jueves, 26 de febrero de 2009

CONTRICCIÓN. Por Isidoro Nelzo Gonzalez

Quienes no estan preparados para escuchar tienen la recompensa de no
enterarse de nada" .
Pensamiento Quechua

Los K no solo agravian y ofenden a nuestro pais sino que arremeten contra la Constitución Nacional.- Además lo más dramático es que muchos confunden gobierno con nación y comienzan a desgastar el respeto y el amor que debemos obligatoriamente tener por nuestra Argentina.-
Estamos en una emergencia nacional por falta de institucionalidad.-
Nuestras verdaderas potencialidades están intactas, lo que se erosiona es el fervor y la voluntad.-
Esto ultimo no es culpa del gobierno. Al contrario el pésimo gobierno que nos agobia es culpa nuestra.-
Hay que volver a conquistar la patria y enamorandose otra vez de ella.-
Los K con corrupción nos llevan al desastre.-
Este inepto y deshonesto gobierno que padece raquitismo ético, infecta los espiritus, tuerce conductas, atrofia la confianza y hace desaparecer la fe como nación.-
En definitiva implantaron un sistema que "perfecciona las imperfecciones".-
Pero si los K violentaran su naturaleza y gobernaran sin corrupción, nos llevarian lo mismo al fracaso porque eligieron el camino equivocado.-
Hoy padecemos un gobierno de facto que promociona un populismo de corte autoritario que crece al amparo de legisladores genuflexos, un claudicante poder judicial y lo más grave una mayoria contemplativa sin reflejos ciudadanos que, se autoningunea para evitar la indelegable responsabilidad de ser factores de cambio.-
El criterio totalitario adoptado para gobernar viola no solo el fraccionamiento constitucional del poder del gobierno en el plano horizontal ( ejecutivo, legislativo y judicial) sino tambien en el plano vertical (gobierno nacional y gobierno provincial).-
Todos estos elementos suponen la pérdida de los cauces diseñados por la Constitución
Nacional.- Implicando un desgraciado recorrido hacia la desvirtuación del espiritu republicano.-
El camino corrector lo tenemos que hacer nosotros. Debemos elegir la ruta adecuada.-
Hoy cada vez tenemos más leyes, pero cada día estamos más vacíos de legalidad y lo peor carentes de legitimidad.-
El argentino se acostumbró tanto a la decepción, que cuando aparece una luz esperanzadora la considera sospechosa.-
Debemos por comenzar celebrando el supremo capital de ser argentinos.-
Hay que hacer una convocatoria a la transparencia, hablando el idioma de la cordura y la armonía.-
Debemos imponernos la revalorización de la familia, que el maestro vuelva a ser nuestro maestro, que la policia vuelva a ser nuestra policia, que las fuerzas armadas sean nuestras fuerzas armadas, que la iglesia sea nuestra iglesia ( respetando otras creencias ).-
Si no ajustamos nuestra escala de valores y nos decidimos a vivir en consecuencia, los K como todo lo indica en algún momento desapareceran pero nosotros seguiremos siendo el nido donde se fertiliza "el huevo de la serpiente".-
Libertad, democracia y república, son valores innegociables que siempre deben estar presentes cuando tengamos que definir las acciones que la dinámica de los acontecimientos exigan.-
Todos hablan de la crisis. Las causas según quien opine, son politicas, o sociales, o economicas o una mezcla de todas ellas.-
Las imperfecciones politicas, económicas y sociales que, se sinergizan negativamente entre ellas, potenciando su maligna contaminación solo son hijas bastardas de la degradación de valores. Degradación a la que lamentablemente por acción, omisión o distracción, a casi todos nos toca una cuota de responsabilidad.-
Tenemos una hipoteca moral con nuestra patria que es obligatorio levantar.-
"No esperemos tiempos mejores, hagamoslos mejores" .-
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lunes, 23 de febrero de 2009

Los avisos de Reutemann. Por Jorge Raventos

La renuncia de Carlos Reutemann y Roxana Latorre al bloque oficialista de senadores sorprendió a la familia Kirchner como un relámpago en cielo estrellado. La arrogancia y los delirios de poder a menudo nublan el análisis: por ese fenómeno suele afirmarse que Dios ciega a quien quiere perder.
No puede decirse que Reutemann no haya avisado. A fines de enero, cuando observó que desde Olivos se montaba una operación destinada a sugerir que él se había convertido en una especie de marioneta oficialista, un alfil en el ajedrez de Néstor Kirchner, disparó una salva de anuncio: "Hoy no se puede salir a hablar del Frente para la Victoria en el interior santafesino. Ahora, si hablamos del Partido Justicialista, éste preserva un piso histórico del 28 al 30 por ciento del electorado. La cuestión es quién suma el otro 15 por ciento que se necesita para ganar con comodidad". Entonces señalamos en esta columna que el Lole " anticipa que no piensa competir bajo el emblema kirchnerista del Frente para la Victoria y amenaza con abstenerse de participar si pretenden condicionarlo desde Buenos Aires" .
Las operaciones de Néstor Kirchner no cesaron y, en vísperas de una nueva batalla del gobierno central contra el campo, Reutemann consumó lo que había insinuado con mucha claridad tres semanas antes, se apartó del bloque kirchnerista e hizo rancho aparte, con su divisa provincialista. "Yo me voy del bloque kirchnerista porque yo represento al pueblo de Santa Fe, ando por los pueblos, charlo con la gente y todos me dicen lo mismo, me piden que luche para sacarlos de l dramática situación en que están, porque están muy mal", resumió el senador. Su actitud golpeó fuertemente al oficialismo, porque Reutemann es uno de los políticos con mejor imagen en el país y la señal de su dimisión aceleró el proceso de deserciones que ya se observaba en el kirchnerismo. Rápidamente dijeron adiós los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero, mientras varios otros están sacándole punta al lápiz. Con aire decepcionado, el ex jefe de gabinete Alberto Fernández (uno de los que inauguró la fuga, aunque siga reivindicándose leal al matrimonio presidencial) admitió que el éxodo "como todo proceso es colectivo" y agregó que "lo ideal sería que nos preguntáramos por qué nos está pasando esto. Yo me lo pregunto. Y creo que estamos equivocando cosas". Cuando registra estas vacilaciones, Kirchner evoca aquella célebre frase de su reciente aliado, Aldo Rico - "La duda es una jactancia de los intelectuales"- y sigue la marcha, sin detenerse: él tiene más de Macbeth que de Hamlet. Así, alardeó ante un micrófono suburbano: "Nosotros avanzamos con Agustín". Se refería al jefe de los diputados oficialistas, el santafesino Agustín Rossi, que desafía a Reutemann en el justicialismo de la provincia para agenciarse el primer puesto en la lista de diputados del PJ en el distrito. Para Reutemann la presencia de Rossi en la boleta equivale al suicidio político, en una provincia donde el kirchnerismo se ha transformado en mala palabra.
Así, si Kirchner quiere aparecer asociado a una eventual victoria de Reutemann y el justicialismo en Santa Fé, se ve forzado a aceptar las condiciones del Lole, tragar amargo y escupir dulce y sacrificar a Rossi. Si hace esto (aun compensando a Rossi con un cargo en el gabinete de su esposa) la señal será leída en el peronismo y fuera de él como una nueva muestra de debilitamiento y como impotencia o desinterés en la defensa de la propia tropa: Rossi ha sido un soldado leal de Olivos y consiguió atravesar situaciones exigentes sin sufrir derrotas en la Cámara baja.

"Si esto sigue así, no hay octubre"
Por una o por otra razón (quizás más por la primera que por la segunda) es probable que Kirchner se incline en primera instancia por enfrentar a Reutemann y amenazarlo con la venganza: autorizará para eso una lista del Frente por la Victoria encabezada por Rossi que podría quitarle a Reutemann una cantidad de votos suficiente para condenarlo a una derrota frente al candidato a senador del socialismo santafesino, Ruben Giustiniani. Se trata, en principio de una estrategia de presión, basada en la ilusión de quebrar la hermética intransigencia de Lole. Llevada hasta sus últimas consecuencias, seguro provocaría la derrota del PJ en Santa Fé y actuaría como un bumerán para el propio Kirchner, pero éste –alentado por algunos asesores del sedicente progresismo - prefiere interpretar esa eventualidad de otra manera. Considera que si con aquella estrategia se diera en Santa Fé una victoria del socialismo de Hermes Binner sobre un peronismo santafesino alzado contra el poder central tras el liderazgo de Reutemann, se evidenciaría que el matrimonio presidencial retiene capacidad de castigo y daño: el Lole quedaría eliminado como eventual candidato presidencial poskirchnerista del PJ. Además, provocaría una competencia fuerte y eventuales tensiones en el campo de los adversarios: Elisa Carrió tendría que pujar por la candidatura del frente opositor no-peronista con un Binner victorioso.
Ante esas presiones, Reutemann –a quien la pulseada con Kirchner parece haberlo dotado de una elocuencia desconocida- contestó con brutal franqueza. Primero recordó que él no tiene aún decidido participar electoralmente en las elecciones parlamentarias de octubre. En suma: Lole avisa que no será candidato del oficialista Frente por la Victoria y que tampoco será candidato para someterse a una celada urdida desde Olivos contra el justicialismo de Santa Fé. Pero además, evadiéndose del hipnotismo que el calendario electoral ejerce sobre buena parte de los políticos, señaló el dramatismo de la situación económico-social: "El problema es tan grave, que cuando me hablan de octubre, si esto sigue así no sé si hay octubre...".
En verdad, basta ver el comportamiento del kirchnerismo ante las organizaciones del campo para comprender que desde Olivos se trabaja, antes que en la búsqueda de una solución, en la promoción de una nueva batalla en la que aspira a tomarse revancha por la derrota sufrida en 2008. Después de que la Mesa de Enlace agropecuaria detuvo una medida de fuerza atendiendo a una solicitud pública de la señora de Kirchner, la Casa Rosada demoró una convocatoria oficial al diálogo y, cuando la produjo, quitó del escenario a la presidente y hasta al Jefe de Gabinete (que, así fuese formalmente, le hubiera otorgado mayor jerarquía al encuentro) para destinar como interlocutora a la ministra de la Producción, Deborah Giorgi. Paralelamente, probablemente con la intención de, como dictaminó Reutemann desde Santa Fé, "dinamitar la Mesa de Enlace", el gobierno deslizó primero a la prensa y luego informó oficialmente que durante tres semanas se habían registrado negociaciones secretas con el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti. Tanto la flagrante ruptura del pacto de discreción como el hecho de que ni siquiera bajo la sombrilla de una conversación secreta el gobierno quiere cambiar ideas sobre el crucial tema de las retenciones son señales de que el diálogo que pretende el gobierno es puro jarabe de pico, una mera operación de desgaste.
Una vez más, la arrogancia nubla la visión; Dios ciega a quienes quiere perder. El oficialismo está alimentando la furia que reina en todo el interior ligado a las economías agroindustriales, mientras crecen otros focos de protesta en ciudades y pueblos, sea por los salarios, sea por las suspensiones y despidos de una economía que da evidentes muestras de paráte (60 por ciento de caída de la siderurgia de enero 2008 a enero 2009), sea por la inseguridad, sea por el aumento de las tarifas de servicios públicos. La agenda social se vuelve acuciante y la agenda electoral muestra a un oficialismo en paulatina centrifugación. Hasta octubre todavía faltan ocho largos, calientes meses: una eternidad.
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Parque de diversiones. Por Jorge Asís.

