La difícil encrucijada del PJ de Córdoba. Por Gonzalo Neidal

(Publicado en La Mañana de Córdoba - Lunes 2 de febrero de 2009)

Los discursos del gobernador que inauguran las sesiones legislativas son plomizos, pesados. Casi nadie les presta atención salvo el pequeño mundo de la política. Y, muchas veces, ni éste.
Es que siempre son protocolares, llenos de promesas que muchas veces no se cumplen y con largos párrafos para relatar las obras que se hicieron durante el período anterior. Lo dicho: un plomo.

Pero esta vez pintaba distinto. Estamos en un año electoral, con un gobierno nacional debilitado por la crisis del campo de hace casi un año. Todos estuvimos atentos a la palabra del gobernador en torno de definiciones respecto del gobierno nacional. Y del campo. Queríamos ver cómo se las arreglaba Juan Schiaretti para sostener fidelidad a dos banderas. Para quedar bien con ambos contendientes, que no sólo lo fueron el año pasado sino que ahora, ya mismo, parecen inminentes sus enfrentamientos, con probables cortes de ruta.

Y Schiaretti se definió: no fue efusivo con el gobierno nacional. Habló de “respeto e independencia”. Fue, en cambio, mucho más amable con el sector agrario, del que dijo “es, fue y será la base del progreso de esta provincia”. Un párrafo fuerte e indubitable en su significado. No sabemos qué habrán pensado los industriales sobre la importancia de su propio rol.
Claro que todos recordamos que Schiaretti obtuvo su gobernación gracias a los votos del interior provincial y que luego, durante el conflicto con el campo, tuvo una actitud que fue muy valorada por los dirigentes del sector.

El nuevo respaldo de Schiaretti al sector nos hace pensar acerca del sesgo que tendrá su campaña electoral que quizá haya comenzado ayer.

De igual modo, el trato frío y distante hacia el gobierno nacional, modos casi protocolares, en otro tiempo nos haría pensar en represalias y venganzas desde Buenos Aires, sobre todo si conocemos el especial temperamento atrabiliario que exhibe el ex presidente Néstor Kirchner. Pero hoy, nadie desde la Casa Rosada ha de reclamarle al gobernador de Córdoba un discurso más cariñoso.
Con vista a las elecciones, la cuestión –en todo caso- será ésta: ¿le resultará creíble al campo la posición de Schiaretti en defensa del sector? ¿O pensarán los votantes rurales que el voto puesto a Schiaretti, de todos modos, será computado por Néstor Kirchner como propio, al momento del escrutinio?

El tono del discurso de Schiaretti nos hace pensar que el gobernador es consciente de que ese y no otro constituye su principal problema en las próximas elecciones. La crisis mundial, el conflicto con el sector agrario, las complicaciones económicas diversas que se vienen pero sobre todo la situación política general, son temas que pugnarán contra cualquier intento de “provincializar” las elecciones. Lo que menos deseará el sector agrario es depositar un voto que, en la noche del escrutinio, los analistas políticos y la propia Casa Rosada pueda computar como de apoyo a Kirchner.

No van a ser pocos los que antes de votar se preguntarán “¿cuál es el candidato de los Kirchner en Córdoba?”, o bien, “¿por quien votarían los Kirchner si sufragaran en Córdoba?”. Y luego de responderse esa pregunta, tomarán distancia de esos candidatos.

Si el tono de la campaña del PJ en Córdoba será la que insinúa el discurso del gobernador ayer en la legislatura (frialdad con los Kirchner, loas al sector agropecuario), cabría preguntarse si con ello le alcanzará para seducir a la gente de campo.

Nos parece que muchos querrán tener certeza de que, si votan por Schiaretti, votan contra Kirchner.

Y eso es algo que le costará mucho demostrar al justicialismo de Córdoba.