domingo, 17 de enero de 2010

La renuncia del Bicentenario. Por Héctor Paglia



La habitual tranquilidad del día de reyes se ha visto alterada a partir del
pedido de renuncia al presidente del Banco Central de la República Argentina.
El hecho en sí constituye una compleja situación con aristas institucionales,
políticas y económicas.

Institucionales, ya que la autonomía que consagra la Carta Orgánica
del BCRA, conlleva un mecanismo, tanto para la designación como para la
destitución de sus directores, que requiere de ciertos requisitos que están
taxativamente explicitados. En esta oportunidad el Dr. Redrado tiene un
mandato con aval del Congreso de la Nación que vence en setiembre del
corriente año. El pretendido alejamiento antes de expirar dicho término debería
encuadrarse en lo establecido en el art. 9 de dicha norma: inobservancia de la
normativa citada en un marco de incumplimiento de los deberes de funcionario
público y con el “consejo” de una comisión especial del Congreso presidida por
el presidente del Senado, en este caso el vice-presidente Julio Cobos. Pues
bien, hasta el momento, ninguno de estos extremos han sido cumplidos ya que
no se argumenta el incumplimiento y menos aún ha intervenido la comisión
señalada. Primer gran problema: la inobservancia de los cuidados
institucionales que una medida de esta trascendencia debería tener.
Políticas, porque la decisión de la Presidente ha puesto en marcha una
disputa a nivel de las diferentes fuerzas políticas con representación
parlamentaria. Situación ésta que da lugar a expresiones de distinto calibre en
un marco de enfrentamiento perdiendo la sana imparcialidad con la que
debería ser tratado este tema. Segundo gran problema: se ha politizado lo que
no debería serlo en un marco institucional previsible.
Económicas, porque más allá de la coyuntura que puedan exhibir los
mercados durante esta situación y, más allá de su desenlace, las
consecuencias sobre la economía real quedarán cuanto menos en estado
latente. Tercer gran problema: la agudización de las dudas respecto a la
credibilidad y seguridad jurídica, que Argentina necesita con urgencia despejar.
Máxime si se pretende volver a insertarse en el concierto económico y
financiero mundial logrando refinanciaciones de deudas incumplidas y nuevos
aportes en dicha materia.
Ahora bien es justo decir que el Dr. Redrado ha mantenido un delicado
equilibrio manejándose dentro de ciertos límites que iban desde la
independencia a la “coordinación” o “aceptación” de medidas dictadas por la
política económica del gobierno nacional. El decreto de necesidad y urgencia
instituyendo el Fondo de Bicentenario excedió dichos límites. Esto es así toda
vez que aún no tiene ratificación del Congreso que está en receso. Debemos
preguntarnos, que sucedería si el BCRA depositara las reservas solicitadas y
luego el decreto no queda firme? Esto desde el punto de vista formal pero en lo
sustancial también hay observaciones muy precisas acerca de la conveniencia
de sana política económica en disponer de reservas para el pago de deudas
del País. No deben acaso estas deudas cancelarse con recursos del
presupuesto nacional? Será de aquí en más éste el mecanismo para afrontar
dichas obligaciones? Cuál es entonces la verdadera situación fiscal de
Argentina que debe recurrrir a sus reservas para afrontar obligaciones que
vencen en los próximos meses? Será entonces sostenible la política de
expansión del gasto público emitiendo moneda contra reservas del BCRA que
se destinan a fondos específicos como éste del bicentenario? Porqué la
urgencia de desplazar al Dr. Redrado si hemos concluído 2009 con récord
histórico de recaudación? Porqué no dar intervención al Congreso de la
Nación?
Cómo vemos son más las preguntas que las respuestas. Por lo tanto
este episodio tiene un final abierto que sólo el tiempo y el devenir de los
acontecimientos nos dirá cuánto habrá de influir y cómo, a partir de él, se
puede salir fortalecido para superar los problemas institucionales, políticos y
económicos aquí enunciados.
*DOCTOR EN CIENCIAS ECONOMICAS
TITULAR DE MERCADOS & FINANZAS

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