía de 60 millones de dólares para derrochar en la acogedora Europa de 1976 y la viuda de Vandor trabajando como enfermera en el Policlínico de la UOM.
Concluyendo:
“La viuda enfermera y el terrorista millonario constituyen una síntesis ejemplar”
Del asesinato de Aramburu afirmó:
“Comenzaba con este crimen un período que se prolongaría a lo largo de una década. La acción terrorista (grotescamente llamada guerra, guerrilla o lucha armada) Haría correr ríos de sangre en la Argentina. El pueblo pagaría con miseria y dolor sus efectos.
Cuando la organización armada Montoneros publicó en la revista Causa Peronista como había sido el “juzgamiento” del General Aramburu, Ramos escribió:
“El 3 de setiembre una publicación soez dirigida por Rodolfo Galimberti, órgano oficioso del grupo Montoneros publicaba un relato escalofriante del asesinato del general Aramburu. El relato propio de sicópatas…”
En fin, revolución elitista, movimiento místico, ideal aristocrático, terroristas, sicópatas, definiciones terminantes que le impedirían al Colorado permanecer tan siquiera un minuto al lado de este gobierno. ¡Ramos era, fundamentalmente, un patriota!
De manera que a la vista de los argumentos de Ramos sería muy bueno que el gobierno de Cristina cayera bajo la influencia de la izquierda nacional, al menos se respetaría y valorizarían a las Fuerzas Armadas, la Iglesia no atravesaría la soledad agresiva a la que la somete el gobierno y la guerrilla criminal ya no serían los jóvenes idealistas. ¡Del matrimonio gay ni hablar!
Coscia debería hacerse escuchar más en este Gobierno o de lo contrario abandonar esta ciénaga putrefacta.

LOS ULTIMOS AÑOS DE RAMOS. ME VOY CON MENEM PARA QUE PUEDAN GOBERNAR LOS CRIOLLOS

Más allá de la controversia sobre los orígenes de la izquierda nacional lo cierto fue que el Partido instituido por Ramos se creo en 1962. Luego de atravesar las vicisitudes propias de la vida política y de los consecuentes cambios de nombres que sufrió, la izquierda nacional se acabó cuando Abelardo decidió ingresar al Partido Justicialista bajo la conducción del ex Presidente Menem.
Antes que eso ocurriera algo había cambiado en él. Algo observaba en el horizonte de la política mundial que lo sobresaltaba y no encajaba en su formación. Su eterno amigo Methol Ferré lo cuenta de esta manera:
“Recuerdo que en 1988, en plena perestroika y glasnot de Gorbachov, caminando por Corrientes hacia Callao, me mostró una librería apta para la izquierda sofisticada que había puesto indirectamente el Partido Comunista. Nos acercamos a sus vidrieras, y vimos allí un libro de Trotsky. Ramos me comentó con sonrisa entre triste y maliciosa ¡lo que es la vida! cuando ellos están por llegar a Trotsky, uno ya se fue”[3]
Luego se unió a Menem, fue su embajador en México y al ingresar al Partido Justicialista en un informe interno avisó:
“Durante medio siglo cabalgamos al costado del peronismo, en las buenas y en las malas, mas bien en las malas. Enseñamos a media Argentina que era el peronismo. La tesis era la siguiente: en algún momento la clase obrera reclamaría más poder en el frente de clases cuya ala socialista externa éramos nosotros, los iluminados.”
En el fragote que naturalmente ocurriría en ese frente los sectores burgueses serían desplazados y “esa sería nuestra hora. Pero las cosas no ocurrieron así”
Avanza en otras explicaciones y luego explicó porque había que entrar al peronismo de Menem:
“El peronismo hoy nos necesita. Se encuentra despedazado. Ha perdido un millón de votos. Aventureros como Rico o pelafustanes como el Chacho Alvarez le han arrancado a dentelladas pedazos de su gran caudal electoral. Desde otro ángulo, todo el aparato electoral del justicialismo es hostil al Presidente Menem, pero de todo el peronismo, Menem es el único sobreviviente del Titanic que vale la pena sostener.”
Hasta acá Ramos y la historia de la Izquierda Nacional.

LAS IDEAS QUE PREVALECEN EN EL KIRCHNERISMO

Lo que pareciera predominar en el actual gobierno nacional no son las ideas de Abelardo Ramos, más bien se asimilan a lo que él siempre criticó, el progresismo portuario y el viejo comunismo pasteurizado. Sería deshonroso para esta corriente de pensamiento ser la cobertura ideológica de un enorme desfalco nacional.
Respecto de los que Fernández Díaz dice acerca de la visión revolucionaria de este gobierno y del temor a una restauración conservadora y que en estos términos no habrá alternancia pacífica, no lo creo posible. Con un grupo minúsculo de la pequeño burguesía politizada en estos términos no hay resistencia posible a la revolución democrática de los votos.
El ejército actual es una institución que aún vela por la patria.


[1] Ferré Methol: Prólogo a la Nación Inconclusa de Abelardo Ramos.
[2] Ramos, Jorge A: La Era del Peronismo
[3] Ferré Methol: Prólogo al último libro de Ramos “La Nación Inconclusa” Pág. 18

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La deuda de Córdoba según el cristal con el que se la mire. Por Héctor Paglia

Cual un clásico desde la restauración democrática aparece como tema polémico el análisis de la magnitud del endeudamiento provincial. En parte esto obedeció a acusaciones cruzadas de los gobiernos con respecto a su predecesor o a reticencia de ellos a transparentar las cifras reales.
El análisis debe permitir avizorar cuál es su verdadera dimensión y en cuánto afecta a los contribuyentes, que en definitiva deberán afrontar su pago.

