En
2013 se desarrollarán batallas decisivas que determinarán la continuidad o el
comienzo de la agonía del populismo kirchnerista en el gobierno.
El
punto culminante será, naturalmente, las elecciones legislativas, el conteo
globular de mitad de mandato. Allí se podrá corroborar el grado de lozanía que
aún conserva el famoso (y contundente) 54% de los votos, argumento preferido en
toda discusión de incómoda. Veremos si en los dos años transcurridos desde la
elección presidencial, el proyecto K tiene visos de continuidad o si deberá
ceder su lugar a nuevas ideas y personajes.
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