lunes, 11 de abril de 2011

Estados Unidos se dirige hacia un Estado reducido a la mitad. Por Jorge Castro


Lo que está en discusión en EE.UU. en la pugna entre republicanos y demócratas no es la magnitud del gasto público, o las prioridades en la reducción del déficit fiscal, sino el tamaño y la estructura del Estado federal en los próximos años . En este período, EE.UU. enfrenta la necesidad de ajustarse a una nueva inserción en el sistema global, volcado hacia los países asiáticos -China, India-, y en general al mundo emergente. También se completa la integración de sus principales estados -Nueva York, Texas, Florida, California- con las distintas regiones del mundo, ante todo las de Asia y América Latina. Así, la próxima década sería la del tránsito desde la “República Imperial” a EE. UU-civilización planetaria, en términos de Raymond Aron.


El presupuesto 2012 presentado por los republicanos (“El Camino de la Prosperidad” / Rep. Paul Ryan, R/Wisconsin) no sólo corta el gasto en U$S 6,2 billones en 10 años, sino que lo reduce — esto es lo fundamental — a menos del 20% del PBI en 2020 (hoy es 24%), y a 15% en 2050. Las proyecciones en que se basan las discusiones del Congreso prevén una tasa de crecimiento de 3,1% en 2011, que se incrementa a 4,25% entre 2012 y 2014, a medida que se recupera el mercado de trabajo y se recobra la inversión inmobiliaria. Luego, a partir de 2017, retorna el crecimiento potencial de largo plazo de 2,5% por año. El dato estratégico central es que esta tasa de crecimiento potencial es significativamente menor que el nivel promedio de incremento del producto entre 1947 y 2008 (3,2% anual). Este menor auge potencial es estructural, porque la fuerza de trabajo crece a menos de 1% anual, por el retiro masivo de la generación de post-guerra (“baby boomers”). Este dato demográfico sólo se puede compensar a través de una mayor productividad, lo que significa más exportaciones industriales de alta tecnología a los países emergentes. El presupuesto republicano reduce los subsidios agrícolas en 30%, disminuye la fuerza de trabajo 10% en 5 años, y limita los recortes en Defensa a lo establecido por el Secretario Robert Gates (U$S 189.000 millones). Desaparece el gasto federal en Medicaid (para los más pobres) y se elimina su centralización en Washington. Se extinguen las empresas de garantías hipotecarias -Fannie Mae y Freddie Mac-, creadas durante los ‘60. Y se reducen los impuestos a los ingresos individuales y corporativos de 35% a 25%. Lo que queda en pie es un Estado federal disminuido casi a la mitad , y en el que la gestión de seguridad social y salud es de los estados, no de Washington. Esta semana la deuda pública ascendió a U$S 14 billones (100% del PBI). El déficit fiscal trepó a 9% en los últimos 3 años, y se amplía 20%/40% en 5 años. En EE.UU. hay una crisis fiscal, que provoca una crisis de la deuda, cuyo fundamento es una crisis del proceso de acumulación , en plena transición entre un crecimiento orientado por el consumo doméstico a otro arrastrado por las exportaciones a los países emergentes (Asia / China / América Latina). El gasto de Defensa permanece inalterado. Sin embargo, Gates (Discurso de West Point/25-02-11), ha señalado que la época de las guerras terrestres en Medio Oriente (Irak, Afganistán) ha terminado , y que las fuerzas convencionales pesadas tienen escasa presencia en las hipótesis de conflicto del Pentágono. El gasto de defensa estadounidense asciende a U$S 540.000 millones en 2010, que sumado a los gastos de guerra en Irak y Afganistán (U$S 180.000 millones) es superior a los 19 gastos de defensa que le siguen en orden de importancia en el mundo , sumados. Emerge un nuevo Estado norteamericano, no impuesto por el debate doctrinario, sino por la más brutal necesidad . El resultado es que se modifica irreversiblemente la ecuación Estado/Sociedad/ Sistema mundial. Un punto de inflexión se aproxima en la historia de EE.UU.

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