Cada vez que Reutemann se proyecta termina, invariablemente, en el sanatorio.Cuando no es el colon irritable -vulnerabilidad que lo hermana espiritualmente con Kirchner- es un aneurisma intestinal. En general, somatiza la lucha por la retaguardia.“Somatizo por el c…” cuentan que le confió Reutemann, según nuestras fuentes, a Maronna, el destacado periodista de Rosario que compone pacientemente su biografía. Hasta hoy, relativamente autorizada.

La somatización de Reutemann contrasta con la erotización de la lucha que caracteriza a la señora Carrió, la buena amiga de Reutemann que comparte la rivalidad con Binner.Porque Carrió confesó, en el Suplemento Enfoques, que “la lucha la erotiza”.Como Carrió lucha frontalmente contra Kirchner, significa que es Kirchner, precisamente, quien erotiza a la líder inapelable de la oposición. Entonces Kirchner despunta, de acuerdo a la teoría esgrimida por Carrió, como el involuntario objetivo erótico. De manera, al menos que se sepa, ampliamente unilateral. Sin atisbos de reciprocidad.
Primeras damas
Las somatizaciones de Reutemann, siempre ortodoxas en la biografía inédita de Maronna, dictan su presencia dolorosa cuando ”va por más”, e intensifica la lucha por el poder. En cuanto se moviliza con propósitos de elevación, Reutemann debe internarse.Los que se jactan de conocer al político menos penetrable, consideran que es el mismo Reutemann el que emerge, con una legión de fantasmas interiores, como su máxima traba. Exclusiva y fundamental. Funciona entonces con la dinámica del obturante interno. Reutemann es su propio contenedor. Cae entonces en una autohostigación que acota el significado de sus proyecciones. Hasta retenerlo.Sin embargo, los optimistas se inclinan en la actualidad por aceptar que Reutemann ya superó la problemática dramáticamente planteada. Porque hoy recibe, además de la fuerza, los efectos recuperatorios de la ambición saludable de su segunda mujer. La señora Verónica, según nuestras fuentes, dinamitó la totalidad de sus fantasmas interiores, al extremo de imaginarse razonablemente como próxima primera dama. Fantasía envidiable que debería atormentar, con fundamentos similares, a la señora Malala (de Macri). A la señora María Helena (de Solá). O a la señora Karina de Scioli, la titular de la rama femenina de la Línea Aire y Sol.Damas encantadoras que, acaso a pesar de ellas, comparten las perspectivas de la banda presidencial para el hombre al que acompañan. Quizás para perfeccionar, en algún caso próximo a la patología, si es que prosigue la onda argentina del cesarismo conyugal, la experiencia fracasada de La Elegida. La cual se lamenta insólitamente por los diarios porque El Elegidor nunca le regaló nada. Como si, con el regalo de la presidencia de la república, no hubiera sido suficiente.
Nivelador de arrastre
Pero Reutemann, con la proyección presidencial que lo condujo hacia el último sanatorio, emergió como el nivelador de la política nacional.Así se imponga el renacimiento de sus trabas, y por los fantasmas demenciales no concrete - a más tardar en el 2011- el sinuoso objetivo de ser el candidato presidencial, con el mero amague Reutemann le produjo, al kirchnerismo que venía descascarado, un golpe políticamente devastador. Puso, en la evidencia del primer plano, la inviable fragilidad que arrastran. Y que ya no puede simularse tan solo con la ampulosidad de las presentaciones escenográficas donde La Elegida se desgasta en trascendentes consejos prácticos a la humanidad.Porque Reutemann marca el nivel. Como aquella legendaria publicidad de los cigarrillos LM. Aunque, con el simple amague, no sólo marca el nivel que el imaginario le atribuye. Emerge como una máquina niveladora del arrastre de los otros. Es decir, nivela las aspiraciones de los demás.A través del copamiento del escenario, Reutemann muestra cual es el peso real que registra cada uno de los aventureros que pretenden destacarse en “la hoguera de las vanidades” de Tom Wolfe. O en el permanente Parque de Diversiones de la Argentina. Aplaca a algunos y estimula a otros. Interpone una zaranda necesaria en el panorama político que venía signado por la monotonía y la insustancialidad.
Kirchnerismo vegetal
En célebre carta al tío Plinio, se insinuó en el Portal que Reutemann es Cobos IV. El cuarto y último de la dinastía de los Cobos. Vaya el aporte conceptual para el Parque de Diversiones.Después de Cobos I, el fundador de la dinastía, surgió Alberto Fernández, el Cobos II. Después Felipe Solá, el Cobos III.El prólogo sirve para explicar que de ningún modo Romero puede ser el Cobos V.En realidad Randazzo, ministro del Interior de La Elegida, tuvo razón. Al menos por una vez. Romero no se fue del kirchnerismo porque nunca estuvo adentro.Significa aceptar que Romero nada tuvo en común con Kirchner. Aunque tampoco, cabe consignarlo, Romero se excedió en el arrojo para confrontarlo. Sobre todo cuando Kirchner exhibía la imagen inalterablemente artificial de la fortaleza.La excursión de Reutemann, hacia el penúltimo sanatorio, produjo perceptibles desplazamientos en el Parque de Diversiones. Nadie se encuentra preparado, entre las vueltas del carrousel, para que el kirchnerismo se esfume repentinamente. Es necesario que dure, así sea con respirador, un poco más. Pero el presente signado por la intrascendencia y la debilidad legitima el temor. Brotan los peores desatinos conjeturales.Conste que enumerar a los disidentes del Parque de Diversiones ya tienta a evocar aquella genialidad de Macedonio Fernández. La que alude a los ausentes de determinada fiesta.“En aquella fiesta había tantos ausentes que, si llegaba a faltar otro más, no tenía sitio”.En versión macedoniana, casi no queda sitio para acomodar honrosamente a la formidable legión de flamantes disidentes que pretenden incorporarse al carrousel de la confrontación. El desafío consiste, en adelante, en identificar a los leales que persisten. Sobre todo si se trata de aquellos que tienen algo para perder. Por ejemplo los minigobernadores del conurbano bonaerense. Ellos son los que sostienen realmente en pie las imposturas prepotentes del kirchnerismo vegetal. O determinados gobernadores que se muestran, cada día, menos entusiastas. Son los que piden generalmente clemencia, desde la confidencialidad del off the record. Pero sin deslizarse por el boludómetro circular, con la sagacidad del inocente señor Biolcatti, quien se llevó -confidencialmente- la totalidad de muñequitos y medallas.
Se explica entonces que, quienes salen a sostener las imposturas, hoy sean los funcionarios que nada tienen para perder. En este aspecto, resulta algo más respetable Fernando Braga Menéndez. Porque en sus defensas frontales pone en la mesa, al menos, el prestigio de una empresa de publicidad, la que tal vez tendrá pronto que cambiar de rubro, o radicarse, para siempre, en Beijing. El único capital que les queda, a los restantes kirchneristas que persisten, es una noción folklórica de la lealtad. La certeza de acompañar a los jefes hasta la antesala del cementerio. A lo sumo, hasta el Requiem.
Por los chicos
En principio Reutemann desubica, en el Parque de Diversiones, a los disidentes de la primera hora. Son los que experimentan que la política, en la Argentina, mantiene los mismos códigos de los bailongos de barrio. El hecho de llegar temprano no garantiza ningún éxito en materia de seducción y lucimiento.A las cuatro de la madrugada, en el Parque de Diversiones, poco importa quien es el que llegó antes o después, para la ceremonia colectiva de arrojarles dardos degradantes a los Kirchner. Es una cuestión académica.Uno de los primeros afectados por la vacilación presidencial de Reutemann fue Felipe Solá. Justamente es el que arma, al respecto, una tendenciosa argumentación. Dijo, siempre al Suplemento Enfoques:“En mi proyecto no quiero disidentes de Kirchner de la primera hora”.Un acierto, porque los eventuales disidentes de la primera hora, los que le arrojaron de entrada dardos a los Kirchner, aunque eran bastante pocos, estaban, ante todo, también en contra de Solá. Porque Solá se lucía entonces al lado de Kirchner. Como tantos gobernadores pragmáticos que necesitaban pagar los sueldos y que no les estallara la provincia. Los que se quedaban con Kirchner con la misma argumentación de aquellos hastiados que no se deciden a abandonar al cónyuge. Aunque no lo soporten. Los que argumentan que se quedan por los chicos, equivalen a aquellos que se quedaban, y aún permanecen, con Kirchner. Por los sueldos.
El incendio y las vísperas
Sin embargo, los peronistas disidentes, los que se quedaron afuera del reparto endemoniado del kirchnerismo, ya lo perdonaron, en bloque, a Solá. Porque hoy no tienen otra alternativa que arrimarse hacia la ventanilla que Solá les abrió. Junto al Niño Macri y el Caudillo De Narváez. Para transformarse en los animadores armónicos del Terceto más selecto que se tenga memoria. La vanguardia que marca el intenso síntoma de superación sociocultural del peronismo. Aquel movimiento que se imaginaba como representante hegemónico de los descamisados.Ocurre que los tres privilegiados portan marcas indeleblemente identificatorias, culturalmente comunes. En principio, los tres, según nuestras fuentes, son venerables socios del Jockey Club. Se encuentran en magistrales condiciones de saborear las yemitas quemadas del postre, y de saludar respetables aristócratas como Bruno Quintana, o los Yofre. O al noble González Oro.Finalmente el peronismo, medio siglo después, fue socialmente aceptado. Para serlo, la calificada clase alta debió atravesar un fantástico período de decadencia que reclama por un artesano de la sociología rápida que pueda tratarla, al menos como tema, para proponérselo a Avelutto en Sudamericana. Aquel ”incendio y las vísperas” que magistralmente relatara la señora Beatriz Guido, la novelista hoy torpemente olvidada, quedó para siempre, y felizmente, atrás. Porque el peronismo ahora acepta ser conducido por los compañeros venerables del Jockey Club, institución que, en su evolución, los digiere.Aparte, los tres baluartes residen en Palermo Chico. Lo cual también proporciona un cierto anclaje de identificación básicamente barrial. Tercero y fundamental, los tres son adictos, según nuestras fuentes, a los palitos del sushi. Y frecuentan los rolls de Osaka.
Para concentrar la perversidad del tercer capítulo del “Keynesianismo electoral”, debe regresarse a los efectos que promueven las internaciones ortodoxas de Reutemann. Con la máquina niveladora de arrastre. Similar a la maquinaria agrícola que ya nadie más compra. Por el parate extraordinario derivado del conflicto con el campo. Litigio que se llevó puesto al kirchnerismo, como si fuera una bufanda.Aparte de desplazar a Solá, del centro de la atención (quien acaparaba los medios y se los ponía encima por decisión editorial de Clarín), la niveladora de Reutemann alcanzó a desvalorizar a los otros dos referentes que van a vertebrar próximos capítulos. De la Sota y Rodríguez Saa. Ambos son presidenciables que se destacan por su consolidada resistencia al virus del kirchnerismo.De la Sota, en primer lugar, lo cuestiona frontalmente a Kirchner desde que dejó el pragmatismo de la gobernación y los sueldos. Pero sobre todo la niveladora de Reutemann colocó, en su justo lugar, al irreconocido artista plástico Alberto Rodriguez Saa. Un contemporáneo de Bertani, Lezcano, Marta Minujín e Iris Speroni. Gobernador, por si no bastara, del Estado Libre Asociado de San Luis.Solía lucirse, el Alberto, como el principal opositor de peso. Pero porque tenía algo para perder. Ponía el territorio, sembrado de la gloria del ”wi fi”. Igualmente el Alberto debería ser rescatado porque se resistió a la tentación del pragmatismo. De todos modos, tallaba como un pesado porque se encontraba solo en el escenario de la confrontación delirantemente peronista. En nombre, para colmo, del peronismo extraño que le costaba explicar a una sociedad desinteresada de antiguallas semejantes. Con maneras que culturalmente no podía imponer en la provincia de Buenos Aires. Mercadería, la del Alberto, que no entra. Como tampoco penetra en el mercado la mercadería mejor envuelta de De la Sota.La irrupción de Reutemann los desplaza, al Alberto y a De la Sota, al lugar más accesorio en la vitrina. Deben compartir, en adelante, la vitrina, con otros dirigentes como Puerta, o Duhalde. O Romero. Con quien De la Sota coincide en la misma precipitación equivocada. La de calificarlo a Kirchner de stalinista. Un requiebro inmerecido que en el fondo incita a ensayar, en lo posible pronto, algún desagravio merecido al inimitable asesino de verdad. Al auténtico padre de los pueblos, faro eterno de la gloriosa Unión Soviética, colosal vanguardia de la humanidad revolucionaria.