En una economía con inflación y variaciones en el tipo de cambio, el análisis en valores nominales es parcial y puede llevar a conclusiones equivocadas ya que existen deudas que se ajustan por CER y otras nominadas en moneda extranjera, lo que hace que las deudas crezcan en parte sin que esto signifique haber tomado nuevos créditos. Así, la evolución del endeudamiento debe efectuarse en valores relativos vinculándolo al presupuesto que maneja anualmente un gobierno (ver cuadro de las relaciones de Córdoba en cinco años).
Analizando esos números de las cuentas provinciales se puede concluir:
1. El endeudamiento, en términos de ingresos, disminuyó desde 2005.
2. El pago de servicios de la deuda (intereses) también fue decreciente.
3. El resultado operativo cayó drásticamente en 2008 y se recupera en parte en 2009.
4. 2009 presenta déficit financiero luego de cuatro años de superávit.
5. Las transferencias del gobierno nacional vienen disminuyendo desde 2008 pero están por encima de la media de la década del 90 del 50 por ciento.
1
6. La inversión en obra pública disminuyó su participación relativa.
Pero, la preocupación surge no tanto del stock y perfil de la deuda en sí sino de las perspectivas de financiamiento futuro y de su pago toda vez que las provincias en general y Córdoba en particular dependen crecientemente de los recursos federales, fruto de políticas que han impuesto un centralismo casi absoluto. Eso explica, en mayor manera, la situación de déficit incipiente en que han caído las finanzas locales. Este déficit surge por el escaso margen del gobierno provincial para controlar el gasto, básicamente en salarios, ya que la pauta viene dada por el Gobierno nacional y es imposible apartarse de ella sin el riesgo de profundas crisis gremiales y por el crónico déficit de su sistema previsional.
Si bien la Provincia ha mejorado en los últimos meses su "recaudación propia" los ingresos de coparticipación se han deteriorado y las transferencias automáticas a las provincias con respecto a la recaudación total de la nación han disminuido desde un promedio del 41 por ciento en el período 1994-2001 al 32 por ciento en 2002-2009, por debajo del piso de coparticipación del 34 por ciento acordado oportunamente.
Una serie de eventos han perjudicado a las provincias haciéndolas retroceder en su participación en la masa recaudatoria. A modo de ejemplo: los recursos provinciales cedidos al sistema de seguridad social nacional, en el caso de Córdoba, significaron ceder 10.595 millones de pesos desde 1991 hasta 2007. El tema es que hasta ese año, la seguridad social a nivel nacional se financiaba con aportes y contribuciones, pero en agosto del 91, se traspasó también a ese sistema el 11 por ciento de los ingresos de IVA y el ciento por ciento del de bienes personales; un año después, el 20 por ciento del impuesto a las ganancias y el 15 por ciento de la masa coparticipable pasaron a ese fin; en 1996 fue el turno del 21 por ciento de los gravámenes a las naftas y del ciento por ciento de otros combustibles y la detracción de Ganancias de una suma fija de 580 millones de pesos anuales, destinando 120 millones al sistema de seguridad social; en el 98 también se pasó a ese sistema el 70 por ciento de la recaudación del monotributo y en 1999 se agregó el ciento por ciento del impuesto adicional sobre cigarrillos.
Basta este ejemplo para afirmar que la discusión de la deuda pública de Córdoba y de todas las provincias debería efectuarse en el marco de un nuevo compromiso federal con un acuerdo previo Nación-Provincias que desemboque en un nuevo régimen de Coparticipación Federal de impuestos.
Esto es así toda vez que al no haberse cumplido con el mandato constitucional de 1994 se ha resentido seriamente el esquema federal de asignación de recursos lo cual
2
debilita sensiblemente a las provincias en general y a las economías regionales en particular.
Finalmente, para el caso de Córdoba debemos reiterar lo señalado en esta misma columna (http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=576436) cuando sosteníamos que “La solución para el problema de la Caja de Jubilaciones debe provenir de la alta política, esa que está en los discursos pero que poco se ve en la práctica. Córdoba tiene aquí una oportunidad de demostrar que se pueden instrumentar acuerdos (tanto que se habla de los Pactos de la Moncloa) para diseñar y poner en marcha políticas de estado. Ningún gobierno en soledad podrá resolver este problema. Hoy pueden sentarse las bases para dicha solución. Ningún partido político de Córdoba y mucho menos ningún ciudadano que aspire a gobernar esta provincia en 2011 deberían negarse a sentarse a la mesa para diseñar una política de consenso para afrontar la delicada situación del sistema previsional provincial. Conseguido ese objetivo allí sí deberán aparecer las herramientas económicas y actuariales que instrumenten dicho acuerdo. Todo lo demás será esfuerzo en vano.”
No caben dudas que una actitud de este tipo sería ejemplificadora y más útil que apelar a declaraciones altisonantes con mezquinos y prematuros intereses electorales.
RATIO AL 31-12
2005
2006
2007
2008
2009
Deuda Directa e Indirecta Neta/Ingresos Corrientes (%)
152,0
132,0
108,6
90,2
77,3
Pago de Intereses/Ingresos Corrientes (%)
5,0
3,0
2,6
2,1
1,9
Superávit (déficit) Operativo / Ingresos Corrientes (%)
13,0
13,5
11,9
3,6
5,2
Superávit (déficit) Financiero/Ingresos Totales (%)
4,7
4,1
2,2
0,2
(1,2)
Transferencias Federales / Ingresos Corrientes (%)
63,5
62,3
65,1
64,4
62,3
Gasto de Capital / Gasto Total (%)
10,7
11,3
11,7
7,6
7,7
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lunes, 24 de mayo de 2010

Bicentenario: entre el sainete y el drama. Por Jorge Raventos


Dos siglos atrás, en un mayo un poco más lluvioso que el actual, con el respaldo activo del popolo grasso (la “gente decente”) de la Ciudad de Buenos Aires, la mirada lejana del pueblo de las orillas y la aún más distante de las provincias, se establecía la Primera Junta de gobierno autónoma en el Virreinato del Río de la Plata. Autónoma pero no independiente de España; por el contrario, invocaba la autoridad del rey Fernando VII, cautivo de Bonaparte. La independencia sería el fruto de un proceso cruzado por la guerra.

La representatividad de aquella Junta era local; ese gobierno duraría pocos meses, sería reemplazado en diciembre por la Junta Grande, constituida ya con representantes de las provincias. En abril de 1811, la autoridad de la Junta Grande (cuestionada por sectores jacobinos que preferían la junta chica) sería respaldada por una gran manifestación de los quinteros y trabajadores humildes de los bordes de la ciudad, encabezada por el secretario de Cornelio Saavedra, Joaquín Campana, y sostenida por los regimientos militares. El país nació del conflicto (mundial: debilitamiento del poder español por la doble circunstancia de la invasión francesa a su territorio y por competencia británica en los mares) y nació sumido en conflictos propios.


El inicio de aquel proceso que concluiría con el desmembramiento del Virreinato (si se quiere, de su sucesión autónoma: las Provincias Unidas del Río de La Plata) y la construcción de varios estados separados e independientes (de España y entre sí), es lo que se celebra en estos días en los fastos del Bicentenario.

Los festejos oficiales incluyen una buena porción de conflictos, pero si los de dos siglos atrás formaban parte de la volcánica energía que acompaña la erupción dramática de identidades y nacionalidades, los actuales tienen más bien el formato bufo del sainete y el aire enrarecido de la decadencia.

La cena oficial que ofrecerá el Poder Ejecutivo en el Salón Blanco de la Casa Rosada no contará con la presencia del vicepresidente Julio Cobos. Tampoco con la de los ex presidentes electos democráticamente. “Las razones de estos giros, que serían caricaturescos si no afectaran la vida pública, responden a lo peor del estilo político nacional –escribió Beatriz Sarlo en La Nación-. A la comida que se realizará en la Casa de Gobierno asistirá un solo ex presidente, Néstor Kirchner. La exclusión de los presidentes Menem, De la Rúa y Duhalde, así como la del actual vicepresidente, es un dato insólito: no se invita a la gente por su balance de gobierno, sino por la investidura que ejercieron”. Con el rasero de la presidente, si Raúl Alfonsín viviera aún, no habría sido invitado. La señora de Kirchner parece concebir que su alto cargo no es una misión que exige responsabilidad y comportamientos rigurosos, sino una patente que la habilita a actuar de acuerdo a veleidades personales.

Con la misma falta de ponderación de sus deberes, la presidente decidió no asistir a la tradicional función de gala del Teatro Colón, que esta vez implica además su reinaguración, tras una costosa y extensa obra que el gobierno de la Ciudad de Buenos concluyó en tiempo y forma. De hecho, se trata de la obra más significativa y emblemática relacionada con esta celebración.

Es cierto que en este caso, como apunta Sarlo, “encontró a alguien que se comportó de modo igualmente egocéntrico y arbitrario, alguien que trasladó sus quejas al escenario de la fiesta patriótica”. El jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma le ofreció una excusa a la señora de Kirchner cuando, tras invitarla a la función que organiza el gobierno porteño, declaró públicamente que "si va con su marido habrá que sentarse al lado, pero no me pone contento”. Una vez más, Beatriz Sarlo recortó el hecho con precisión: Macri –dijo- “hablando como jefe de gobierno, no debe declarar que no estará contento al recibir en el Teatro Colón, el 25 de Mayo, al marido de la Presidenta. Nadie le pide que diga que sentarse al lado de Néstor Kirchner fue su sueño. Nadie le pide que exagere un tenor amistoso que no siente. Simplemente, un político en funciones de gobierno se calla la boca.”

Hay de todos modos una diferencia entre la inhospitalaria frase del jefe de gobierno y la decisión de la señora de Kirchner. Macri señaló que una situación le resultaba incómoda pero adelantó que, como hecho, se resignaría a esa incomodidad; y no dejó de invitar a la presidente y a su esposo.. La señora, en cambio, respondió con palabras (calificó, injustamente, de hipócrita la actitud de Macri que, por el contrario, podría juzgarse de inoportunamente franca) y también con el hecho de la inasistencia. Es el hecho lo que – como en el caso de la no invitación a Cobos y a los ex presidentes- la califica (o descalifica).

Estos chisporroteos polémicos de líderes autorreferenciales y caprichosos son expresiones de una crispación que recorre íntimamente las celebraciones del Segundo Centenario. No debería ser una sorpresa: esa atmósfera nerviosa y confrontativa es la que ha reinado hasta ahora y no será una fiesta la que produzca el milagro de modificarla.

