sábado, 27 de agosto de 2011

Té y simpatía. Por Jorge Raventos

No está confirmado que Jaime Durán Barba, el gurú de Mauricio Macri, haya ejercido alguna influencia directa sobre la Presidente, pero muchos sospechan que él contribuyó (quizás por interpósita persona) al cambio de estilo que viene ejercitando la señora de Kirchner desde poco antes de su victoria electoral. El saludo telefónico al jefe de gobierno porteño (“habla la vecina de enfrente”) cuando Macri derrotó con más del 60 por ciento de los votos al oficialista Daniel Filmus, fue, en ese sentido, un hito. Que se destacó más al tener como telón de fondo la intolerancia que hasta allí había mostrado el kirchnerismo de capa y espada.

Después de que los telegramas electorales la dibujaron como amplia triunfadora en la elección primaria del 14 de agosto, la señora acentuó sus novedosos rasgos serenos y apacibles, distantes de la legendaria crispación kirchnerista, una actitud casi zen que le reporta indudablemente buenos réditos en la opinión pública. Ella (o alguien de su pequeño círculo) ha reparado en el hecho de que los modales ásperos y arrogantes perjudicaban sus posibilidades. Así, ella dio el ejemplo y predicó entre los suyos que había que asumir el triunfo “con actitud tranquila”, hasta con humildad. La esperanza de abrir canales para favorecer en octubre el pase de votos que en agosto hayan favorecido a otros candidatos llevó a que el gobierno evite estos días los agravios contra otras fuerzas políticas. La consigna parece ser: té y simpatía. Los dardos se reservan para ciertos medios periodísticos, en particular el Grupo Clarín, La Nación, Perfil.

