lunes, 17 de noviembre de 2008

La gran esperanza negra

Gonzalo NeidalMuchos argentinos están entusiasmados con el muy probable triunfo de Barack Obama en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.
Lo ven como un hombre que pondrá las cosas en su lugar. Que hará que los Estados Unidos –un país agresivo e invasor, con presencia militar en varias regiones del planeta- sea, a partir de ahora, una nación que privilegie la diplomacia por sobre las presiones, la palabra por encima de las armas.Obama nos es mucho más simpático que el candidato republicano, por diversos motivos. Al Partido Republicano se lo asocia siempre con el poder económico norteamericano, con la política exterior agresiva, con el uso de la fuerza, con la pena de muerte y demás postulados conservadores.Los demócratas, en cambio, son la gente que defienden a las minorías, que se ocupa de los derechos sociales de los pobres y que –se piensa- son más respetuosos de la soberanía de los países débiles, con los cuales establece relaciones razonables y equitativas, que excluyen el sometimiento.Ser de piel negra tiene también un significado especial en Estados Unidos. Los negros –aunque no es el caso de Obama, hijo de inmigrantes recientes- nos remiten al esclavismo de los algodonales del Sur en el siglo XIX, a la Guerra de Secesión y a la libertad conseguida para ellos por Abraham Lincoln que es, curiosamente, un remoto antecedente político de los actuales republicanos.En definitiva, se espera que bajo la presidencia de Obama, Estados Unidos dejará de ser el país que se abomina por su política exterior agresiva e intervencionista y ahora será ganado por el equilibrio, la mesura y la moderación, que reemplazará las balas y los misiles por la persuasión.Como en todo enamoramiento, esta visión de Obama incluye algo de auto engaño y de voluntarismo. Aunque cada presidente pueda dar a la política norteamericana su peculiar matiz, su sello personal, un país como Estados Unidos recorre desde hace ya mucho tiempo el carril ineludible que le está asignado a la potencia dominante. No es ocioso recordar que la “maldad” del actual presidente George Bush no fue censurada por el pueblo norteamericano, que le dio su voto de respaldo en 2004, luego de que decidiera la invasión a Irak con el pretexto de las armas de destrucción masiva, que luego se verificó carente de sustento.Más allá de los estilos, formación personal, inserción social y preferencias intelectuales, no debe esperarse una gran diferencia global entre las políticas de uno y otro candidato. Existe, por encima de ambos, una razón de estado que impulsa a los Estados Unidos en la dirección que su condición de potencia dominante le exige.Como sea, la esperanza de Obama está en marcha.Es el cuento de La Cenicienta con protagonista varón.Pero hay una pequeña diferencia: el final aún no está escrito.Todos deseamos que sea feliz.

1 comentario:

Isidoro dijo...

Exelente nota.- Con todo respeto sin querer generar un debate semantico. Pienso que en realidad estamos frente al caso donde un "NEGRO GENERA ESPERANZA".-
Pero no por que sea negro, simplemente porque en todo pais organizado( y EE,UU lo es )democraticamente, cada vez que que se genera un cambio de gobierno por la voluntad de sus ciudadanos bien informados, con responsabilidad individual, y en libertad, se genera un clima de nuevas esperanzas.-
Un caso de "NEGRA ESPERANZA"(lease desespernaza) fué lo que generó la reelección de Nestor K, a traves de su incompetente esposa, que con su torpe gestión nos muestra la cada vez más "negra realidad".-
En cuanto a la sorpresa de que un negro(hijo de inmigrantes) llegara a presidente en EE.UU, es algo que con la evolución permanente de ese pais(por algo lideran el mundo desde hace casi un siglo)era de esperar que en cualquier momento sucediera.-
Lo que si seria una gran sorpresa,es que el hijo de un inmigrante turco fuera elegido presidente de Alemania.- Más asombroso aún es que un día llegue a presidente de Argentina un colla ó un toba.-
Con el respeto de siempre.-
Isidoro