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jueves, 19 de febrero de 2009

La inseguridad que no cesa. Por Claudio Chaves


Vigilante, policía, batidor, cobani, gorra, yuta son algunos de los muchos adjetivos “descalificativos” utilizados por el hampa para hundir en el oprobio a las fuerzas del orden. Por extensión, los vocablos se han popularizado y vastos sectores sociales, sin arte ni parte, los usan con la misma intencionalidad, por moda, gracia, prestigio o estupidez.
¿Hay algo peor que estas palabras al momento de ofender a una persona?
Verdaderamente, no muchas.
La Policía se ha ganado un lugar en el imaginario de la gente. No hace falta enumerar la larga lista de desaguisados, robos, coimas y corrupción que existe en las distintas fuerzas policiales. Pero ¿acaso es esta la razón por la que se ofende a la policía? ¿Es por su degradación profesional que un sector de la sociedad anatematiza vociferando los malditos vocablos?


¿Cuándo un joven, o quien fuere, le dice a otro “gorra” le está diciendo corrupto, coimero? ¿O lo que le señala es su condición de alcahuete porque defiende la ley? Con la mano en el corazón cuando alguien utiliza estos vocablos para agredir, no lo hace por los defectos de la fuerza sino por sus virtudes. He aquí el problema.
Por lo defectos la policía se descalifica sola. Por sus virtudes lo hace un sector de la sociedad. ¡Así vamos!
Veremos si el vil asesinato de un policía de ley como fue el Suboficial Garrido es capaz de cambiar esta costumbre.

LIMITES DEL KIRCHNERISMO

Esta argumentación al paso construida en el mundo del hampa cuenta con relatores ideológicos que han elaborado un cuerpo de doctrina que justifica el delito como una salida (¿válida?) ante las injusticias flagrantes del sistema capitalista. De esta forma los delincuentes serían sujetos de la historia y agentes revulsivos del cambio. Cantantes, intelectuales, dirigentes barriales y almas “piadosas” hacen de los delincuentes comunes, mártires de la libertad.
Este conjunto que podemos señalar genéricamente como los progresistas son los que con sus argumentos lábiles pero efectistas impiden hoy la lucha abierta y sin culpas contra la delincuencia.
Hay, también, argumentaciones menos jactanciosas como la de los garantistas que lucen un firmamento de ideas que engalanan su mundo de buenas intenciones. Zaffaroni es uno de ellos. En una nota que le hiciera La Nación el 18/2/09 desgrana una novedosa teoría acerca de estos temas. “Frente a la inseguridad creada en el mundo por el retroceso del Estado de Bienestar. ¿Cómo se compensa esta sensación? Mostrando que la principal amenaza que hay es el delito común” (sic)
Con este argumento para Zaffaroni el delincuente pasaría a ser un chivo expiatorio de una situación que le es ajena y que nos habla de la injusticia del capitalismo. En síntesis el delincuente es una víctima de una persecución magnificada frente a lo irremediable del modelo.
Remata su arquitectura mental con la siguiente afirmación:
“Uno no va a excarcelar a un violador múltiple, a un homicida. Se excarcela a un chorrito. ¿Qué ganás con tenerlo adentro?
¿Puede haber disparate mayor de un miembro de la Corte?
En este colectivo contamos, así mismo, con la benemérita Argibay Molina. Más lanzada y locuaz. Si se quiere más atrevida. Frente al célebre violador de Recoleta y cuando se había construido su identikit por declaraciones de las damnificadas y expuesto su rostro en los comercios de la zona, puso el grito en el cielo porque se estaba linchando a alguien sin juzgarlo. Y hoy frente al asesinato del agente Garrido en San Isidro les pide a los vecinos un poco de tolerancia (Radio Mitre)
Es cierto que el clima de garantismo bobo que alentó el kirchnerismo desde el poder ya no existe. Tampoco está en la naturaleza del gobierno la solución del problema. Verdaderamente no saben que hacer.
Los sectores progresistas que lo rodearon han comenzado a alejarse. El viraje a la derecha luego de la derrota del campo se hace a la desbandada. O mejor dicho a la bartola. Deja hilachas en el camino. Cabe al kirchnerismo la vívida imagen creada por Sarmiento en el Facundo. Andaba el Caudillo, solo, por la travesía, un desierto entre San Luis y San Juan, cuando de pronto oyó, a lo lejos, bramar a un tigre. Apuró su marcha. El bramido ácido y lacerante se acercaba implacablemente. Comenzó a desprenderse de lo que cargaba a sus espaldas, montura, parte de su indumentaria. En fin todo aquello que dificultaba la carrera. Finalmente semidesnudo vio a lo lejos un algarrobo. Fue hacia él. Trepó. Desde lo alto y moviéndose peligrosamente al compás de la copa observó durante horas como lo acechaba la fiera. Así se encuentra el kichnerismo.
Sin embargo, aún en peligro, no deja de hacer macanas y cometer gruesos errores que acarrearán grandes males.
Ocurrido el asesinato del Suboficial Garrido, un excelente policía, del cual la sociedad y la institución se sienten orgullosos. Kirchner habló.
Justo cuando esta fuerza mostraba su mejor cara. Un hombre amante de la profesión, generoso con los chicos de la calle, atento con los vecinos, responsable de su labor y enamorado de su trabajo. Digo, cuando la institución exhibía con orgullo a uno de sus hombres salvajemente ultimado por delincuentes, ese mismo día el Presidente del PJ (trucho) golpea una vez más a la policía. Se ensaña con ella. Le exige a Scioli que purifique el arma. ¿Era ese el momento de dirigir la mirada a la “maldita policía”? ¿Se puede ser tan ignorante y torpe en el accionar? No, de ninguna manera. Kirchner sabe lo que hace. Y lo hace cruelmente.
Es que para este salvaje la Policía no puede quedar ante la sociedad con la imagen de Garrido. Hay que opacar, enturbiar, ennegrecer, ensuciar.
Como aspira a ser diputado por la Provincia se pone a opinar sobre seguridad, tema del que jamás habló por sus antiguos vínculos con el progresismo.
Como pretende seguir cautivándolos en vez de señalar a los delincuentes como los responsables de la inseguridad tuerce el foco y apunta a la Policía. Ahí está el problema. En la Policía. Y como la policía tiene mala prensa como hemos dicho al principio. Todo le sale fácil. Veremos si el pueblo lo acompaña en este nuevo delirio.


A LA DELINCUENCIA SE LA DERROTA COMBATIENDO


Todo lo que se ha hecho en los últimos años sobre este intríngulis ha sido ir a la zaga de los acontecimientos. Hemos tenido políticas defensivas frente a bandidos cuyo accionar es absolutamente ofensivo. La policía sabe o puede averiguar fácilmente donde se encuentran las principales cuevas de los malhechores. Pues hay que hacer con ellos lo que el General Roca recomendaba hace ya muchos años en su lucha contra el indio que robaba y asaltaba estancias: “Vamos pues a disputarles sus propias guaridas, lo que no conseguiremos sino por medio de la fuerza. A mi juicio el mejor sistema de concluir con los indios es el de la guerra ofensiva. Hay que ir a buscarlos a sus guaridas y causarles un terror y un espanto indescriptibles”
Este accionar sería además aleccionador sobre aquellos que aún dudan de que lado estar. Que sepan los que eligen el camino del delito que el chiste lo pagarán muy caro y socialmente no habrá reconocimiento, ni canciones, ni piedad, ni temperancia. Toda la sociedad debe cerrar filas contra este flagelo.
La discusión acerca del aumento o no de las penas pierde sentido frente a una política ofensiva sobre la delincuencia.
Para todos aquellos jóvenes en situación de riesgo por falta de contención familiar, educación o proyecto, el Estado debe crear instituciones que los contenga. Hace ya muchos años el Virrey Vertiz al fundar el Virreynato creó la Casa de niños Expósitos a donde iban los niños huérfanos y abandonados. Institución fundamental de aquella sociedad. Cuando Roca avanzó con sus fuerzas sobre las tolderías detrás del Ejército marchaban los Salesianos fundando escuelas para los hijos de los caciques que aceptaban la nueva situación. Allí se educó el hijo del gran Cacique Namuncurá, nuestro beato criollo y acional: Ceferino. También los hijos del Cacique Sayhueque, temerario guerrero de la zona del Neuquén, ingresó a sus hijos en otra escuela Salesiana de San Antonio Oeste.
Estas novedosas instituciones escolares a crear, deben tener como horizonte la contención, la construcción de lazos fraternos capaces de sustituir a la familia, deben asimismo formar en oficios, practicar deportes, impartir contenidos académicos, organizar labores solidarias para la comunidad que hagan sentir a los niños útiles y necesarios. Los jóvenes permanecerán en ellas las 24 horas del día.
Estas instituciones deben ser gestionadas en el ámbito de Educación y Acción Social. Con profesionales con vocación social de servicio que gracias a Dios sobran en la Argentina.
En síntesis abierta intervención del Estado en la persecución implacable del delincuente y protección y cuidado de aquellos que quieren redimirse. Creo que la tarea no tiene más secretos.

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lunes, 16 de febrero de 2009

¿Bolívar habló sobre Chávez?