La cuota de almíbar con que el gobierno aspira a endulzar las semanas que restan hasta el 23 de octubre no alcanza a disimular la acidez que algunas noticias provocan en los círculos oficialistas. Por ejemplo, las que se refieren al crecimiento del patrimonio de algunas figuras. En el gobierno se prefiere la actitud de Página 12, que omitió toda referencia a las declaraciones juradas a la Oficina Anticorrupción de la señora de Kirchner y su copiloto, Amado Boudou,. Clarín y La Nación, en cambio, informaron en sus primeras planas que en un año la Presidente engrosó sus bienes en un 27 por ciento, y que ella admite ahora (al año 2010)un patrimonio de 70 millones de pesos. Y que el de Boudou se elevó en un año un 65 por ciento. El ministro de Economía desmentiría más tarde su propia declaración jurada: ahora dice que tiene 145.000 pesos, no esa cantidad en dólares (que es lo que él mismo firmó en sus papeles a la Oficina Anticorrupción). Quizás irritó más que se supiera que Diego Bossio, el joven profesional (30 años) que administra los fondos de los jubilados, aumentó sus propios bienes en un 140 por ciento en un año. Y eso sin contar que, con modestia, estimó en sólo 150.000 dólares el valor de su piso de más de 200 metros cuadrados en La Recoleta, que en el mercado se cotiza 1 millón de pesos por encima de eso.
En China, Deng Xiao Ping, impulsó la apertura de mercado con la consigna “enriquecerse es glorioso”. China ha crecido a un promedio sostenido de 10 por ciento por año desde 1980, ha elevado (a diferentes ritmos) el nivel de vida de todo su pueblo y hoy es la segunda potencia mundial, mientras más de 300 millones de personas han alcanzado ingresos propios de una clase media occidental.
Xu Xaonian, uno de los economistas chinos más reconocidos, professor en la Escuela Internacional de Negocios Europa-China, señalaba hace unos meses, hablando de su país, que “cuando los cuadros oficiales o sus hijos son superricos porque aprovechan de su posición mientras la gente normal ve cegado el camino para su promoción social, entonces la estabilidad social está en peligro”.
La información sobre el patrimonio de los funcionarios contiene poca pólvora cuando el crecimiento llega a todos. El caso del treintañero jefe del ANSES (casado con una ex secretaria de la Presidente) puede resultarle molesto, probablemente, a los jubilados que una semana atrás se enteraron de que Bossio le comunicó a la Corte Suprema que ANSES “se descapitalizaría” si pagase las demandas de los pasivos de acuerdo al criterio fijado oportunamente por el Tribunal Superior.
Estas noticias son las que en la Casa Rosada desearían no ver reproducidas.
Tampoco hubieran querido oir los comentarios del juez electoral con jurisdicción en el decisivo distrito bonaerense cuando apuntó que en el comicio del 14 de agosto se cometieron “errores gravísimos”. El magistrado, que de todos modos se esforzó en ser discreto, tradujo de ese modo los hechos que fueron a exponerle cuatro diputados de la oposición : Graciela Camaño, Federico Pinedo, Gustavo Ferrari y Patricia Bullrich. Los legisladores exhibieron la escandalosa disparidad existente entre cientos de actas de mesas electorales y los telegramas suscriptos por los jefes de mesa, con cifras erróneas y adulteradas (que fueron las que, en primera instancia, tomaron por buenas las autoridades de la elección y, tras ella, los medios y la sociedad). Un altísimo número de esos jefes de mesa fueron “voluntarios” manipulados por sectores del oficialismo, dijeron los diputados. Y a esas maniobras se sumó el clásico robo de boletas de los cuartos oscuros.
No se trata de poner en duda el triunfo de la señora de Kirchner, que se daba por descontado y sin duda existió ya que resulta inverosímil que un fraude de semejante envergadura pudiera concretarse. Lo que se pone de manifiesto es, más bien, que su rotundo nocaut incluyó varios golpes por debajo del cinturón.
Las fuerzas opositoras reclaman a la Justicia Electoral que impida que en octubre se reiteren las maniobras que no pudieron ser evitadas en agosto y proponen ahora (en rigor: vuelven a proponer, pues ya habían sido desoídas en 2009) que se establezca para el comicio de octubre la boleta única, que ya se experimentó exitosamente en Santa Fé y Córdoba. Esta semana también se lo propuso personalmente Alberto Rodríguez Saa al ministro de Interior.
Pero este es otro tema sobre el cual en la Casa Rosada, más allá del té y la simpatía, no se quiere oir hablar. El ministro Florencio Randazzo no alega razones prácticas para oponerse a la boleta única, sino que esgrime motivos de gobernabilidad: "Hay que ser muy cuidadosos. Creo que hay una intencionalidad de quitarle gobernabilidad a los que tienen responsabilidades de llevar adelante las gestiones". Traducción: Randazzo alude a la posibilidad de que una parte de los ciudadanos decidan votar un candidato a presidente de una fuerza y diputados de otra. Estima que esa eventual cohabitación conspiraría contra la gobernabilidad. En rigor, tanto Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires como Mauricio Macri en la Ciudad Autónoma gobernaron sin contar con mayorías absolutas y esa circunstancia no les impidió el ejercicio de la autoridad (ni, a juzgar por las cidras) les restó apoyo de la ciudadanía. Sólo se trata de escuchar, proponer, negociar. No juzgar al adversario un enemigo. O un riesgo para la gobernabilidad.
Por detrás de la simpatía de estas semanas asoma, en ciertas ráfagas, el espíritu de siempre.
La Presidente aspira a flotar en ondas de paz y amor. Por eso se alegró el viernes cuando pudo sellar un acuerdo entre empresaios y gremios que incluía a Hugo Moyano. Le sirvió para distender un tanto una atmósfera que se había cargado desde la conformación de las listas para octubre y que se recargó cuando trascendieron los planes de sectores juveniles de intervenir el coto de las obras sociales sindicales para afrontar el cada vez más exigido paisaje financiero que afronta el gobierno con vistas al año próximo (demasiado subsidio, un gasto que sube por el ascensor, por comparación con los ingresos que subren por la escalera). Moyano consiguió levantar el salario mínimo (aunque fuera un poco menos de lo que, para negociar, venía reclamando). Ahora tiene que pelear para que no toquen las obras sociales. Y para que les devuelvan los 6.000 millones que le reclaman al Estado. Y para que, después de octubre,no se reinicie la ofensiva contra la veterana dirigencia en nombre de la renovación juvenil que en otros campos encarnan personalidades como Diego Bossio o Boudou.
Por ahora el camionero y sus colegas pueden también disfrutar del té y la simpatía. Después, Dios dirá.






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