A principios de la semana del Bicentenario, un numeroso grupo de abogados de la Ciudad de Buenos Aires se dirigió al Presidente de la Corte Suprema a través de una solicitada en la que evocó ese clima de enfrentamiento y ensañamiento: “A nuestra Asociación le preocupa, señor Presidente, la situación actual de injusticia y enemistad interna, que también –seguramente- desvela al alto Tribunal”. Alarmados por las consecuencias sobre la administración de justicia de una tensión que se remonta a la década del 70 del siglo pasado, los abogados apuntaron que “a nosotros nos mueve nuestro deber irrevocable de abogados, y nuestra obligación primaria de ciudadanos, por la Justicia y la Concordia. No exaltamos retrospectivamente los crímenes de unos u otros, ni propiciamos repetir hoy las demasías de ayer, como esos grupos de presión que, convertidos en parásitos de la curia, lo hacen a diario. No intentamos, tampoco, legalizar en actas judiciales una versión sagrada de la historia, haciendo que los jueces no juzguen personas sino que juzguen el pasado, como también oímos repetir diariamente. Queremos recuperar un derecho que dé a cada uno lo suyo, sin negar a nadie, por razones ideológicas, lo suyo correspondiente, y queremos recuperar la paz interior para poder, con espíritu de misericordia, acariciar cada herida del pasado y retirar la mano seca, en lugar de dejarlas sangrar a designio”.

La palabra concordia, que pudo haber otorgado un sello de unidad nacional a la ocasión del Bicentenario, estará ausente de los actos oficiales, que han preferido una mirada facciosa, inspirada en la idea de una sociedad dividida entre justos y réprobos, donde los políticos que ejercen el poder comandan a aquellos y están llamados a distribuir absoluciones y castigos.

Sin embargo, aunque en la retórica y el pensamiento del poder el concepto de concordia (tanto como su práctica) esté ausente, en la sociedad empiezan a detectarse señales de búsqueda de esa mirada. Las encuestas muestran el crecimiento de esa expectativa tanto como el incremento en imagen positiva de los dirigentes que despliegan ese mensaje: entre los radicales, tanto Julio Cobos como Ricardo Alfonsín parecen encarnar ese talante. En el peronismo, la prédica a favor de acuerdos básicos de convivencia y políticas de estado proyectadas al futuro en que se ha empeñado Eduardo Duhalde se refleja ya en un marcado descenso de los reparos que antes había sobre él y en un parejo ascenso de su imagen.

La sostenida (y cada día más costosa) acción de propaganda del gobierno no consigue prevalecer frente a esas tendencias de fondo. La opinión pública, en una proporción muy amplia, ha tomado distancia del gobierno y está a la búsqueda de figuras y valores que estén en las antípodas de lo que el oficialismo representa. Muchos actores de lo que el gobierno considera “propia tropa” evalúan modos de toma de distancia del sistema K.

En la actualidad, los gremios no lo hacen tanto por especulaciones electorales (que todavía observan lejanas), como por motivos propios: la distribución del ingreso se ha vuelto regresivo para la mayoría de los trabajadores, incluso para la mayoría de los trabajadores asalariados formales. Cuatro de cada diez trabajadores se desempeñan en el sector informal de la economía y están, así, como los últimos orejones del tarro del ingreso salarial. De los otros 6, sólo un 20 por ciento cobra salarios importantes, que oscilan entre 5 y 6.000 pesos mensuales. Ese sector vendría a representar en la actualidad a lo que antiguamente se conocía como aristocracia sindical: pertenecen a gremios que, sea porque están colocados de actividades de alta productividad o porque son contenidos por organizaciones políticamente ligadas al sistema de poder kirchnerista, reciben ingresos hasta cinco veces mayores que el resto de la masa trabajadora.
En esa situación de privilegio relativo se encuentran, por caso, camioneros o mineros. Según la consultora Equis, una empresa especializada cercana al oficialismo, el 20 por ciento de los trabajadores privados, vinculados a esos sectores “aristocráticos” capta la mitad de la masa salarial global, mientras el quintil inferior del sector asalariado recibe diez veces menos.

La diferencia distributiva en el seno de la masa de asalariados también es significativa desde una visión territorial. La consultora que conduce Rogelio Frigerio, Economía y Regiones, apunta por caso que mientras el salario privado promedio en Santa Cruz (la provincia emblemática del poder kirchnerista) es de casi 7.000 pesos mensuales, en la provincia de Santiago del Estero a gatas alcanza a los 2.475 pesos.

Esa deficiencia distributiva, regional y sectorial, dependiente de la productividad y también de la presión política, funciona en estos días como motor de una carrera por incrementos de sueldo en las negociaciones paritarias. Los analistas consideran que esa puja tendrá influencia sobre la marcha de la inflación, aunque seguramente la principal fuente inflacionaria residirá en las dificultades del Estado para financiar un gasto creciente. Las ilusiones vendidas por el ministro de economía, amado Boudou, en el sentido de que la Argentina accedería a financiamiento barato razonable merced al canje de deuda que él promovió, parecen destinadas a una frustración.
El diputado Claudio Lozano, uno de los líderes de “Proyecto Sur”, el movimiento que encabeza Fernando Solanas, consideró que "el canje de deuda fracasa estrepitosamente” porque “era desde un comienzo una política equivocada y sinsentido, en un contexto donde el mundo en términos financieros se estaba cayendo a pedazos". Para Lozano la negociación y el canje constituyen “un negociado absolutamente escandaloso" en el que “determinados actores a precios de remate los bonos de la deuda argentina" obteniendo "un 80 por ciento de ganancia en dólares". El canje, sin embargo no redundará, como anunciaba Boudou, en acceso a créditos razonables. La Argentina sigue al margen del mercado de crédito y gasta por encima de sus ingresos.

Los gremios se defienden de la inflación pasada, no convalidada por el INDEC, y también de la futura, a la que contribuyen de todos modos con su puja por ingresos. El gobierno está débil frente a los gremios. También se lo ve débil ante la Justicia, más allá de que aún pueda conseguir que magistrados cautivos procesen a sus adversarios. Conviene observar la reciente sentencia de la Corte suprema sobre decretos de necesidad y urgencia. Ese fallo, referido a un DNU de tiempos en que Eduardo Duhalde presidía el país, se proyecta al futuro. Y no sólo en lo específico, es decir, en la puntualización de que para que esos decretos tengan validez “deben existir circunstancias especiales, como que las Cámaras del Congreso no puedan reunirse por circunstancias de fuerza mayor,” o cuando el conflicto "sea de una urgencia tal que deba ser solucionada inmediatamente, en un plazo incompatible con el que demanda el trámite normal de las leyes". Ya esos condicionamientos restringen la posibilidad de que el Poder Ejecutivo decida legislar en lugar del Congreso. De hecho, si este fallo hubiera existido unos meses atrás, hay DNU firmados por la señora de Kirchner que habrían caído en la zona de la invalidez.
De todos modos, el fallo de la Corte tiene un alcance si se quiere más significativo. El alto tribunal indica a través de él una decisión de actuar en determinados asuntos como tribunal constitucional, un rol que hasta ahora venía esquivando. Esa función puede volverse especialmente relevante en la discusión sobre la ley kirchnerista de medios, que toca varios puntos de jerarquía constitucional. Hasta el momento, desde fines del 2009, pese a sus denodados esfuerzos, el gobierno no ha conseguido que se aplique esa ley que hizo aprobar a los restos de aquel Congreso-escribanía que le funcionó durante seis años.

El inicio del Bicentenario, un fasto que encontrará su conclusión y perfeccionamiento en 2016, proyecta por ahora sombras de conflicto y debilidad política, del gobierno y de la oposición; de superficialidades, caprichos, tensiones e inquietantes pesquisas sobre corrupción. La Argentina ha conocido otros momentos de vacilación, crispación y decadencia de los que supo salir con la activa pasión de sus ciudadanos. Hace falta que ese mecanismo de control político esté en marcha y en capacidad de imponer condiciones antes de que las normas para votar y contar los votos el año próximo queden en manos de los pícaros.
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Bicentenario e identidad cultural. Por Graciela Maturo


Estoy convencida del poder convocante de las efemérides, propicias a la reconsideración de la Historia y a la reflexión sobre la identidad de los pueblos. El Bicentenario de la Emancipación, común en estos años a varias naciones hispanoamericanas, nos alcanza en momentos de singular dispersión y crisis mundial, que hace más necesaria la revisión de conceptos trillados y la corrección de prejuicios ideológicos de las dirigencias sobre muchos temas.La Argentina, como lo ha mostrado suficientemente e! revisionismo histórico del siglo XX, protagonizó, a partir de su emancipación, un creciente apartamiento de una parte de sus dirigentes con relación al período colonial. El prejuicio antihispánico de algunos próceres fue sin embargo matizado, como era previsible, por el estudio y el conocimiento de esa etapa, especialmente de sus obras históricas y literarias, que encabezaron autores del siglo XIX como Pedro de Ángelis y Juan María Gutiérrez.