Lean esta frase de Simón Bolívar, pronunciada en su Discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, justo 190 años antes del nuevo plesbicito de Chávez en Venezuela. Si pulsan "leer más" podrán acceder al discurso completo.


La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.
Señor. ¡dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la Soberanía Nacional para que ejerza su voluntad absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres más favorecidos de la Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los representantes del pueblo de Venezuela en este augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima, depósito de la voluntad soberana y árbitro del destino de la Nación.
Al transmitir a los representantes del pueblo el Poder Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumplo con este dulce deber, me liberto de la inmensa autoridad que me agobia, como de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamente una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me habría sometido al terrible y peligroso cargo de Dictador Jefe Supremo de la República. ¡Pero ya respiro devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social! No ha sido la época de la República, que he presidido, una nueva tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía popular, ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos desorganizadores: ha sido la inundación de un torrente infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre ¡y un hombre como yo! ¿qué diques podría oponer al ímpetu de estas devastaciones? En medio de este piélago de angustias no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuirmelos no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Venezuela; examinad las leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero; observad los primeros actos del gobierno republicano la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter nacional. No me preguntéis sobre los efectos de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se me puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que han obrado sobre Venezuela; sin embargo, mi vida, mi conducta, todas mis acciones públicas y privadas están sujetas a la censura del pueblo. ¡Representantes! vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia de mi mando a vuestra imparcial decisión; nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio Venezuela, al de Pacíficador que me dio Cundinamarca, y a los que el mundo entero puede dar.
¡Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República: en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria; ellas sellarán los decretos que fijen nuestra Libertad. En este momento el Jefe Supremo de la República no es más que un simple ciudadano; y tal quiere quedar hasta la muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la patria, capaces de dirigirla, talentos, virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo; y fuera de este soberano cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas épocas han demostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos y el arte, en fin, de gobernarse y de gobernar a otros. Estos ilustres varones merecerán sin duda los sufragios del Congreso y a ellos se encargará del gobierno, que tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.
Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de Venezuela puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus más fieles amantes; permitidme, Señor, que exponga con la franqueza de un verdadero republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución que me tomo la libertad de ofreceros en testimonio de la sinceridad y del candor de mis sentimientos. Como se trata de la salud de todos, me atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los representantes del pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sabiduría no ha menester de consejos, y sé también que mi Proyecto, acaso, os parecerá erróneo, impracticable. Pero Señor, aceptad con benignidad este trabajo, que más bien es el tributo de mi sincera sumisión al Congreso que el efecto de una levedad presuntuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones la creación de un cuerpo político y aun se podría decir la creación de una sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes que presenta una situación, la más singular y difícil, quizá el grito de un ciudadano pueda advertir la presencia de un peligro encubierto de desconocido.
Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos cuál es la base de la República de Venezuela.
A1 desprenderse la América de la Monarquía Española, se ha encontrado semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa cayó dispersa en medio del antiguo mundo. Cada desmembración formó entonces una nación independiente conforme a su situación o a sus intereses; pero con la diferencia de que aquellos miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni aún conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y complicado. Todavía hay más; nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la Libertad, cuanto que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos había robado la Libertad, sino también la tiranía activa y doméstica. Permítaseme explicar esta paradoja. En el régimen absoluto, el poder autorizado no admite límites. La voluntad del déspota es la Ley Suprema, ejecutada arbitrariamente por los subalternos que participan de la opresión organizada en razón de la autoridad de que gozan. Ellos están encargados de las funciones civiles, políticas, militares y religiosas; pero al fin son persas los sátrapas de Persia, son turcos los bajaes del gran señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria. La China no envía a buscar mandarines a la cuna de Gengis Kan, que la conquistó. Por el contrario, la América todo lo recibía de España que realmente la había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa, no permitiéndose sus funciones en nuestros asuntos domésticos y administración interior. Esta abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos; tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en las grandes revoluciones. Lo diré de una vez, estábamos abstraídos, ausentes del universo en cuanto era relativo a la ciencia del Gobierno.
Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de su fuerza, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad. Así, legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos por las ilusiones del error y por incentivos nocivos. La libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento pero de difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras, y aniquilados por las pestilencias serviles, ¿serán capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto Templo de la Libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí reina?
Meditad bien vuestra elección, legisladores. No olvidéis que vais a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de Venezuela, que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de gobierno que vais a adoptar para la felicidad del pueblo; si no acertáis, repito, la esclavitud será el término de nuestra transformación.
Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza a la verdad nos dota, al nacer, del incentivo de la libertad; mas sea pereza, sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución, parece que tenemos razón para persuadimos que los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía. ¡Ojalá que esta máxima contraria a la moral de la naturaleza fuese falsa! ¡Ojalá que esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los hombres con respecto a sus derechos más sagrados!
Muchas naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión; pero son rarísimas las que han sabido gozar algunos preciosos momentos de libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios políticos; porque son los pueblos más bien que los gobiernos los que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominación los hace insensibles a los encantos del honor y de la prosperidad nacional; y miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la libertad, bajo la tutela de leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.
Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad; pero, ¿cuál es el gobierno democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad, y permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes y poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué república ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿E1 Imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y monarquías.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igualdad, su soberanía nacional. Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. E1 primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra legislación, con caracteres indelebles, la majestad del pueblo dignamente expresada, al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una nación. Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la vehemencia de que soy susceptible, el supremo bien que encierra en sí este Código inmortal de nuestros derechos y de nuestras leyes. ¡Pero cómo osaré decirlo! ¿Me atreveré yo a profanar con mi censura las tablas sagradas de nuestras leyes. . .? Hay sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de la patria; ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar del mismo que los abriga, una fuerza imperiosa los comunica. Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de Venezuela debe reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos piensen como yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la adopción de nuevos principios. Esta consideración me insta a tomar la iniciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que hay sobrada audacia en dar avisos a los consejeros del pueblo.
Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Venezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación a nuestro estado. Y según mi modo de ver, es un prodigio que su modelo en el Norte de América subsista tan prósperamente y no se trastorne al aspecto del primer embarazo o peligro. A pesar de que aquel pueblo es un modelo singular de virtudes políticas y de ilustración moral; no obstante que la libertad ha sido su cuna, se ha criado en la libertad y se alimenta de pura libertad; lo diré todo, aunque bajo de muchos respectos, este pueblo es único en la historia del género humano, es un prodigio, repito, que un sistema tan débil y complicado como el federal haya podido regirlo en circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero sea lo que fuere de este Gobierno con respecto a la Nación Americanas, debo decir que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situación y naturaleza de los estados tan distintos como el Inglés Americano y el Americano Español. ¿No sería muy difícil aplicar a España el código de libertad política, civil y religiosa de la Inglaterra? Pues aún es más difícil adaptar en Venezuela las leyes del Norte de América. ¿No dice El Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿que las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos; referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el Código que debíamos consultar, y no el de Washington!
La Constitución Venezolana sin embargo de haber tomado sus bases de la más perfecta, si se atiende a la corrección de los principios y a los efectos benéficos de su administración, difirió esencialmente de la Americana en un punto cardinal, y sin duda el más importante. El Congreso de Venezuela como el Americano participa de algunas de las atribuciones del Poder Ejecutivo. Nosotros, además, subdividimos este Poder habiéndolo cometido a un cuerpo colectivo sujeto por consiguiente a los inconvenientes de hacer periódica la existencia del Gobierno, de suspenderla y disolverla siempre que se separan sus miembros. Nuestro triunvirato carece, por decirlo así, de unidad, de continuación y de responsabilidad individual; está privado de acción momentánea, de vida continua, de uniformidad real, de responsabilidad inmediata, y un gobierno que no posee cuanto constituye su moralidad, debe llamarse nulo.
Aunque las facultades del Presidente de los Estados Unidos están limitadas con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas las funciones gubernativas que la Constitución le atribuye, y es indubitable que su administración debe ser más uniforme, constante y verdaderamente propia que la de un poder diseminado entre varios individuos cuyo compuesto no puede ser menos que monstruoso.
El Poder Judiciario en Venezuela es semejante al Americano, indefinido en duración, temporal y no vitalicio; goza de toda la independencia que le corresponde.
El primer Congreso en su Constitución Federal más consultó el espíritu de las provincias, que la idea sólida de formar una República indivisible y central. Aquí cedieron nuestros legisladores al empeño inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de la felicidad del Pueblo Americano, pensando que las bendiciones de que goza son debidas exclusivamente a la forma de gobierno y no al carácter y costumbres de los ciudadanos. Y en efecto, el ejemplo de los Estados Unidos por su peregrina prosperidad era demasiado lisonjero para que no fuese seguido. ¿Quién puede resistir al amor que inspira un gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo los derechos particulares a los derechos generales; que forma de la voluntad común la Ley Suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al imperio de un gobierno bienhechor que con una mano hábil, activa y poderosa dirige siempre, y en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección social, que es el fin único de las instituciones humanas?
Mas por halagüeño que parezca y sea en efecto este magnifico sistema federativo, no era dado a los venezolanos gozarlo repentinamente a salir de las cadenas. No estábamos preparados para tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte cuando es súbito y excesivo. Nuestra Constitución Moral no tenía todavía la consistencia necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente representativo, y tan sublime cuanto que podía ser adaptado a una República de Santos.
¡Representantes del Pueblo! Vosotros estáis llamados para consagrar o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado o desechado en nuestro pacto social. A vosotros pertenece el corregir la obra de nuestros primeros Legisladores; yo querría decir que a vosotros toca cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro Código Político; porque no todos los corazones están formados para amar a todas las beldades; ni todos los ojos son capaces de soportar la luz celestial de la perfección. E1 libro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres, tan sublime, tan santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla, y el Asia entera ardería en vivas llamas, si este libro de paz se le impusiese repentinamente por Código de religión, de leyes y de costumbres.
Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el americano del Norte, que más bien es un compuesto de Africa y de América, que una emanación de la Europa; pues que hasta la España misma deja de ser europea por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en sangre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de la mayor trascendencia.
Los ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución, intérprete de la naturaleza, de una perfecta igualdad política. Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos lo practican; todos deben ser valerosos y todos no lo son; todos deben poseer talentos y todos no los poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente benéfica la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han evitado!
Habiendo ya cumplido con la justicia, con la humanidad, cumplamos ahora con la política, con la sociedad, allanando las dificultades que opone un sistema tan sencillo y natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad de origen requiere un pulso infinitamente firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta sociedad heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se disuelve con la más ligera alteración.
E1 sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. Por las leyes que dictó el primer Congreso tenemos derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vuestras, debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizarán esta dicha. A vosotros toca resolver el problema. ¿Cómo, después de haber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión, podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la dominación española permanecerán largo tiempo antes que lleguemos a anonadarlas; el contagio de despotismo ha impregnado nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra, ni el especifico de nuestras saludables Leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras manos ya están libres, y todavía nuestros corazones padecen de las dolencias de la servidumbre. El hombre, al perder la libertad, decía Homero, pierde la mitad de su espíritu.
Un gobierno republicano ha sido, es y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo: la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costumbres públicas. Luego extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijamos la atención sobre los privilegios que debemos evitar. Que la historia nos sirva de guía en esta carrera. Atenas la primera nos da el ejemplo más brillante de una democracia absoluta, y al instante, la misma Atenas nos ofrece el ejemplo más melancólico de la extrema debilidad de esta especie de gobierno. E1 más sabio legislador de Grecia no vio conservar su República diez años, y sufrió la humillación de reconocer la insuficiencia de la democracia absoluta, para regir ninguna especie de sociedad, ni aun la más culta, morígera y limitada, porque sólo brilla con relámpagos de libertad. Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al mundo y le ha enseñado cuán difícil es dirigir por simples leyes a los hombres.
La República de Esparta que parecía una invención quimérica, produjo más efectos reales que la obra ingeniosa de Solón. Gloria, virtud, moral, y por consiguiente la felicidad nacional, fue el resultado de la Legislación de Licurgo. Aunque dos reyes en un Estado son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que sentir en su doble trono; en tanto que Atenas se prometia la suerte más espléndida, con una soberanía absoluta, libre elección de magistrados, frecuentemente renovados, Leyes suaves, sabias y políticas. Pisistrato, usurpador y tirano, fue más saludable a Atenas que sus leyes; y Pericles, aunque también usurpador, fue el más útil ciudadano. La República de Tebas no tuvo más vida que la de Pelópidas y Epaminondas, porque a veces son los hombres, no los principios, los que forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: ¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las repúblicas!
La Constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha producido a ningún pueblo del mundo; allí no había una exacta distribución de los poderes. Los cónsules, el senado, el pueblo, ya eran legisladores, ya magistrados, ya jueces; todos participaban de todos los poderes. El Ejecutivo, compuesto de dos cónsules, padecía del mismo inconveniente que el de Esparta. A pesar de su deformidad no sufrió la República la desastrosa discordancia que toda previsión habría supuesto inseparable, de una magistratura compuesta de dos individuos, igualmente autorizados con las facultades de un monarca. Un gobierno cuya única inclinación era la conquista, no parecía destinado a cimentar la felicidad de su nación. Un gobierno monstruoso y puramente guerrero elevó a Roma al más alto esplendor de virtud y de gloria; y formó de la tierra un dominio romano para mostrar a los hombres de cuanto son capaces las virtudes políticas y cuán indiferentes suelen ser las instituciones.
