domingo, 11 de enero de 2009

La indefensión militar del país

Editorial de La Voz del Interior – Publicada el 10-01-2009

La Argentina, pese a la ausencia de hipótesis de conflicto con países vecinos, vive una preocupante situación de indefensión militar, que puede ser una carga muy dura para las generaciones futuras. La Argentina no tiene hoy –afortunadamente– "hipótesis de conflicto" a la vista, entendiendo por éstas la posibilidad de enfrentamientos militares con países vecinos o a escala regional, lo que no justifica en absoluto el estado de indefensión militar en que se encuentra el país. No se plantean, ni por asomo, situaciones de riesgo como las que casi llevaron a una guerra con Chile a fines de 1978, ni tampoco la posibilidad de una nueva guerra de Malvinas como la de 1982. No hay conflictos limítrofes, y los problemas que pueden existir en ese plano –sobre todo con Chile– están encarrilados en las negociaciones diplomáticas. También el reclamo argentino sobre la soberanía en las Islas Malvinas está planteado en las Naciones Unidas y los tribunales internacionales, descartándose de plano toda acción militar.
Alguien podría pensar –y hay quienes no ocultan ese pensamiento– que no hay que preocuparse por no tener Fuerzas Armadas modernas, bien equipadas y eficaces, ya que el país hoy tiene otras prioridades y que la mejor política de defensa es el crecimiento económico con justicia social. O que, en todo caso, los problemas de seguridad interna y externa que demandan la intervención de cuerpos armados hoy no se resuelven con el Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea. Y hasta los propios militares de carrera admiten que las Fuerzas Armadas no están hechas para combatir el narcotráfico o la delincuencia organizada. ¿Quiere decir entonces que los militares están demás, que no cumplen una función útil o necesaria en una sociedad como la argentina? Quizá nadie llegue al extremo de pensar una cosa semejante, pero lo cierto es que hay una desvalorización del papel de las Fuerzas Armadas y no existe una conciencia colectiva sobre la necesidad de tener una política de defensa como política de Estado. No sucede lo mismo en los países vecinos. Brasil y Chile han llevado a cabo ambiciosos programas de modernización de sus fuerzas armadas. Brasil acaba de firmar acuerdos con Francia y Rusia para mejorar su equipamiento militar, y Chile sigue siendo una potencia naval de primer rango en el Pacífico sur, además de poseer fuerzas terrestres que en poco tiempo podrían ocupar la Patagonia argentina. Hoy no está planteada ninguna hipótesis de conflicto militar con Chile, pero este desnivel en el plano militar resulta francamente preocupante. Tampoco se avizora posibilidad alguna de conflicto con Bolivia, pero la situación interna del país vecino hace que se deban hacer previsiones y adoptar las medidas necesarias en el norte del país, incluido el plano militar. También Brasil hace mucho tiempo que dejó de ser una hipótesis de conflicto para la Argentina, pero, ¿puede aceptarse sin más la enorme ventaja militar que le lleva Brasil a nuestro país? Algunos datos para tomar en cuenta: el año pasado 40 pilotos militares renunciaron a la Fuerza Aérea para ingresar a compañías aerocomerciales privadas y 70 oficiales jóvenes del Ejército y la Armada pidieron el retiro para dedicarse a otras actividades. En cuanto a la situación de las unidades estratégicas del Ejército, la situación es preocupante: en la IV Brigada Aerotransportada –con asiento principal en Córdoba– 70 por ciento de sus efectivos ha pensado también en solicitar el retiro. Y hay otros problemas, como el envejecimiento u obsolescencia de los equipos: se estima que el grueso de las armas y vehículos del Ejército tienen una antigüedad promedio de 30 años. Y hay más datos: se estima que el número mínimo de soldados del Ejército Argentino, en relación al territorio del país, tendría que ser de 100 mil soldados, y que hoy es sólo de 13 mil. Es verdad que el paso de la conscripción obligatoria a los cuerpos armados profesionales supone una disminución de la cantidad y un aumento de la calidad, pero no una desproporción semejante. Ello obliga a un debate a fondo en los niveles político, parlamentario y militar, sobre la necesidad de una nueva política de defensa nacional. El país no puede seguir viviendo en un estado de indefensión permanente, que puede tener graves consecuencias para las generaciones futuras.


1 comentario:

Isidoro dijo...

El odio del pervertido matrimonio gobernante, por nuestras fuerzas armadas por haber cumplido con su deber de limpiar la peste montonera y sus otros demoniacos socios como el erp., es tan intenso, que con intencionada y planificada sed de venganza, esta intentando destruir lo que los cobardes terroristas no pudieron.-