La opción política triunfante luego de las guerras internas que dividieron el país fue, como se sabe, la imitación jurídica del modelo anglosajón instalado en el Norte del continente, y la incorporación de paradigmas y costumbres de naciones europeas que, habiendo sido rivales de la España conquistadora, convirtieron su imagen en un modelo autoritario y medieval, distorsionando su legado humanista.A fines de esa centuria corrían los vientos del modernismo filosófico y artístico que, por curiosa paradoja, preparaban la vuelta de nuestros escritores a las raíces indohispánicas, y el redescubrimiento de leyes, personajes y sucesos por parte de los historiadores. Nadie podrá negar que el Centenario trajo una cierta revaloración de la etapa indiana, con la publicación de obras relevantes y gestos de amistad hacia España. Una cultura no se improvisa por decisiones políticas.En 1810, al producirse en Buenos Aires una manifestación de notables, discutida aún, contra el poder español, los habitantes de este suelo hablaban el idioma del conquistador, y su cultura contenía valores que habían posibilitado, defectuosa pero efectivamente, la mestización. Hasta el nombre de la nueva república era una herencia hispánica, debida a la aplicación de una figura poética —la cualidad del río que de plata tiene el nombre— al argentino reyno, por el poeta y arcediano Martín del Barco Centenera.De esos tiempos de lucha y fundaciones, de avances y asentamientos en complejo proceso, proviene la actual cultura de las provincias y los pueblos, aún cuando ésta haya sido objeto de nuevas colonizaciones. Pero cabe observar que la metrópolis, abierta como toda gran ciudad a los aires y costumbres de cada nueva época, guarda en sus barrios, y su memoria histórica una continuidad profunda con esa cultura troncal a la que damos el nombre de criolla —alterando el sentido estricto de ésta palabra que alude al hijo del colonizador nacido en estas tierras— para designar su condición mestiza.Olvidar la matriz constitutiva indiana como le gustaba llamarla a Alberto Methol Ferré, significa negar también una parte sustancial de nuestro ethos cultural, ignorar el protagonismo de las provincias, la realidad del ambiguamente llamado folklore —al que con nombrarlo en inglés hemos alienado y convertido en especie artística secundaria o de aprendizaje en academias— y una suma de modalidades ya incorporadas a nuestra vida.Me refiero a la poesía y la música tradicional, a la copla, el romance, la décima y la sextina, al cuento tradicional, las danzas rurales, los cultos, las creencias, las comidas, que no quiero nombrar por no caer en fatigoso catálogo, los modos de ensillar, de trabajar el cuero y la plata, los enseres, todo aquello que caracterizó la cultura de la época hispánica, matizado con aportes del paisaje y las gentes originarias con las que se mestizaron los invasores. Parecerá que todo esto es pesado y de museo pero es lo que hallamos vivo, quizás distorsionado por el turismo, al viajar por nuestras provincias, y también por América Latina.La Argentina se ha caracterizado, sin duda, por su distinción europeísta, sus modas inglesas o afrancesadas en el comer o en el vestir, su apertura al libre pensamiento, el liberalismo, las diferentes etapas de la vida intelectual de Occidente. Buenos Aires ha sido vista por las naciones vecinas como la Arenas del Plata, foco de ideas nuevas, sede del progresismo, etc. No tenemos porqué renegar de ello porque también constituye parte de nuestra identidad.Mi concepto de la cultura se halla lejos de concebir una cultura "folklórica" sea esta urbana o rural. Pero se hace cada vez más evidente el desasosiego cultural e incluso político que proviene de no reconocernos en nuestra identidad total, como nación de raíz indohispánica, receptora de un caudal tan valioso como lo forman el humanismo latino, la fe judeocristiana, la lengua castellana, basamento que nutre a todo un subcontinente. Más allá de la parcial destrucción, ese legado dio lugar a una cultura nueva, cuyo perfil de identidad no puede ser desconocido. Asentar ese perfil de identidad, por cierto dinámico y amalgamante, hace necesario el reconocimiento de una etapa que sigue negada u omitida en la educación y la gestión cultural.El indigenismo —sin que esto se entienda como negación de las legítimas aspiraciones de los pueblos originarios— es una filosofía anti-histórica, ajena al impulso fundante de la mestización etno-cultural, y resulta funcional en definitiva a los grandes imperios.En cuanto a la formidable revolución comunicacional creada por los nuevos instrumentos técnicos debería ser puesta al servicio del desarrollo integral de los pueblos, y no ser causa de su alienación, trivialización y división.Pienso que los prejuicios ideológicos que conducen al indigenismo, o aquellos que —en otro extremo— tienden a una globalización sin identidad propia, además de no responder a la realidad sociológica de nuestros pueblos, son desaconsejables en la etapa de la integración subcontinental, el proyecto más valioso e impostergable que hoy convoca a los latinoamericanos.
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El éxito diplomático de Brasil en Irán revela la nueva matriz del poder. Por Jorge Castro


El acuerdo suscripto la semana pasada entre Irán, Brasil y Turquía, por el que la República Islámica acepta colocar bajo supervisión internacional la mayor parte de su material nuclear enriquecido, es casi igual al pactado en octubre del año pasado por el gobierno iraní con los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE. UU, China, Rusia, Gran Bretaña y Francia), más Alemania (G5+1). Pero hay dos diferencias fundamentales: Irán acepta ahora depositar fuera de su territorio -en Turquía, integrante de la OTAN, en donde EE. UU. tiene 10 bases militares- la masa de su stock de uranio enriquecido (58% del total, 1.200kg a 3.5% de enriquecimiento); y acepta recibir en su lugar, un año después, 120kg de material enriquecido a 20%. En el acuerdo de octubre, Teherán exigió y obtuvo que el intercambio se hiciera en forma simultánea, sin esperar un año, y exclusivamente en su territorio. "Brasil y Turquía son países amigos", dijo el gobierno iraní; "y lo más importante del acuerdo es que crea confianza y abre paso a otras instancias de negociación entre Irán y el G5+1", precisó el canciller brasileño Celso Amorim. China apoya el acuerdo; y también lo hacen Francia y Rusia. "Lo acordado es relevante y confirma que la cuestión nuclear iraní debe resolverse a través del diálogo y la negociación", indicó la cancillería china.



Lo logrado por Brasil es un triunfo político de envergadura; y la diplomacia triunfa porque cambió el sistema de poder mundial. El éxito diplomático es una función -variable dependiente- de la transformación experimentada por el sistema de poder internacional en los últimos dos años, en que EE. UU. comparte las decisiones estratégicas con un grupo de países emergentes (China, India y Brasil). Irán percibe que EE. UU. no es ya una "amenaza existencial" para la República Islámica; no sólo porque sus condiciones internas le impiden una nueva intervención militar como la de Irak en 2003, sino porque no ejerce más la unipolaridad hegemónica que tuvo entre 1991 y 2008. Tampoco la política de Brasil con Irán es un desafío diplomático a EE. UU. Es sólo el reconocimiento de que hay una nueva estructura del poder mundial después de la crisis 2008/2009; y que las responsabilidades globales -en primer lugar, el programa nuclear iraní- no pueden ser ya resueltas unilateralmente por EE. UU. Brasil tiene una percepción distinta de la naturaleza del régimen de Teherán. Es un sistema hondamente legítimo, donde críticos y opositores también son islámicos, y se reconocen como parte de la legitimidad revolucionaria de 1979. En él existen múltiples centros de decisión, que se equilibran unos a otros. El acuerdo con Brasil y Turquía es uno de los escasos elementos de consenso y cuenta con el respaldo de todos los factores de poder iraníes. El otro elemento de consenso, más fundamental, es el programa nuclear destinado a adquirir el arma atómica. El origen del programa fue la "amenaza existencial" que Teherán experimentó frente a la campaña relámpago de EE. UU. en Irak, cuando las fuerzas norteamericanas erradicaron en 30 días al régimen de Saddam Hussein, en un despliegue de poderío bélico, eficacia operativa y supremacía tecnológica sin comparación posible. Irak era la primera de las tres erradicaciones previstas para el "Eje del Mal". La decisión de Irán de permitir el enriquecimiento de 58% de su stock de uranio fuera de su territorio implica, en el lenguaje de los hechos, que ha resuelto terminar con su programa de fabricación del arma nuclear. No es el resultado de una tardía vocación pacifista de la República Islámica, sino porque percibe, quizás, que ya no está presente la amenaza estadounidense. "Para pensar lo nuevo, hay que pensar de nuevo", dijo Nietzsche, sin referirse solamente a la política internacional.