Y pasando de los tiempos antiguos a los modernos encontraremos la Inglaterra y la Francia, llamando la atención de todas las naciones y dándoles lecciones elocuentes de todas especies en materias de gobierno. La Revolución de estos dos grandes pueblos, como un radiante meteoro, ha inundado al mundo con tal profusión de luces políticas, que ya todos los seres que piensan han aprendido cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus deberes; en qué consiste la excelencia de los gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar el valor intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y legisladores modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha encendido los pechos de los apáticos españoles, que también se han lanzado en el torbellino político; han hecho sus efímeras pruebas de libertad, han reconocido su incapacidad para vivir bajo el dulce dominio de las leyes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras inmemoriales.
Aquí es el lugar de repetiros, legisladores, lo que os dice el elocuente Volney en la Dedicatoria de sus Ruinas de palmira: "A los pueblos nacientes de las Indias Castellanas, a los Jefes generosos que lo guían a la libertad: que los errores e infortunios del mundo antiguo enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo". Que no se pierdan, pues, las lecciones de la experiencia; y que las escuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América nos instruyan en la difícil ciencia de crear y conservar las naciones con leyes propias, justas, legítimas y sobre todo útiles. No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no consiste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se instituye.
Roma y la Gran Bretaña son las naciones que más han sobresalido entre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres; pero ambas se constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo, Representantes, el estudio de la constitución Británica que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su imitación servil. Cuando hablo de Gobierno Británico sólo me refiero a lo que tiene de republicanismo, y a la verdad ¿puede llamarse pura monarquía un sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil, de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime en la política? ¿Puede haber más libertad en ninguna especie de república? ¿Y puede pretenderse a más en el orden social? Yo os recomiendo esta Constitución como la más digna de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la felicidad política que es compatible con nuestra frágil naturaleza.
En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adoptásemos un Poder Legislativo semejante al Parlamento Británico. Hemos dividido como los americanos la Representación Nacional en dos Cámaras: la de Representantes y el Senado. La primera está compuesta muy sabiamente, goza de todas las atribuciones que le corresponden y no es susceptible de una reforma esencial, porque la Constitución le ha dado el origen, la forma y las facultades que requiere la voluntad del pueblo para ser legitima y competentemente representada. Si el Senado en lugar de ser electivo fuese hereditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra República. Este Cuerpo en las tempestades políticas pararía los rayos del gobierno y rechazaría las olas populares. Adicto al gobierno por el justo interés de su propia conservación, se opondría siempre a las invasiones que el pueblo intenta contra la jurisdicción y la autoridad de sus magistrados. Debemos confesarlo: los más de los hombres desconocen sus verdaderos intereses, y constantemente procuran asaltarlos en las manos de sus depositarios: el individuo pugna contra la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto, es preciso que en todos los gobiernos exista un cuerpo neutro que se ponga siempre de parte del ofendido y desarme al ofensor. Este cuerpo neutro, para que pueda ser tal, no ha de deber su origen a la elección del gobierno, ni a la del pueblo; de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema, ni espere nada de estas dos fuentes de autoridad. El Senado hereditario como parte del pueblo, participa de sus intereses, de sus sentimientos y de su espíritu. Por esa causa no debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de los intereses populares, ni olvide sus deberes legislativos. Los Senadores en Roma, y los Lores en Londres han sido las columnas más firmes sobre las que se ha fundado el edificio de la libertad política y civil.
Estos Senadores serán elegidos la primera vez por el Congreso. Los sucesores al Senado llaman la primera atención del gobierno, que debería educarlos en un Colegio especialmente destinado para instruir aquellos tutores, legisladores futuros de la patria. Aprenderían las artes, las ciencias y las letras que adornan el espíritu de un hombre público; desde su infancia ellos sabrían a qué carrera la providencia los destinaba, y desde muy tiernos elevarían su alma a la dignidad que los espera.
De ningún modo sería una violación de la igualdad política la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza la que pretendo establecer porque, como ha dicho un célebre republicano, sería destruir a la vez la igualdad y la libertad. Es un oficio para el cual se deben preparar los candidatos, y es un oficio que exige mucho saber, y los medios proporcionados para adquirir su instrucción. Todo no se debe dejar al acaso y a la ventura de las elecciones: el pueblo se engaña más fácilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y aunque es verdad que estos senadores no saldrían del seno de las virtudes, también es verdad que saldrían del seno de una educación ilustrada. Por otra parte, los libertadores de Venezuela son acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe su existencia. Creo que la posteridad vería con sentimiento anonadado los nombres ilustres de sus primeros bienhechores: digo más, es del interés público, es de la gratitud de Venezuela, es del honor nacional, conservar con gloria, hasta la última posteridad, una raza de hombres virtuosos, prudentes y esforzados que superando todos los obstáculos, han fundado la República a costa de los más heróicos sacrificios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación de sus bienhechores, es indigno de ser libre y no lo será jamás.
Un Senado hereditario, repito, será la base fundamental del Poder Legislativo, y por consiguiente será la base de todo gobierno. Igualmente servirá de contrapeso para el gobierno y para el pueblo: será una potestad intermedia que embote los tiros que recíprocamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas la calma de un tercero viene a ser el órgano de la reconciliación, así el Senado de Venezuela será la traba de este edificio delicado y harto susceptible de impresiones violentas; será el iris que calmará las tempestades y mantendrá la armonía entre los miembros y la cabeza de este cuerpo político.
Ningún estimulo podrá adulterar un Cuerpo Legislativo investido de los primeros honores, dependiente de sí mismo sin temer nada del pueblo, ni esperar nada del Gobierno; que no tiene otro objeto que el de reprimir todo principio de mal, y propagar todo principio de bien; y que está altamente interesado en la existencia de una sociedad en la cual participa de sus efectos funestos o favorables. Se ha dicho con demasiada razón que la Cámara alta de Inglaterra es preciosa para la nación porque ofrece un baluarte a la libertad; y yo añado que el Senado de Venezuela, no sólo sería un baluarte de libertad, sino un apoyo para eternizar la República.
El Poder Ejecutivo Británico está revestido de toda la autoridad soberana que le pertenece; pero también está circunvalado de una triple línea de diques, barreras y estacadas. Es Jefe del Gobierno, pero sus Ministros y subalternos dependen más de las leyes que de su autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun las mismas órdenes de la autoridad Real los eximen de esa responsabilidad. Es Generalísimo del Ejército y de la Marina; hace la paz y declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente las sumas con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los tribunales y jueces dependen de él, las leyes emanan del Parlamento que las ha consagrado. Con el objeto de neutralizar su poder, es inviolable y sagrada la persona del Rey; y al mismo tiempo que le dejan libre la cabeza le ligan las manos con que debe obrar. El Soberano de la Inglaterra tiene tres formidables rivales, su Gabinete que debe responder al pueblo y al Parlamento; el Senado que defiende los intereses del pueblo como representante de la nobleza de que se compone; y la Cámara de los Comunes que sirve de órgano y de tribuna al pueblo británico. Además, como los jueces son responsables del cumplimiento de las leyes, no se separan de ellas, y los Administradores del Erario, siendo perseguidos no solamente por sus propias infracciones, sino aun por las que hace el mismo Gobierno, se guardan bien de malversar los fondos públicos. Por más que se examine la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no se puede hallar nada que no incline a juzgar que es el más perfecto modelo, sea para un reino, sea para una aristocracia, sea para una democracia. Aplíquese a Venezuela este Poder Ejecutivo en la persona de un Presidente, nombrado por el pueblo o por sus representantes, y habremos dado un gran paso hacia la felicidad nacional.
Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones, se encontrará auxiliado por la Constitución: autorizado para hacer bien, no podrá hacer mal, porque siempre que se someta a las leyes, sus Ministros cooperarán con él; si por el contrario pretende infringirlas, sus propios Ministros lo dejarán aislado en medio de la República, y aún lo acusarán delante del Senado. Siendo los Ministros los responsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los que gobiernan, porque ellos son los que las pagan. No es la menor ventaja de este sistema la obligación en que pone a los funcionarios inmediatos al Poder Ejecutivo de tomar la parte más interesada y activa en las deliberaciones del gobierno, y a mirar como propio este Departamento. Puede suceder que no sea el Presidente un hombre de grandes talentos, ni de grandes virtudes, y no obstante la carencia de estas cualidades esenciales, el Presidente desempeñará sus deberes de un modo satisfactorio, pues en tales casos el Ministro, haciendo todo por sí mismo, lleva la carga del Estado.
Por exorbitante que parezca la autoridad del Poder Ejecutivo de Inglaterra, quizás no es excesiva en la República de Venezuela. Aquí el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza a los Magistrados. Este cuerpo deliberadamente ha asumido una parte de las funciones ejecutivas contra la máxima de Montesquieu que dice que un Cuerpo Representante no debe tomar ninguna resolución activa; debe hacer leyes, y ver si se ejecutan las que hace. Nada es tan contrario a la armonía entre los poderes, como su mezcla. Nada es tan peligroso con respecto al pueblo como la debilidad del Ejecutivo, y si en un reino se ha juzgado necesario concederle tantas facultades, en una república son éstas infinitamente más indispensables.
Fijemos nuestra atención sobre esa diferencia y hallaremos que el equilibrio de los poderes debe distribuirse de dos modos. En las repúblicas el Ejecutivo debe ser el más fuerte, porque todo conspira contra él; en tanto que en las monarquías el más fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monarca. La veneración que profesan los pueblos a la Magistratura Real es un prestigio, que influye poderosamente a aumentar el respeto supersticioso que se tributa a esta autoridad.
E1 esplendor del Trono, de la Corona, de la Púrpura; el apoyo formidable que le presta la nobleza; las inmensas riquezas que generaciones enteras acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que recíprocamente reciben todos los reyes, son ventajas muy considerables que militan en favor de la Autoridad Real y la hacen casi ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que deben confirmar la necesidad de atribuir a un Magistrado Republicano, una suma mayor de autoridad que la que posee un Príncipe Constitucional.
Un Magistrado Republicano es un individuo aislado en medio de una sociedad; encargado de contener el ímpetu del pueblo hacia la licencia, la propensión de los jueces y administradores hacia el abuso de las leyes. Está sujeto inmediatamente al Cuerpo Legislativo, al Senado, al pueblo: es un hombre solo resistiendo el ataque combinado de las opiniones, de los intereses y de las pasiones del Estado social, que como dice Carnot, no hace más que luchar continuamente entre el deseo de dominar y el deseo de substraerse a la dominación. Es en fin un atleta lanzado contra otra multitud de atletas.
Sólo puede servir de correctivo a esta debilidad, el vigor bien cimentado y más bien proporcionado a la resistencia que necesariamente le oponen al Poder Ejecutivo el Legislativo, el Judiciario y el pueblo de una República. Si no se ponen al alcance del Ejecutivo todos los medios que una justa atribución le señala, cae inevitablemente en la nulidad o en su propio abuso; quiero decir, en la muerte del gobierno, cuyos herederos son la anarquía, la usurpación y la tiranía. Se quiere contener la autoridad ejecutiva con restricciones y trabas; nada es más justo; pero que se advierta que los lazos que se pretenden conservar se fortifican, sí, mas no se estrechan.
Que se fortifique, pues, todo el sistema del gobierno, y que el equilibrio se establezca de modo que no se pierda, y de modo que no sea su propia delicadeza una causa de decadencia. Por lo mismo que ninguna forma de gobierno es tan débil como la democrática, su estructura debe ser de la mayor solidez; y sus instituciones consultarse para la estabilidad. Si no es así, contemos con que se establece un ensayo de gobierno, y no un sistema permanente; contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y anárquica y no con un establecimiento social, donde tengan su imperio la felicidad, la paz y la justicia.
No seamos presuntuosos, Legisladores; seamos moderados en nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones. La libertad indefinida, la democracia absoluta, son los escollos a donde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas. Echad una mirada sobre las repúblicas antiguas, sobre las repúblicas modernas, sobre las repúblicas nacientes; casi todas han pretendido establecerse absolutamente democráticas y a casi todas se les han frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres que anhelan por instituciones legitimas y por una perfección social; pero ¿quién ha dicho a los hombres que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud, que exigen imperiosamente la liga del poder con la justicia? ¡Angeles, no hombres pueden únicamente existir libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo todos la Potestad Soberana!
Ya disfruta el pueblo de Venezuela de los derechos que legítima y fácilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las pretensiones excesivas que quizás le suscitaría la forma de un gobierno incompetente para él. Abandonemos las formas federales que no nos convienen; abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo; y concentrándolo en un Presidente, confiémosle la autoridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación, al estado de guerra que sufrimos, y a la especie de los enemigos externos y domésticos, contra quienes tendremos largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que corresponden al Ejecutivo; y adquiera no obstante nueva consistencia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los tribunales sean reforzados por la estabilidad y la independencia de los jueces; por el establecimiento de Jurados; de Códigos civiles y criminales que no sean dictados por la antigüedad ni por reyes conquistadores, sino por la voz de la naturaleza, por el grito de la justicia, y por el genio de la sabiduría.
Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equilibrio, no sólo entre los miembros que componen el Gobierno, sino entre las diferentes fracciones de que se compone nuestra sociedad. Nada importaría que los resortes de un sistema político se relajasen por su debilidad, si esta relajación no arrastrase consigo la disolución del cuerpo social y la ruina de los asociados. Los gritos del género humano en los campos de batalla, o en los campos tumultuarios claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores, que han pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de quiméricas instituciones. Todos los pueblos del mundo han pretendido la libertad; los unos por las armas, los otros por las leyes, pasando alternativamente de la anarquía al despotismo o del despotismo a la anarquía; muy pocos son los que se han contentado con pretensiones moderadas, constituyéndose de un modo conforme a sus medios, a su espíritu y a sus circunstancias.
No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y el medio entre estos dos términos es la suprema libertad social. Teorías abstractas son las que producen la perniciosa idea de una libertad ilimitada. Hagamos que la fuerza pública se contenga en los límites que la razón y el interés prescriben; que la voluntad nacional se contenga en los limites que un justo poder le señala: que una legislación civil y criminal, análoga a nuestra actual Constitución domine imperiosamente sobre el Poder Judiciario, y entonces habrá un equilibrio, y no habrá el choque que embaraza la marcha del Estado, y no habrá esa complicación que traba, en vez de ligar, la sociedad.
Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme hacia dos puntos capitales: moderar la voluntad general y limitar la autoridad pública. Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlos es la restricción, y la concentración reciproca a fin de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo. Esta ciencia se adquiere insensiblemente por la práctica y por el estudio. E1 progreso de la luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud del espíritu es la que ensancha el progreso de las luces.
El amor a la patria, el amor a las leyes, el amor a los magistrados, son las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un republicano. Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque éstas han sido nocivas y eran la fuente del mal. Tampoco han podido amar a sus magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la carrera en que han entrado. Si no hay un respeto sagrado por la patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo; es un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.
Para sacar de este caos nuestra naciente República, todas nuestras facultades morales no serán bastantes si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros ciudadanos es diferente, mezclémosla para unirla; nuestra Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos; nuestras leyes son funestas reliquias de todos los despotismos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando hasta sus ruinas, elevemos un templo a la justicia; y bajo los auspicios de su santa inspiración, dictemos un Código de Leyes Venezolanas. Si queremos consultar monumentos y modelos de Legislación, la Gran Bretaña, la Francia, la América Septentrional los ofrecen admirables.
La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas su Areópago, y los guardianes de las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones morales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos tres manantiales una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana. Constituyamos este Areópago para que vele sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional; para que purifique lo que se haya corrompido en la República; que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir las costumbres con penas morales, como las leyes castigan los delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola la constitución, sino lo que viola el respeto público. La jurisdicción de este tribunal verdaderamente santo, deberá ser efectiva con respecto a la educación y a la instrucción, y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales, o registros donde se consignen sus actas y deliberaciones, los principios morales y las acciones de los ciudadanos, serán los libros de la virtud y del vicio. Libros que consultará el pueblo para sus elecciones, los magistrados para sus resoluciones y los jueces para sus juicios. Una institución semejante, por más que parezca quimérica, es infinitamente más realizable que otras que algunos legisladores antiguos y modernos han establecido con menos utilidad del género humano.

