domingo, 31 de enero de 2010

La fábula del cerdo y el Viagra. Por Claudio Cháves


Una inefable galería de vedettes argentinas como Luciana Salazar, Jesica Cirio, Daniela Cardone o Moria Casán (la más deslenguada) por citar solo a algunas hacen de sus declaraciones picantes un formato que repiten al infinito, ante cualquier periodista de chimentos que las provoque. Y el lector sospechará que no necesitan mucho para picarlas. Hablan porque un impulso irrefrenable las empuja al escándalo.


Las preguntas recurrentes tienen que ver, por lo general, con la alimentación o la vida sexual. De manera que como una letanía anuncian vulgaridades nada originales como por ejemplo: mi comida favorita es aquella que despierta y aviva mis impulsos sexuales o mi gimnasia preferida, y que practico diariamente, es hacer el amor. Fingiendo o no una personalidad de come hombres que naturalmente vende y que ellas consideran apropiadas a la profesión que ejercen. Profesión que muchas veces traspasa los limites de la moral y las leyes.
En definitiva la sociedad argentina se ha acostumbrado a las vulgaridades y groserías de estas damas de espectá-culo ligero y frívolo que desvalorizan cotidianamente el rol de la mujer.
Quién definió perfectamente a este mundo pequeño de féminas insignificantes fue el rockero italiano, aquerenciado en los suburbios bonaerenses, Luca Prodan cuando las denominó, sin pelos en la lengua, “Rubias Taradas” allá por la década del 80’.
Ahora, que la Presidenta de los argentinos abreve en las mismas fuentes de las bataclanas es una enorme sorpresa por no decir un innecesario disgusto. Es que Cristina ya no sabe que hacer para aparecer simpática. Sería oportuno que encuentre un límite en su afán de ser agradable no sea cosa que además visite show match y se le anime al caño.
Ahora lo que si parece inverosímil han sido sus declaraciones acerca del cuerito que se comió en el Calafate en compañía de su marido y que la pasó fantástico. ¿Con Néstor?
Seguramente la Presidenta no es envidiada en el mundo de las rubias blondas.
Caben perfectamente las palabras de Luca Prodán, que me animo a citar en vista de las declaraciones de Cristina:
“Acá la Rubia Tarada pegó y yo se porqué. No la hice para que pegue pero le pegó a todos los negros. Viste a aquellas rubias con tanga que van por la playa en Villa Gesell o Punta del Este con la cola afuera y no c…nunca ni, saben c…”
Cristina cuan lejos está usted de aquella gran actriz de radio teatro y por encima enorme mujer que fue Evita.
¡Y hablaban de Menem!

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