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La película que ya todos vimos. Por Andrés Cisneros



Las noticias sobre Malvinas parecen extraídas del archivo polvoriento de algún diario: la semana pasada los isleños advirtieron sobre una eventual invasión argentina; en febrero, la Argentina impuso restricciones a la navegación, y ahora el flamante primer ministro británico aporta sus propias líneas a esta zarzuela cuya remake ya no convoca a nadie. En la teoría del conflicto, algo que debe determinarse es a quién beneficia el aumento de la confrontación. Los británicos ya saben de memoria que si Buenos Aires se encrespa y trata de dificultar la vida de los kelpers, el Foreign Office y la oficina de intereses isleña podrán señalarnos como una sociedad filofascista, que niega los derechos humanos de 3000 civiles amantes de la paz, en flagrante violación del principio universal de la autodeterminación de los pueblos.


En el pasado, varios gobiernos argentinos, que sabían perfectamente que no podemos obligar a los ingleses a negociar soberanía, aprovechaban para escalar temerariamente las amenazas verbales, inútiles frente a la potencia usurpadora pero altamente rentables en las emociones del frente político interno. La exacerbación de esa política, llevada a sus extremos de irresponsabilidad, nos terminó empujando a iniciar una guerra imposible de ganar, con inútil sacrificio de vidas humanas y perjuicio devastador para nuestras posibilidades de que el mundo escuchara la evidente justicia de nuestro reclamo.
La situación no ha cambiado y, por lo tanto, la tentación demagógica, tan presente ayer nomás en el conflicto por Botnia, siempre está allí, seductoramente a la mano. Muchos dirán: ¿se puede hacer algo distinto?
Sí y no. La soberanía no se va a discutir sino hasta que la Argentina vuelva a ser un país poderoso, organizado, respetado y con alianzas internacionales cuyo peso no se pueda ignorar. Hace sesenta años éramos más que Brasil. ¿Por qué no podríamos resurgir otra vez? En pocos años, el Reino Unido procurará repetir en nuestro sector antártico el despojo de 1833 en Malvinas. Para entonces, debiéramos haber levantado a nuestro país de su lamentable presente internacional y cerrado una alianza regional con Brasil, Uruguay y Chile para discutir con el resto del mundo el futuro del entero Atlántico Sur, el espacio más vacío de la geopolítica del siglo XXI. Y dentro de ello, la solución definitiva del caso Malvinas.
Mientras tanto, la muy viable cooperación en materia pesquera y petrolera podría retornarnos a una actitud que la teoría del conflicto identificaría como de construcción de espacios que ayuden a la generación de muy provechosas políticas de entendimiento.
El autor fue secretario de Relaciones Exteriores.


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domingo, 16 de mayo de 2010

Sobre indios e indigenistas. Por Alberto Buela


Ya empezamos mal hablando de indios cuando lo políticamente correcto es hablar de aborígenes, término que viene del sufijo latino ab que indica procedencia, más el sustantivo origo-inis que significa origen, nacimiento. Cuando decimos aborigen nos queremos referir a alguien originario del suelo donde vive.

Aparece aquí la primera contradicción: los indigenistas que se auto titulan con un término del latín como aborigen, en lugar del indio que es mucho más genuino y originario. Nació de un error de Colón.


Ahora bien en el caso de los aborígenes de la Patagonia y de la Pampa argentina no son originarios para nada, eso no es cierto, es una falsedad de toda falsedad. Los que hoy se denominan mapuches son un cuento, son un bluff, lo decimos en inglés porque la oficina política de estos “indios” está en Londres. Ellos llegan a La Pampa a partir de 1770 y eran pehuenches de Ranquil (hoy Chile) y se instalan en pleno cladenar (montes del Caldén) de la Pampa central, llamada también Mamil Mapu (país del monte). Vemos como estos indios son menos originarios que los criollos viejos de la Pampa. Y en la Patagonia, cuando invadieron por esa misma época, mataron a los tehuelches sus verdaderos habitantes originarios.
Sobre este tema se puede consultar el excelente artículo de Fredy Carbano Julio Argentino Roca y la gran mentira mapuche que está en Internet.

Es sabido que hoy día uno de los temas y asuntos más aprovechados políticamente por el progresismo, tanto de izquierda como liberal, es el del indigenismo.

No existe prácticamente ningún gobernante- nacional o provincial- de Nuestra América que no cante loas al mundo precolombino, a los indios, a los autóctonos, a los pueblos originarios.

Ni que decir de los militantes políticos del progresismo y los intelectuales del pensamiento único, el tema está comprado en bloque. Es como si una voz de orden venida del imperialismo yanqui dijera: “Así como para nosotros el único indio que vale es el indio muerto, para Uds. lo único valioso es: que todos sean o se declaren indios”.

Para apoyar este principio de dominación política y cultural nos han vendido, y nuestra intelligensia ha comparado, la teoría del multiculturalismo que hace pedazos la poca unidad nacional que hemos logrado luego de 500 años de existencia. Esta teoría ruin se expresa en el apotegma: la minorías tienen derechos por el sólo hecho de ser minorías, tenga o no algún valor lo suyo.

¿Y la voluntad de las mayorías? Sólo sirve para convalidar en el momento de votar a la élite ilustrada que gobernará para las minorías, llámense grupos concentrados de la economía (Etztain, Grobocopatel, Mildin, Werthein), de la cultura (gays, lesbianas, bisexuales, homosexuales), de la farándula mediática (Leuco, Eliaschev, Sofovich, Gelblung), del pensamiento (Feimann, Forster, Kovadlof, Abraham). Gringos de la peor laya que viven esquilmando a nuestros pueblos bajo la mascarada democrática de servirlos.
Y así como es políticamente correcto criticar a los fumadores y a los cazadores de ciervos, por el contrario, es políticamente incorrecto criticar a cualquiera de las mil variantes del indigenismo americano.

La crítica al indigenismo inmediatamente nos demoniza, porque el indigenismo es un mecanismo más de dominación del imperialismo y como tal funciona. Su verborrea criminaliza a quien se opone. Su lenguaje busca despertar sentimientos primarios a dos puntas: se presentan como víctimas y criminalizan a quienes se le oponen o ponen simplemente reparos.

Lo grave del indigenismo es que en nombre de las falsas razones de origen que dan ellos, nos quitan, al menos a los criollos americanos, nuestro lugar de origen. Y nosotros los criollos bajo la firma de gauchos, huasos, cholos, montuvios, jíbaros, ladinos, gaúchos, borinqueños, charros o llaneros somos lo mejor, el producto más original que dio América al mundo. Ya lo decía Bolivar sobre él mismo: ni tan español ni tan indio.

Es este mundo criollo que dio el barroco americano y que peleó por la independencia y libertad de nuestros pueblos. Este mundo criollo que tuvo sus mejores frutos intelectuales en la universidad de Chuquisaca, llamada La Plata, Charcas y hoy Sucre. ¿O por qué se piensan que Bolivia, así pobre y desmantelada como la vemos, ha sido la que mayor cantidad de pensadores nacionales hispanoamericanos ha dado en el siglo XX? Porque funciona sobre una matriz de pensamiento que tiene medio milenio.

Hace unos días escribió Solíz Rada desde Bolivia un brillante artículo El canciller y las hormigas, donde el canciller de su país afirma: “para nosotros los indios están primero las mariposas y las hormigas y en último lugar está el hombre. A lo que comenta Solíz: Lo inaceptable es separar la preservación de la Madre Tierra de la defensa del género humano. Recuérdese que los nazis también pensaban que judíos y gitanos valían menos que hormigas y bacterias.” Lo postulado por su canciller viene a coincidir con los planes de John Rockefeller III de control de la natalidad de los países del tercer mundo.

El historiador y amigo chileno Pedro Godoy nos dice: “Chile no escapa del plan desmembrador. Modas primermundistas nos contaminan: tatuajes, grafitis, piercing, swingers, punkies… Ahora adquiere fuerza otra: los indigenistas bajo el grito “cada etnia una nación” ¡Inquietante!. Los asesores rubios de esta campaña motorizan, hoy como ayer, la leyenda negra. Aportan así a acentuar nuestra crisis de identidad”

La instrumentación política que está detrás del indigenismo la hace notar muy bien Félix Rodríguez Trelles cuando afirma: “Los mal llamados "originarios" son el brazo de la quinta columna interior. El experimento imperial ha logrado un éxito notable al controlar Bolivia con el cocalero manejado desde atrás por García Linera (el Cohn-Bendit boliviano), y acechan con fuerza en Ecuador (no es casual que a Correa los "originarios" lo ataquen cuando repudia la deuda externa)” (cfr. En Internet su artículo Los pueblos originarios: una operación de pinzas).