¡Legisladores! Por el proyecto de Constitución que reverentemente someto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que lo ha dictado. Al proponeros la división de los ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas de la industria: el trabajo y el saber. Estimulando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres: hacerlos honrados y felices. Poniendo restricciones justas y prudentes en las asambleas primarias y electorales, ponemos el primer dique a la licencia popular, evitando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos ha imprimido el desacierto en las elecciones y ha ligado por consiguiente, el desacierto a los Magistrados y a la marcha del Gobierno; pues este acto primordial es el acto generativo de la libertad o de la esclavitud de un pueblo.
Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congreso por el número de los legisladores y por la naturaleza del Senado, he procurado darle una base fija a este primer cuerpo de la nación, y revestirlo de una consideración importantísima para el éxito de sus funciones soberanas.
Separando con limites bien señalados la Jurisdicción Ejecutiva de la Jurisdicción Legislativa, no me he propuesto dividir sino enlazar con los vínculos de la armonía que nace de la independencia estas potestades supremas, cuyo choque prolongado jamás ha dejado de aterrar a uno de los contendientes. Cuando deseo atribuir al Ejecutivo una suma de facultades superior a la que antes gozaba, no he deseado autorizar un déspota para que tiranice la República, sino impedir que el despotismo deliberante no sea la causa inmediata de un circulo de vicisitudes despóticas en que alternativamente la anarquía sea reemplazada por la oligarquía y por la monocracia. Al pedir la estabilidad de los jueces, la creación de jurados y un nuevo Código, he podido al Congreso la garantía de la libertad civil, la más preciosa, la más justa, la más necesaria; en una palabra, la única libertad, pues que sin ella las demás son nulas. He pedido la corrección de los más lamentables abusos que sufre nuestra Judicatura, por su origen vicioso de ese piélago de legislación española que semejante al tiempo recoge de todas las edades y de todos los hombres, así las obras de la demencia como las del talento, así las producciones sensatas como las extravagantes, así los monumentos del ingenio como los del capricho. Esta Enciclopedia Judiciaria, monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido el azote de los pueblos españoles, es el suplicio más refinado que la cólera del cielo ha permitido descargar sobre este desdichado Imperio.
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, he sentido la audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la oscura antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantuvieron, algún tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lisonjeo que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado de la divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno Federativo, he sido arrastrado a rogaros para que adoptéis el centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es de tal naturaleza que sin ella el fruto de nuestra regeneración será la muerte.
Mi deber es, legisladores, presentaros un cuadro prolijo y fiel de mi administración política, civil y militar, mas sería cansar demasiado vuestra importante atención, y privaros en este momento de un tiempo tan precioso como urgente. En consecuencia, los Secretarios de Estado darán cuenta al Congreso de sus diferentes departamentos exhibiendo al mismo tiempo los documentos y archivos que servirán de ilustración para tomar un exacto conocimiento del estado real y positivo de la República.
Yo no os hablaría de los actos más notables de mi mando, si éstos no incumbiesen a la mayoría de los Venezolanos. Se trata, Señor, de las resoluciones más importantes de este último periodo.
La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra de Venezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de tempestuosas nubes, que amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la protección del Dios de la humanidad, y luego la redención disipó las tempestades. La esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de libertad. Si, los que antes eran esclavos ya son libres; los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son defensores de una patria. Encareceros la justicia, la necesidad y la beneficencia de esta medida es superfluo cuando vosotros sabéis la historia de los Helotas, de Espartaco y de Haiti; cuando vosotros sabéis que no se puede ser libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.
Representaros la historia militar de Venezuela sería recordaros la historia del heroísmo republicano entre los antiguos; sería deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los sacrificios hechos sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se tributan a los bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aun por la gloria, sino tan sólo por la libertad, títulos de Libertadores de la República, son sus dignos galardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con estos ínclitos varones, he instituido el orden de los Libertadores de Venezuela. ¡Legisladores! a vosotros pertenecen las facultades de conceder honores y condecoraciones, vuestro es el deber de ejercer este acto augusto de gratitud nacional.
Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos los bienes que antes poseían, como el producto de su virtud y talentos, hombres que han experimentado cuanto es cruel en una guerra horrorosa, padeciendo las privaciones más dolorosas y los tormentos más acerbos; hombres tan beneméritos de la patria, han debido llamar la atención del Gobierno. En consecuencia he mandado recompensarlos con los bienes de la nación. Si he contraído para con el pueblo alguna especie de mérito, pido a sus representantes oigan mi súplica como el premio de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la distribución de los bienes nacionales, conforme a la Ley que a nombre de la República he decretado a beneficio de los militares venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar las huestes españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sorprender vanamete la conciencia de los magnánimos soberanos que acaban de extirpar la usurpación y la tiranía en Europa, y deben ser los protectores de la legitimidad y de la justicia de la causa americana. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumisión, recurre la España a su política insidiosa: no pudiendo vencernos, ha querido emplear sus artes suspicaces. Fernando se ha humillado hasta confesar que ha menester de la protección extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo ¡a un yugo que todo poder es nulo para imponerlo! Convencida Venezuela de poseer las fuerzas suficientes para repeler a sus opresores, ha pronunciado por el órgano del Gobierno, su última voluntad de combatir hasta expirar, por defender su vida política, no sólo contra la España, sino contra todos los hombres, si todos los hombres se hubiesen degradado tanto que abrazasen la defensa de un gobierno devorador, cuyos únicos móviles son una espada exterminadora y las llamas de la Inquisición. Un gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos; ciudades, sino ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la República de Venezuela es el Acta más gloriosa, más heroica, más digna de un pueblo libre; es la que con mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso ya sancionada por la expresión unánime del pueblo de Venezuela.
Desde la segunda época de la República nuestro Ejército carecía de elementos militares: siempre ha estado desarmado; siempre le han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora lo soldados defensores de la Independencia no solamente están armados de la justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden medirse con las más selectas de Europa, ya que no hay desigualdad en los medios destructores. Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin limites de algunos generosos extranjeros que han visto gemir la humanidad y sucumbir la causa de la razón, y no la han visto tranquilos espectadores, sino que han volado con sus protectores auxilios y han prestado a la República cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filantrópicos. Estos amigos de la humanidad son los genios custodios de la América, y a ellos somos deudores de un eterno reconocimiento, como igualmente de un cumplimiento religioso a las sagradas obligaciones que con ellos hemos contraído. La deuda nacional, Legisladores, es el depósito de la fe, del honor y de la gratitud de Venezuela. Respetadla como la Arca Santa, que encierra no tanto los derechos de nuestros bienhechores, cuanto la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos primero que quebrantar un empeño que ha salvado la patria y la vida de sus hijos.
La reunión de la Nueva Granada y Venezuela en un grande Estado ha sido el voto uniforme de los pueblos y gobiernos de estas Repúblicas. La suerte de la guerra ha verificado este enlace tan anhelado por todos los Colombianos; de hecho estamos incorporados. Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos, sus destinos. Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal que ofrece un cuadro tan asombroso. Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océanos que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces a la suma de las riquezas que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno.
Dignaos, Legisladores, acoger con indulgencia la profesión de mi conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos conceder a Venezuela un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.Señor, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías.
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Reportaje a Eduardo Duhalde. Por Jorge Fontevecchia


