martes, 18 de noviembre de 2008

Los bustos presidenciales. Por Gonzalo Neidal

Gonzalo Neidal
Los bustos presidenciales

Al descubrir los bustos en la Casa Rosada, la presidenta ha revelado, por si hacía falta, un primer plano de su perfil ideológico y político. Ya nos hemos ocupado de Raúl Alfonsín, a quien los Kirchner han elegido para demostrar la amplitud ideológica que poseen: llevar al bronce a un peso pesado de la oposición debe considerarse un gran acto de madurez democrática y de diversidad política.
Ahora le llegó el turno a Héctor Cámpora, dilecto presidente de los que cultivan el perfil ideológico que por estos días predomina en Barcarce 50. Muchos de los actuales habitantes de la Casa Rosada incluso lo preferían antes que a Perón, lo cual era ciertamente una sabia elección, si tenemos en cuenta la opinión que Perón tenía de la izquierda peronista.
Cámpora gobernó durante menos de dos meses y su candidatura fue consecuencia de la proscripción de Perón a manos de la Junta Militar que gobernaba el país y cuya jefatura era ejercida por Alejandro Lanusse. Al proscribir al líder justicialista, éste designó a Cámpora como candidato. Cámpora no fue candidato, claro está, porque tuviera una amplia ascendencia en el peronismo ni porque su peso específico entre las masas fuera de una envergadura tal que lo propulsara a tan alta responsabilidad. Cámpora fue el hombre que puso Perón para burlar la cláusula proscriptiva de Lanusse.
Pero sucedió lo inesperado: una vez en el gobierno, Cámpora “se la creyó” y remoloneaba para realizar comicios limpios y sin proscripciones que corrigieran el impedimento establecido por la Junta Militar hacia la persona de Perón. Además, se había rodeado de un sector del peronismo que había entrado en conflicto con el propio líder justicialista: la JP, los Montoneros, la izquierda peronista.
Cuando Cámpora se vio obligado a renunciar para convocar a elecciones libres, este acto fue tomado por los que hoy lo homenajean como “un golpe de la derecha”, curiosa designación para un proceso que inevitablemente desembocaría en la presidencia de Juan Perón, el dueño de todos los votos del peronismo.
Muchos de los que homenajearon a Cámpora en la Casa Rosada no harían lo mismo con Perón. Cámpora fue para ellos el máximo representante de sus intereses, ideología y expectativas políticas. Perón, en cambio, entró en franco conflicto con todos ellos. En el caso de Córdoba, por ejemplo, fue Perón el que permitió que Ricardo Obregón Cano (presente en el homenaje) fuera derrocado por una cuadrilla de la policía provincial.
Resulta patético que aún hoy se relate la renuncia de Cámpora como “una conspiración de la derecha” cuando su expulsión del gobierno fue una obra directa de Perón. Miguel Bonasso ha sido por años quien ha reivindicado la figura de Cámpora, a cuyos 49 días de gobierno ha dedicado gruesos, excesivos, volúmenes. En una nota publicada recientemente en Crítica, Bonasso vuelve a rescatar la figura y el escueto mandato del “Tío” y desliza un comentario que es revelador y sintomático de los rasgos políticos que embebían a quienes lo rodeaban en los años setenta. Dice Bonasso que “cuando le tocó ser fugaz presidente de la Nación en los famosos 49 días, … entregó voluntariamente el poder al Líder justicialista a cambio de nada”. Resulta gracioso pensar que Cámpora hubiera podido negociar con Perón su retirada de un gobierno al que él había accedido gracias a la proscripción de Perón.
Una singularidad del acto de homenaje a Cámpora ha sido el hecho que Bonasso, gran devoto del escueto presidente, no fue incluido en la lista de invitados por parte de los Kirchner, debido a diferencias recientes que los han separado. La tolerancia nunca ha sido un rasgo relevante de los muchachos setentistas.
Aquí escribes el resto del contenido que no se vera.

1 comentario:

Isidoro dijo...

Todos estos actos apresurados, están mostrando la debilidad creciente del segundo gobierno de Nestor.- Cristina la chica de los mandados, evidencia cada día más lo que todos sabiamos: es demasiado insignificante como para disfrazarse de presidenta, y que no se le note que realmente es la empleada doméstica de la quinta de Olivos y que tiene permiso para
jugar" en la Casa Rosada.- Esto obliga al verdadero patrón (Nestor) a perder la paciencia y los modales, apareciendo cada día más en forma descarada,mostrando que esto ni siquiera es un cogobierno.- Por eso en su mente febril, aparecen ideas desesperadas de querer recuperar protagonismo instalando y homenajeando bustos: del rey de la hiperinflación y del dentista rastrero. No nos extañe que pronto inauguren el busto de "Al Capone", con un discurso explicando que durante la "imperialista ley seca"
en EE.UU, Capone le daba de beber
a los obreros arriesgando su vida llena de ideales de justicia.-
Los montoneros (porque de ellos se trata), hace rato que perdieron el debate intelecutal, en ninguna parte del mundo sus recetas sirvieron para nada, cuando llenos de odio tomaron las armas, gracias al decreto de un gobierno constitucional las fuerzas armadas argentinas los derrotaron y ahora que están en el gobierno no sabe que hacer con el (por supuesto que roban, no pueden dejar de ser fieles a su naturaleza).-
Por eso los montoneros antes producian terror, ahora dan risa.-
Con todo respeto.-
Isidoro