Tanto Andrés Solíz Rada como Pedro Godoy, dos hombres de la izquierda nacional suramericana, como Trilles, un hombre del peronismo más genuino, quieren poner el acento y alertarnos sobre la existencia y primacía de la identidad de la comunidad política de origen (aquélla que nos da el Estado-nación al que pertenecemos) y una identidad adquirida o secundaria que es la que cada uno puede darse o crearse por estudio o convicciones (comunidad mapuche, gaucha, alemana, judía o árabe).

Y así todo suma y sigue, y podríamos poner mil ejemplos.

De este indigenismo se desprende la primera mentira mayúscula: la matanza de indios que realizaron los españoles fue de 120 millones según Escarrá Malavé, presidente de la comisión de relaciones exteriores del Congreso de Venezuela, de ahí que Chávez hable equivocadamente de “holocausto aborigen”. De 70 millones, según el sociólogo brasileño Darcy Ribeiro y así siguen los números más inverosímiles. Pero estas cifras son sólo suposiciones artificiosas teñidas por el odio a España y lo español producto de la “leyenda negra” creada por las oficinas políticas de Holanda e Inglaterra.

El filósofo e historiador mejicano José Vasconcelos, nada hispanista, hace constar en su Breve historia de México que no había más de seis millones de indios en todo el norte de América, tesis que años después convalidarían las investigaciones del antropólogo W. Denevan. Mientras que don Angel Rosemblat, profesor de historia de América colonial y nada sospechoso de prohispanismo, estimó una población a la llegada de Colón de trece millones y medio para toda América. La que disminuyó en gran parte no por las matanzas, que ciertamente las hubo, sobre todo en los primeros treinta años de la conquista, pero ni por asomo con la magnitud que se les otorga, sino por las epidemias que los españoles trajeron: gripe, viruela, sífilis, etc.

Angel Rosemblat nació en Polonia en 1902 en el seno de una familia judía y llegó a Buenos Aires a los seis años, realizó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, se perfeccionó en Europa y en 1946 se afincó en Venezuela contratado por ese gran pensador venezolano que fue Mariano Picón Salas, y allí murió en 1984. Este filólogo y antropólogo cultural se destacó por su continuado trabajo de treinta años sobre el tema de la población originaria de América a la llegada de Colón y en un libro memorable que tiene muchas ediciones La población de América en 1492. Viejos y nuevos cálculos, FCE, México, 1967.

Afirma Pierre Chaunu, historiador francés y protestante, el mayor revisionista de la Revolución Francesa junto con Francois Furet, escribe: “La leyenda antihispánica en su versión norteamericana (la europea hace hincapié sobre todo en la Inquisición) ha desempeñado el saludable papel de válvula de escape. La pretendida matanza de los indios por parte de los españoles en el siglo XVI encubrió la matanza norteamericana de la frontera Oeste, que tuvo lugar en el siglo XIX. La América protestante logró librarse de este modo de su crimen lanzándolo de nuevo sobre la América católica. ”

La tenaz y reiterativa acusación de genocidio a los españoles por parte de los indigenistas contrasta con el silencio sobre uno de los episodios más terribles y duraderos, la matanza y explotación de indios y negros por parte de las oligarquías americanas ilustradas luego de la independencia. Así durante casi todo el siglo XIX las oligarquías locales masónicas y liberales bajo régimen de esclavitud hicieron desaparecer pueblos enteros como los charrúas en Uruguay, los mayas en México y varias etnias en el Brasil amazónico.

Nosotros, al no ser antropólogos culturales, sólo conocemos tres trabajos serios sobre el tema en Argentina: a) los de Ernesto Sánchez Ance para el área norte del país. b) el libro del antropólogo Jorge Fernández C., fallecido hace unos años, titulado Historia de los indios ranqueles, Bs.As. Ed. Inst.Nac.Antropología y Pensamiento Americano, 1998, en donde con lujo de detalles desarma el mito de los indios pampas o ranqueles como originarios, sino que llegaron a La Pampa en 1770 corridos de Chile por los españoles y vivieron allí, gracias a la industria sin chimeneas –el malón y el cautivaje - hasta 1879, cuando cae Baigorrita, su último cacique. c) el libro de P. Meinrado Hux: Memorias de un ex cautivo Santiago Avendaño, Bs.As. Ed. Elefante Blanco, 1999. En donde se muestra palmariamente cómo era la tan mentada cultura indígena, con sus sacrificios humanos y el desollar viva a la gente.

Invitamos a los que quieran profundizar, a leer estos trabajos que están al alcance de todos.

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Europa revirtió el pánico pero profundiza el estancamiento. Por Jorge Castro


El euro volvió a caer 24 horas después de que el rescate financiero de un trillón de dólares (U$S 940.000 millones) lanzado por la Comisión Europea y el FMI lo elevara desde un mínimo de 1 euro/1,25 dólar hasta alcanzar 1,31 dólar, para volver al punto de partida y continuar su caída con posterioridad. El jueves 13, después del drástico plan de ajuste español, el euro cayó a 1,259 dólares, al borde del menor nivel histórico. En seis meses, ha perdido 11% de su valor frente a la divisa estadounidense. En tanto, el estancamiento se profundiza en Europa. El PBI regional creció 0,3% en el primer trimestre del año y 0,5% en la zona Euro. España tuvo un crecimiento de 0,1%.


Pero las exportaciones alemanas crecen cada vez más; aumentaron en marzo 10,7%, tras haber crecido 5,1% en febrero. Es el mayor nivel de incremento mensual desde 1992. Y la tendencia se acelera: en marzo treparon 23% año sobre año, con un superávit comercial que alcanzó 16.000 millones de dólares y se sigue expandiendo. La RFA acompaña el auge de sus exportaciones con la profundización de su ajuste fiscal. Tras haber fijado un techo de 0,35% en la relación déficit fiscal/PBI a partir de 2016, el gobierno de Angela Merkel recortó el presupuesto 2010 en 8.200 millones de dólares (6.000 millones de euros). Cuando Standard & Poors rebajó la categoría de la deuda española (28/04/2010), fundamentó su decisión en que la tasa de crecimiento anual hasta 2016 será de sólo 0,7%, un estancamiento estructural de largo plazo. En esas condiciones, la posibilidad de que el ajuste fiscal tenga éxito es escasa o nula. La fórmula de la crisis europea es estancamiento, nula productividad e insolvencia.El paquete de un trillón de dólares revirtió el pánico del 7 y 8 de mayo, pero no la tendencia al estancamiento de largo plazo. Los mercados temieron una crisis de los títulos soberanos de la Eurozona, en primer lugar los de España; y este terror arrastró los valores de los bancos europeos, cuyas acciones perdieron 8,5% en sólo dos días; y los más golpeados fueron los grandes bancos españoles (Santander y BBVA), los más sólidos de la región y entre los 15 principales del mundo.El núcleo del pánico no fue Grecia o Portugal, sino España, que tiene una deuda pública y privada de U$S 735.500 millones (590.000 millones de euros) con los bancos europeos, sobre todo alemanes. Hay una nueva división en Europa, que impulsa una dinámica de ruptura. Ya no está escindida entre el Este poscomunista y el Occidente integrado al sistema mundial. Ahora la fractura se produce entre los países competitivos internacionalmente (RFA, Holanda, Escandinavia) y los periféricos, encabezados por España, incapaces de crecer a través del aumento de la productividad y por esta vía, de las exportaciones. Entre estas dos Europas no hay convergencia, sino divergencia, en primer lugar entre la RFA y España. El pánico terminó porque el Banco Central Europeo compró títulos de los países amenazados y les otorgó así la garantía de la UE y de Alemania. Por eso subieron las acciones y los títulos, pero el euro continuó cayendo. Dice Felipe González (Proyecto Europeo 2030): "El año 2010 puede marcar el comienzo de una nueva etapa para la UE; si no se transforma profundamente. La Unión y sus Estados miembros pueden deslizarse hacia la marginación y convertirse en la península occidental, crecientemente irrelevante, del continente asiático. Europa arriesga cultivar la fragmentación y contemplar la posibilidad de una decadencia absoluta, en un mundo en que las reglas son definidas por aquellos que importan". La crisis del euro revela que Europa como poder mundial ha quedado atrás y que la UE no integra ya el eje de las decisiones internacionales, con EE. UU., China, India y Brasil.
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¿Nace una nueva izquierda? Por Abel Posse


En la laguna melancólica de la izquierda argentina algo encrespa la superficie, un nuevo viento. El creciente poder electoral del movimiento encabezado por Pino Solanas demostró su potencia en el ámbito capitalino y se extiende progresivamente al nacional.
Mucha gente con voluntad de una izquierda liberada de la bóveda del setentismo con sus dudosos sobreviviente pegados al falso izquierdismo kirchnerista, tal vez va encontrando en Solanas Pacheco una repuesta liberada de la hipoteca de la revolucionarios que no fueron capaces de pedir disculpas y de reflexionar por lo de Rucci o por haber pretendido que el elefante justicialista baile Guantanamera. Kirchner los acogió como fingiéndose del mismo palo.