El reportaje, que fue combinado hace dos semanas, tuvo dos tiempos. El primero fue el martes 10, cuando ya se conocía el frente Macri-Solá-De Narváez, y se realizó en la sede del Movimiento Productivo donde Duhalde tiene su principal oficina (las fotos fueron hechas en su casa de Lomas de Zamora). El segundo fue en PERFIL, el viernes 13, después de la presentación oficial del frente y ya conocidas todas sus repercusiones.

El oficialismo tendrá el 30% de los votos”—El diario “Página/12” tituló “Los ángeles de Duhalde” su tapa sobre el anuncio de Macri, Solá y De Narváez, y otros dicen que usted quedó descolocado porque fue Macri, siguiendo el consejo de Puerta, quien propuso el frente, saltando por encima de la negociación que usted llevaba a cabo entre Solá y De Narváez. ¿Quién tiene razón?—Ahora hay un deslumbramiento mayor, y con razón, por lo nuevo. Lo nuevo siempre fue atractivo, pero la mayoría de los que van a trabajar con De Narváez son muchachos que yo conozco, a veces son hijos, y con Felipe pasa lo mismo.—Pregunté si fue Puerta o Ud. quien convenció a Macri.—Puerta es amigo mío, pero no sé qué pasó. Si lo convenció, lo felicito, porque fue importante. Yo podía tratar de ayudar, pero no podía hacer lo que hizo.—¿Es contraproducente?—Lógico.—¿Con el frente Macri-Solá-De Narváez la provincia de Buenos Aires se dividirá electoralmente en tercios: el del frente mencionado, el del peronismo kirchnerista y el de la alianza Coalición Cívica con el radicalismo?—Es muy posible, sí.—Con ese resultado en la provincia de Buenos Aires, ¿puede el peronismo kirchnerista obtener menos del piso del 30% de los votos a nivel nacional?—Este año pueden pasar muchas cosas, que mejore o empeore la situación del Gobierno. No se da ni un mango por el Gobierno, pero depende de las grandes provincias. Qué va a hacer Santa Fe, si va a ir o no a elecciones Reutemann con el Gobierno. De todas maneras, estimo que el 30%, tres más, tres menos, es lo que puede tener el oficialismo.—¿Cómo sería la gobernabilidad del país en los dos últimos años de Cristina Kirchner si el kirchnerismo pierde el control del Congreso en octubre?—Los obligaría naturalmente a cambiar. Esto es una democracia débil institucionalmente porque no funciona el Congreso. Tendría que haber responsabilidad en la oposición que tiene mayoría.—¿No teme que se produzca lo mismo que sucedió con De la Rúa y Alfonsín después de perder las elecciones legislativas?—No. Podría pasar lo que sucedió con Menem. Perdió la elección intermedia y siguió, y todavía quería ser presidente de nuevo.—¿Más parecido a Menem que a De la Rúa o Alfonsín porque es el peronismo el que gobierna y no el radicalismo?—Puede ser.—La Presidenta desmintió en España haber pensado en renunciar después del rechazo a la 125, ¿cree que podría pensar en renunciar si tuviera las dos cámaras del Congreso en minoría?—Que quería renunciar es cierto. Personas muy allegadas que lo difundieron, pero me parece que fue un momento muy especial, estaban convencidas de que las cosas le iban a ir bien en el Congreso y fue muy fuerte la desazón. En cambio, creo, ahora se van a ir acostumbrando de a poco a la idea, y van a ir buscando la forma, no van a tener el mismo impacto.—¿Un Gobierno maduro que acepta no tener todo el poder?—Claro, se va a ir dando cuenta de que tiene que cambiar, porque si no, las cosas van a ir muy mal.—Si para esta elección de octubre no se puede realizar una interna para definir si encabeza la lista Solá o De Narváez, imaginando que Solá gana estas elecciones legislativas y aspira a ser presidente en 2011 y Macri también, ¿cómo se resolvería quién es el candidato de ese frente electoral?—Imagino que no van a ser dos solos, empezando por quien ya fue candidato, Rodríguez Saá.—El otro posible de ese espacio sería Reutemann.—Hoy da esa sensación, pero falta mucho.—Asuma la hipótesis de que Reutemann pierde frente a Binner y que no surge en ese espacio otro candidato para el 2011. ¿Cómo se resuelve con una interna?—Tiene que haber interna.—¿Aceptará De Narváez ser el segundo de la lista o existen posibilidades, como augura el Gobierno, de que el frente se termine rompiendo antes de comenzar, antes de octubre?—Roberto Lavagna estaba convencido de que De Narváez trabajaba para el Gobierno. Si hubiese ido, además de con quién fue, también con De Narváez, habría sido segundo con posibilidades de segunda vuelta. El Gobierno tiene grandes operadores que hablan y tratan de convencer. En este caso, no creo que lo económico pueda tener incidencia, pero van a tratar de dividir.—¿Está bien sumar la intención de voto de 17% de De Narváez y 13% de Solá e inferir que el frente tiene el 30%?—Hay que sumarle también a Macri, que en la provincia está mejor en imagen.—¿Los pobres del Conurbano lo quieren a Macri por Boca?—Sí. El hombre ha sido exitoso en un club de la gente más pobre… Usted va a Corrientes, a un barrio, y todos son hinchas de Boca. El hombre no está pensando en política ni en los planes ni si es derecha o si es de izquierda o si es de centro. Eso es lo que explica la Obamamanía.—¿Se reedita la situación del 2002 donde había un peronismo bonaerense y otro de los caudillos del interior?—Es increíble la adhesión que tiene el gobernador de Tucumán, el de San Juan, el de Chubut. Y no hay que olvidarse de Daniel Scioli, que tiene una muy buena imagen, a pesar de las dificultades que tiene para gobernar porque no tiene medios.—¿Algún gobernador será el candidato del kirchnerismo?—Puede ser…—¿O usted imagina que en 2011 el kirchnerismo ni siquiera presentará candidato?—No va a tener posibilidades porque, posiblemente, uno de los que nombramos pueda ser candidato, pero no van a estar cerca del kirchnerismo porque eso lo va a perjudicar.—Si en el 2011 el kirchnerismo no tendra candidato...—No, no puede.—... dejeme seguir, por tanto no habría dos peronismos.—Por la foto de hoy… Yo viví la etapa del cafierismo, del menemismo, del duhaldismo, del kirchnerismo. Son fugaces.—¿En ese caso solamente se podría resolver con una interna a nivel nacional?—El sistema estadounidense resuelve esos temas con los dirigentes yendo a todas las provincias. Pero eso de que un mismo día voten cuatro millones de personas en todo el país en una interna, es algo que en Argentina nunca se dio. La ley está desde el 80 y pico. Nunca hubo porque es muy costoso. En España, el Partido Socialista lo resuelve en el Congreso partidario…—Como hizo el radicalismo la última vez con Lavagna.—Y el Partido Popular... ni siquiera: lo elige una junta directiva de 14 personas. Hay que buscar un sistema distinto.—¿Cómo sería?—La propuesta que yo tenía es que en la elección interna vote sólo un décimo. De este inmenso padrón , que voten los que su número termina en nueve, por ejemplo. Así votan 300 mil personas, que es un número recontra suficiente y mejora cualquier encuesta.—¿Es un tema económico? ¿El costo de un sufragio?—No solamente. Y el otro sistema es el del Congreso partidario, para lo cual hoy…—... el candidato lo elegiría Kirchner, quien controla el Congreso del PJ, o tendría que haber elecciones para cambiar los congresistas. O sea, siempre tendría que haber elecciones.—Eso es distinto. La elección del congresista es fácil porque usted en ese momento ya tiene necesidad de hacer una elección para elegir la autoridad de cada distrito, de cada provincia.—¿Por qué no aprovechar la misma elección para hacer la interna de candidatos?—Sí, se puede hacer.—¿El último que ganó por primaria a nivel nacional fue Menem, en la primaria de 1989 que le ganó a Cafiero?—Sí, la primera y la última.—La última encuesta de Management & Fit indica que la popularidad de Cristina Kirchner volvió a caer. ¿Es por eso el cambio de estrategia del gobierno: un anuncio por día, sus legisladores salen a hablar por los medios y le ofrecen al campo concesiones?—Sí, en esta última semana hay un cambio, y lo atribuyo a eso, a que están bien aconsejados.—¿El consejo es que cambie porque así se hunde?—Imagino que saben más que yo. La impresión que tengo es que tendrían que aconsejarle que hable menos, porque cuando una cosa no gusta, (mostrarla) resta, no se quiere ver. Que se muestre menos.—¿Coincide con Artemio López, quien dice que si la crisis económica se profundiza el oficialismo se vería beneficiado porque en situaciones económicas extremas, los votantes se vuelven más conservadores y apoyan a quien tiene el poder?—No. Viento de cola, anda todo bien, aplaudimos y votamos. Le pasó a Menem en el ’96. Desgraciadamente, es así: la gente es impresionable. Lo que no imaginamos los que estamos en un ámbito político es el desconocimiento popular de las cosas más elementales. Hay un rechazo a la política. La gente no se interesa, está preocupada por sus problemas.—¿Cristina Kirchner viajó a Tartagal casi sin escalas desde Madrid para tapar mediáticamente el lanzamiento del frente Macri-Solá-De Narváez?—No lo había pensado, pero es absolutamente posible. Yo supongo que en este momento el Gobierno debe estar con varias personas especializadas en comunicación que le están diciendo qué tiene que hacer.