Entró por la de ellos para salirse con la suya, que no es precisamente una salida anticapitalista. Hizo lo que Perón hasta que tuvo que suspender las insolencias ingenuas de Cámpora y de la juventud maravillosa. En el caso actual Kirchner no necesita echarlos de la plaza. O lo hace, acogiéndolos en el presupuesto para que ejecuten sus travesuras ideológicas por canales abiertos.
Solanas tiene un lenguaje político nacionalista y lo expresa con altura y cierta bonhomía de Mujica aristocrático. Defiende los pilares de la nostalgia argentina: petróleo, la minería con límite ecológico, una flota importante para un país insular-exportador, los ferrocarriles como esencial solución para nuestro futuro crecimiento agrícola, la aviación para un país que se va quedando inmovilizado y desunido de sus provincias. Denuncia con enrgía los desastres financieros que hemos sufrido. Arriesga vociferar contra el universo financiero, que es amoralidad pública, pero que es el aceite indispensable de la maquinaria mundial…
Se aleja, con todas estas posiciones de futuro (sin detallar el programa ni vislumbrar las consecuencias) de la necroizquierda del eterno velorio. Un revolucionario de buena familia es el sueño de la clase media argentina. El otro sueño, el de un gobierno renovador, juvenil, sin asedio de metafísica ni culpas, como el que había propuesto Macri, va a tener que seguir pasándole votos a esta nueva izquierda.
Solanas flota en esa irrealidad donde lo. justo y lo honesto prevalece sobre lo eficaz. Pero todo poder, inclusive toda revolución, depende de no subestimar la eficacia. Cuando en octubre de 1917 Lenin entró en el Kremlin se preguntó ¿qué hacer?. La realidad es eso que queda allí, cuando los sueños y las locuras que hacemos por los sueños, se esfumaron.
La izquierda argentina nunca pudo salir de la metafísica o de la pasión de su ética, hacia la realidad. No conoce ni tiene soluciones ni siquiera para el hambre de los pobres. La economía crítica no es la economía productiva, con el compromiso del aquí y del ahora de los pueblos, no el de los ideólogos del bien. No comprende el aparato económico del mundo y seguramente desde sus esquemas no atina a comprender que los jefes del comunismo chino sostengan con sus ahorros el crash financiero norteamericano. No comprendieron lo que ya sabe la izquierda europea: el pilar fundamental de toda sociedad, que para el marxismo era la economía, fue justamente lo que falló en los imperios comunistas tanto como en la Cuba guarachera. China y Rusia se pasaron con todo al bando que había sido el enemigo satánico, el capital, das Kapital. Se pasaron a la eficacia y al capitalismo para poder tener el rédito distribuíble que ni Stalin ni Mao lograron crear. Los pueblos querían a Deng Tsiaoping y a Putin. Los pueblos tiran a burgueses. Solo se vive una vez. Carpe diem. Hasta ahora sólo las sociedades escandinavas lograron desde hace más de medio siglo unir justicia social y eficacia.
¿Sabrá Solanas sintonizarse para dejar atrás la izquierda bobalicona y sentimental y enfocar con crudeza el mundo de “los grandes”? Porque hay un signo del tiempo al que no se puede escapar. Un país de economía menor, como Argentina, pero cuarto productor alimentario mundial, no puede desconocer el signo de este momento del mundo económico y financiero. (Y esto no implica comprender o renunciar a comprender que estemos quizás viviendo una etapa crítica y hasta paroxística del capitalismo mundializado). ¿O lo de Solanas será otra ilusión de infantil izquierdismo sudaca, como aquél montonerismo de cuna parroquial que terminó en tragedia?

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Mensaje de José Mujica a los empleados públicos.


"Todos ustedes son sustituibles", les dijo el presidente José Mujica a los funcionarios de Ancap presentes en la asunción de las nuevas autoridades del ente. Y reclamó el involucramiento de los funcionarios en la reforma del Estado.
El presidente retomó así en público su prédica sobre la necesidad de cambios en la estructura del Estado, que cuenta con 241.500 funcionarios más otros 14.490 empleados entre contratados, pasantes y becarios, según el informe de junio de 2009 de la Oficina Nacional de Servicio Civil (ONSC), últimos datos oficiales relevados.
Mujica no tenía previsto hablar en la ceremonia en Ancap ayer martes, pero el presidente del ente, Raúl Sendic, lo convenció de hacerlo. Entonces el presidente marcó su visión de los funcionarios del Estado y de lo que pretende de ellos.


Les dijo que "no son dueños de la empresa. Esta empresa no es propiedad de ustedes, esto es propiedad del pueblo uruguayo. Nunca pierdan de perspectiva el objetivo".
"Todos ustedes son suplantables, lo que no es suplantable es nuestro pueblo. Ustedes no están para servirse, ustedes están para servir. Y en ese servir realizarse, como hombres, co-mo mujeres", agregó.
Mujica resaltó que no se puede "seguir con un Estado paquidérmico, sin compromiso, inventando festividades pa-ra no laburar".
Añadió que no se puede "seguir con un país que no asume que el progreso es hijo del trabajo humano, y que gastar la vida significa comprometerse con el trabajo".
Luego volvió a dar un mensaje a los estatales: "Pasar seis, siete horas laburando, mirando el reloj", y como preguntándose "cuándo me voy".
Cambios. El discurso de ayer de Mujica fue en línea con aspectos de la reforma del Estado que ha manejado en diferentes ocasiones y a la decisión de que los aumentos de salarios en el sector público incorporen co-mo variables la productividad y la capacitación.
El gobierno trabaja en medidas referidas a esta reforma, muchas de las cuales prevé incluir en el proyecto de ley de presupuesto quinquenal.
Entre los cambios que el Poder Ejecutivo estima poner en funcionamiento en 2011, figura un sistema de concursos para el ingreso al Estado a través de lo que denominó "ventanilla única", equiparación salarial de los nuevos funcionarios que realicen la misma tarea en diferentes organismos y auditorías de gestión en las oficinas públicas.
En un decreto de abril, Mujica dispuso que las renovaciones y los nuevos contratos en el Estado a pasantes y becarios no pueden extenderse más allá del 31 de marzo de 2011, cuando comience a funcionar el nuevo sistema.
El Ministerio de Trabajo, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y la ONSC son los organismos que están elaborando la reforma del Estado, en permanente consulta con el presidente.
El propio Mujica ha dicho que esta reforma no prevé una reducción de la plantilla de estatales, pero sí manejó la idea de redistribuir funcionarios de oficinas superpobladas a reparticiones con menos personal.
Primer mundo. Ayer, Mujica sostuvo que se plantea "el desafío de ser o no ser. Estamos en la puerta, podemos acceder a ser un país del primer mundo", pero aclaró que "nadie nos va a regalar nada", por lo que se necesita "unidad nacional", la que "nos hemos dado el lujo de no cultivar desde hace décadas".
Según el mandatario, "estamos en la puerta, podemos incorporarnos a una franja del mundo sin haber tenido 200 años de acumulación, como la tuvieron otros", aunque "estamos despertando al desarrollo muy tarde", acotó.
Mujica también habló sobre la necesidad de "invertir cada vez más", pese a que en Uruguay "no tenemos ni la costumbre, ni la capacidad de ahorro, ni el sentido empresarial".
"Tenemos que tender la ma-no porque hace 50 años no supimos guardar, ni invertir cuando realmente se podía, y se nos fue como Maracaná", reflexionó.
Mujica recordó que la población de Uruguay (3,3 millones de habitantes) es similar a la de un barrio de San Pablo (Brasil) y recordó que es "el país más envejecido de América Latina". Esto se debe a que hace "mucho tiempo una cobardía atenazó nuestras entrañas; porque queremos tener microondas nos privamos de tener hijos", afirmó.
Añadió que "la pirámide social de este país es cada vez más condenatoria, con menos jóvenes para aportar y más viejos para sostener", ese es "el desafío que tiene el Uruguay hacia delante". Por ello opinó que "no hay otro camino" que aumentar la productividad de las nuevas generaciones, y dijo que esto solo se logrará a través de la educación.
"En el acierto o en el error, digo lo que pienso y espero mucho de las posibilidades que tiene este país", concluyó el presidente.
Mujica: "No se puede seguir con un Estado paquidérmico y más feriado para no laburar".
Agradecimiento a científicos por "no tomársela" del país
"Ningún trabajador aporta más que aquellos que cultivan la ciencia", expresó José Mujica ayer en un encuentro del Gabinete Ministerial de la Innovación, en el que participaron miembros del Sistema Nacional de Investigadores.
El presidente les agradeció a los investigadores, "en nombre de los tantos que ni se dan cuenta de la importancia que tienen", sus tareas y logros que pueden determinar lo que pase en el mediano y el largo plazo.
También les agradeció "por no tomársela (irse) de este país, por no disparar, cuando hay tanta oferta en un mundo más rico, y por comprometerse con el destino de nuestra pequeña nación".
Indicó la necesidad de obtener recursos para los investigadores, una "lucha contra la escasez", que incluye "privarnos de consumir hoy para que, pasado mañana, quienes nos sucedan, tengan posibilidades de vivir mejor".
Dijo que para lograr estos recursos se "necesita un formidable escudo político que esté amparando permanentemente, frente a las otras urgencias que tiene la sociedad".
Hizo hincapié en que "la verdadera libertad es el conocimiento" y éste es la propiedad "más importante".
"Pero para que ella sea posible, hay que tener conciencia política del valor que encierra esa libertad. Y que ella constituye una de las formas no medibles del capital colectivo que tiene una sociedad y un país", acotó.
Para el mandatario, "si no le damos alas a este frente de batalla, nos cercenamos las verdaderas alas de la libertad posible en el marco de este planeta" y el destino del país será "estar sometidos en el sentido más profundo del termino".
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Cómo ganar amigos. Jorge Raventos