—¿Fue ingenuo Macri al no tener en cuenta que a la misma hora el oficialismo podía hacerle aparecer a Cristina en Tartagal?—Puede ser, sí. Como decía Giovanni Sartori sobre el homo videns, lo que no se ve, no existe.—¿El PRO y el peronismo no K es una transversalidad de derecha?—No, es la historia del justicialismo.—¿Frentista?—Pero frentista para ese lado.—¿Con el centro derecha, nunca con centro izquierda?—El ala izquierda la ponía el justicialismo. Y por eso el socialismo tuvo tan poca presencia en la Argentina.—¿Cómo se resuelven las contradicciones sobre la inseguridad entre la tolerancia cero de De Narváez y el garantismo de Solá? La campaña de De Narváez puso foco en la inseguridad y critica lo hecho por Solá a lo largo de tantos años al frente de la provincia.—No sé, no veo que haya una solución.—En un tema crucial.—El más importante para la gente. Y la verdad es que el enfoque que le da el gobernador (Scioli) es el correcto. Sólo el enfoque.—El enfoque que le da el actual gobernador está más emparentado al que le da Solá, que es el que critica De Narváez.—No es un tema de tolerancia cero, sino de exclusión cero. Pero una cosa es decirlo y otra cosa es dar los pasos. No se hace nada. Desgraciadamente, la brecha se va agravando.—Usted dice que muchos de los que trabajan con De Narváez son personas que trabajaron con usted o allegadas. ¿Por qué, entonces, en el tema de la seguridad tendría una posición tan equivocada?—Pero en mi caso sería Ruckaufcon la mano dura. Que no se trata de algo novedoso en Sudamérica, mucha gente piensa eso. Cuando a una persona la elijo como sucesor, no le pregunto esas cosas. Una vez alguien que elegí como sucesor me preguntó: “¿Qué hacemos con el gabinete?”. Mi respuesta fue: “Si hubiera sabido que me preguntarías eso no te hubiera elegido.” Yo no me meto.—¿Esa pregunta se la hizo a Kirchner?—No, pero no importa, no viene al caso. Mi idea es otra.—¿Puede ser que en su momento Ruckauf, o ahora De Narváez, tomen la idea de la mano dura o de la tolerancia cero porque electoralmente es muy beneficiosa, y Ud. deje hacer porque así se ganan votos?—También hay cuestiones culturales. A De Narváez no lo veo así.—¿Macri no debería desdoblar las elecciones en la ciudad de Buenos Aires para que el triunfo que lograría Gabriela Michetti influyera sobre el Conurbano y arrastrara votos sobre la provincia?—No me puse a pensar. Yo entiendo muy poco de Capital Federal; qué conviene, qué no conviene, quién va a ganar.—Las encuestas hoy indican que Michetti le gana a cualquier candidato en la Capital. ¿Qué debería hacer Carrió: ser ella candidata y arriesgarse a perder pero sumarle votos a la Coalición Cívica o dejar otro candidato que pierda por una gran diferencia?—Si Lilita no se presenta, no tendrá posibilidades de estar en la candidatura presidencial.—¿Y si se presenta y pierde?—Tampoco, eso vale para todos. El que pierde ahora… Lo mismo que digo para Reutemann vale para Carrió.—¿El único que no necesita hacer eso es Macri?—Y sí, va a estar en juego.—Indirectamente. Pero me interesa ahora más Carrió. Si Gabriela Michetti le gana, Carrió perdió la batalla del 2011.—Seguro.—¿Por eso Carrió insiste con que encabece las listas Prat-Gay aunque las encuestas no lo favorezcan?—De Prat-Gay puedo decir que es una excelente persona, no sólo por sus conocimientos en materia económica, sino también humanamente.—¿La salida sería que Michetti no encabece la lista de diputados nacionales del PRO, sino la de legisladores de la Ciudad?—Yo no me doy cuenta qué es lo que está pensando Macri.—A Macri le conviene que encabece la lista de diputados. El tema es si ella se le rebela.—Yo no sé qué le conviene a Macri tampoco. Tengo que hacer un curso acelerado de política porteña.—¿El frente Macri-Solá-De Narváez dejó a Carrió sin “la pata peronista” e impide reeditar la alianza del 99 con Chacho Alvarez y peronistas disidentes?—Sí, no veo que queden dirigentes.—¿Este frente hirió a Carrió?—Sí. Lo que creo es que le puede servir mucho a Cobos en la provincia. Cobos está muy bien.—En la Coalición Cívica, opinan que con el frente Macri pierde los votos antiperonistas que tenía el PRO. ¿Ud. qué piensa?—No lo veo para nada. Lo que sí veo es que Macri se va a afirmar en la Capital, que va a hacer muy buena elección.—¿Le gusta su gestión?—Lo veo con mucho trabajo, se quejan los taxistas, lo mismo que en Madrid se quejaban por toda la ciudad rota del intendente que después fue el más exitoso de su historia. Veo la gestión de Macri con mucho ritmo.—¿Sergio Massa es el mejor candidato bonaerense del kirchnerismo en octubre?—Sí, es un dirigente que corre riesgos de que le corten la carrera, pero es un hombre de una capacidad muy notoria. Tiene un manejo muy interesante de todos los temas y gran capacidad de conducción.—Compárelo con Scioli.—Son totalmente distintos. Daniel es un motor que está todo el día en marcha, generando viajes. Pero se encuentra en una situación tremenda.—Independientemente de lo que le tocó a cada uno en su momento, ¿cuáles son las virtudes y las debilidades que tiene Scioli que no tiene Massa y viceversa?—Lo de Massa ya lo dije. Lo que tiene Scioli es una enorme capacidad de trabajo personal. Habría que verlo con las posibilidades que tiene que tener un gobernador de la provincia.—Cuando remarca la enorme voluntad de Scioli y dice que cuando habla con Massa sabe que se trata de una persona de mucha capacidad de conducción y de ejecución, daría la sensación de que usted dice que Massa es más inteligente que Scioli.—Lo que pasa es que yo he hablado mucho más con Massa que con Scioli. A Massa lo descubro como dirigente hace unos 6, 7 años. En principio, me impresionó pero no estaba probado. Y después, me dio pruebas de la acción política en Tigre. Yo conozco muchísimo de intendencias, siempre estuve encima de los intendentes. Cuando empecé a hablar con él, me sorprendió la profundidad en todos los temas. No sólo podía hablar del manejo municipal. Con Scioli no he hablado de eso.—Entonces a usted le consta más la inteligencia de Massa que la de Scioli.—Porque no he hablado con él. Con Daniel jugábamos al ajedrez.—¿Quién ganaba ahí?—Le ganaba bastante más yo.—¿Qué siente al ver a Díaz Bancalari decir que el frente que usted promueve no es antikirchnerista sino antiperonista?—Son diferencias de la política.—¿Su estómago es de acero?—Yo estoy muy acostumbrado. El justicialismo tiene un Día de la Lealtad, el 17 de octubre, y 364 días de la traición. Ya no me sorprende nada.—¿El error histórico de Lavagna fue fotografiarse con Kirchner tentado por la vicepresidencia del peronismo?—No, Lavagna es buena gente, que no es habitual en los políticos. Es un hombre de buena fe, con la mejor intención. Que creyó ingenuamente que Kirchner podría cambiar, que podría haber un diálogo dentro del partido, cosa que a esa altura ya era absolutamente imposible. Es el desconocimiento del hombre que ha sido más técnico que político de que no toda la gente actúa de buena fe; actuaron de mala fe con él. Y sin ninguna ganancia. El lo que quería era contribuir, ver si podía dialogar sin llegar a decisiones consensuadas. El creía que se podía armar en el partido estructuras, réplicas, del área económica, social.—Dijo que su error histórico fue elegir a Kirchner como presidente en 2003 y no a Lavagna. En el Movimiento Productivo usted es la figura más importante, pero tampoco es el presidente (es Carlos Brown). ¿No le gusta presidir sino estar por arriba del que preside?—El problema mío es que yo quiero estar poco en el país. Ya pensaba estar poco el año pasado, pero tuve problemas que no vienen al caso. Pero ahora quiero estar menos porque tengo muchas invitaciones. Mi diferencia es que mis vicegobernadores eran vicegobernadores en serio. Yo soy de delegar, no de ocupar cargos. Además, ya no tengo ganas de presidir un partido, de tener una agenda llena durante todo un mes. Sólo pensarlo me causa una sensación de agobio, de ahogo.—¿Qué quiere agregar que no le haya preguntado?—Ante la crisis mundial este año se despertó el interés de que yo hable de cómo salimos de la crisis en distintas universidades—¿Y que les dice sobre la crisis global?—Creo que va a ser larga y que al revés de lo que se nos dice sobre que los países emergentes sufriremos menos, yo creo que los países centrales no van a salir desfavorecidos. Tendrán algunos problemas que irán resolviendomaduramente, y no así los países en desarrollo, aunque no se crea eso.—¿Porque los países desarrollados tienen más poder y terminarán pasándoles la cuenta a los países menos poderosos?—Lógico. Por eso es que hay que estar muy preparados. Ahora se habla naturalmente de que podremos modificar las reglas, pero los que se sienten en la mesa para modificar las reglas no van a estar pensando en nuestros países. Por eso es importantísima la integración con Brasil, que está jugando en las grandes ligas.
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