El domingo 16 la señora de Kirchner emprendió vuelo oficial hacia España, donde asistirá a la VI Cumbre Unión Europea, América Latina y el Caribe y participará de negociaciones entre la UE y el Mercosur, cuya presidencia pro tempore ella ejerce por unas semanas más.
En rigor, el viaje no parece demasiado coordinado con las acciones de su gobierno. Las restricciones a la importación que ha impuesto (de palabra, como en otras ocasiones) el secretario de Comercio Guillermo Moreno ya provocaron, en vísperas del vuelo de la dama, protestas de los países de la Unión Europea. Y también de los socios del Mercosur, empezando por el mayor, Brasil.


Las tensiones comerciales se agregan a las que Argentina ya mantiene con China (trabas a la importación de zapatos y tubos de acero de la República Popular determinaron, como apenas disimulada represalia de Beijing, el freno total al ingreso a China de aceite de soja; en 2009 Argentina vendió a China casi dos millones de toneladas de ese aceite, por valor de 1,400 millones de dólares).
Desde su privilegiado mirador, el secretario de Comercio, que supo trabar la exportación de carnes con el objetivo (lamentablemente malogrado) de evitar que su precio aumentara en el mercado doméstico, ha ponderado ahora la necesidad de evitar que se vendan en país alimentos y otros productos de origen extranjero “que se producen en la Argentina”. Para eso, no autoriza certificados para el ingreso de alimentos que el país habitualmente importa. Al parecer Moreno cuenta con el respaldo fervoroso del ex presidente Néstor Kirchner y ha sido avalado también por la esposa de éste, que ratificó esa política ante la conducción de la CGT.
¿Habrán evaluado las consecuencias de esas medidas? El gobierno nunca se arredró por el aislamiento internacional y siempre que actuó en ese terreno lo hizo con algún objetivo de política interna. En este caso, a los observadores les cuesta ver cuál puede ser el rédito interno buscado. Argentina exporta alimentos y bebidas por 12.000 millones de dólares al año en productos procesados, e importa por 900 millones, según la COPAL, la entidad que agrupa alas industrias alimentarias. Las importaciones de alimentos no tienen peso suficiente como para incidir decisivamente en los grandes números del comercio exterior, pero las medidas ya impulsadas por Moreno están provocando desabastecimiento en algunos rubros (y no sólo en los que atienden a mercados elitistas).
Los europeos, anoticiados de las restricciones, advirtieron que "tales restricciones, de concretarse, serían incompatibles con la normativa de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y con los compromisos adquiridos por Argentina en el marco del G-20". Exhortaron al gobierno de la señora de Kirchner “a no implementar las medidas anunciadas" y ella volverá a escuchar estas objeciones durante su estadía en España.
En el vecindario sudamericano las quejas no fueron menos audibles. Las medidas conversadas por Moreno afectan a paraguayos y a uruguayos, pero en mayor medida a Brasil. Uruguay colocó en Argentina poco más de 8 millones de dólares en alimentos durante 2009. Brasil, en cambio, colocó en el mismo rubro mercancías por unos 500 millones de dólares.
Las trabas argentinas tienden a fortalecer la corriente m ercosur-escéptica que crece en la burguesía industrial brasilera y que se expresa políticamente en las objeciones sobre el bloque expresadas por José Serra, el candidato presidencial que hasta el momento prevalece en las encuestas. Un mes atrás, Serra definía al Mercosur como “una farsa” y “un obstáculo”. Ahora plantea la necesidad de “flexibilizar el bloque”. Es obvio que las restricciones al comercio alentadas por el gobierno K tienden a confirmar las mayores objeciones del socio brasilero. En ese sentido, la reacción del país vecino se hizo oir a coro. El canciller de Lula, Celso Amorim, instruyó a la embajada de su país en Buenos Aires a manifestar la "preocupación" de su país ante la perspectiva de la aplicación de barreras comerciales. Y la candidata oficialista a la presidencia, Dilma Rousseff, planteó que “una medida tan agresiva como esta contra Brasil tiene que ser respondida y el primer paso es tener una posición firme, muy fuerte". La candidata de Lula Da Silva puntualizó que "por la OMC y por el Mercosur existe la posibilidad de tomar represalias”.
Rodeada por estos socios y por los anfitriones europeos, la señora de Kirchner deberá cargar la mochila de esos antecedentes y parecer creíble ante una agenda que plantea la negociación de un acuerdo de libre comercio "comprensivo y equilibrado" entre el Mercosur y la Unión Europea. Esa negociación se encuentra estancado desde principios de siglo. Con ese antecdente y estas realidades, todo hace suponer que las actuales conversaciones no superarán el nivel de te y simpatía.
El empeñamiento protocolar de la señora de Kirchner y su jerarquía pro tempore en estas reuniones no deberían prestarse a confusión: el país se encuen tra internacionalmente extraviado y enfrentado con actores protagónicos del comercio regional y mundial.
La lógica del gobierno y su discurso apuntan exclusivamente al público interno y a la creación de la atmósfera de la escena final. Las figuras estelares excluyentes del gobierno aspiran a que el epílogo de una gestión que ya supera los seis años no esté signado (como ominosamente sugieren versiones, investigaciones periodísticas y, lo que es más inquietante, pesquisas y medidas judiciales) por escándalos y denuncias sobre negocios venezolanos, remedios adulterados y “capitalismo de amigos”, sino por un relato más benigno, con algunos brochazos épicos y con una red de respaldos que supere el 20 por ciento que hoy le conceden las encuestas. Se trata de objetivos más acotados que los que se planteaban hace algunos meses, cuando hasta muchos de sus rivales creían realista un ciclo kirchnerista de cuatro mandatos. Ahora el realismo se ha vuelto un poco más severo y las quimeras oficiales bastante más resignadas. Por ahora el oficialismo retiene fuerzas suficientes para conseguir que sólo haya procesados en la periferia de sus amistades y que empiece a haberlos entre sus adversarios más importantes. Se verá lo que depara el futuro próximo.
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