viernes, 25 de marzo de 2011

Declaración de la Peña Eva Perón

CON SU SEDICIÓN DEL 24 DE MARZO DE 1976 QUE DERROCÓ AL GOBIERNO PERONISTA, LOS JEFES DE LAS FF. AA. CUMPLIERON UN OBJETIVO QUE ERA TAMBIÉN EL DE LOS JEFES DE LA SEDICIÓN GUERRILLERA

El 24 de marzo de 1976 los jefes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea argentinas, haciendo un uso indebido de las armas que se les habían confiado para defender la soberanía nacional y popular, derrocaron al gobierno constitucional que presidía María Estela Martínez de Perón.
Vale recordar que la mandataria depuesta llegó al cargo por el fallecimiento del teniente general Juan Domingo Perón, de quien era la vicepresidente en la fórmula electa en setiembre de 1973 con el respaldo del 62% de los votos y que había convocado a comicios que se realizarían en octubre de 1976, en los que el pueblo argentino estaba llamado a ejercer en paz su derecho soberano a elegir a un nuevo gobierno.

Así, mediante el delito de sedición, los jefes de las Fuerzas Armadas concretaron el objetivo que no habían podido realizar por el mismo medio los jefes de Montoneros, el Ejército Revolucionario del Pueblo y otras organizaciones político-militares que venían atacando con violencia criminal a ese gobierno democrático, legal y legítimo y que creaban un clima de zozobra, acentuado por las acciones criminales de la represión ilegal que llevaba a cabo la “Alianza Anticomunista Argentina” o “Triple A”.
Esa sedición llevada a cabo por la cúpula castrense y sus cómplices e impulsores civiles, impuso el poder de facto que sustituyó al estado de derecho, estableció un régimen ilegal, ilegítimo y tiránico y fue ese delito sedicioso fue la fuente y el origen de las violaciones a los derechos humanos de todos los argentinos que se sucedieron a partir del golpe de Estado. Hasta ahora nadie fue sometido a juicio por haber cometido ese delito de sedición.
Fueran cuales fueren las consideraciones que pudieran merecer los aciertos y errores del gobierno constitucional que presidía Isabel Perón, ninguna autorizaba su destitución mediante el delito sedicioso y es justo rescatar la dignidad y el coraje cívico y personal con el que la presidente depuesta afrontó los años de cárcel a los que fue sometida, sin causa legal alguna que lo justificara.
Un signo de esa conducta ejemplar de Isabel Perón fue la denuncia sobre violaciones a los derechos humanos que junto a los compañeros Herminio Iglesias y Deolindo Bittel y en representación del Partido Justicialista al que presidía, hizo llegar desde la cárcel a la delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que visitó la Argentina en setiembre de 1979.
Contrasta aquella valiente actitud de quienes conducían al Justicialismo hace más de 30 años, con la de aquellos que por entonces callaban frente a la tiranía y se enriquecían ejecutando a deudores morosos de los préstamos usurarios de la tristemente célebre Circular 1050 y después y ahora medran en búsqueda de mezquinos provechos políticos, al mostrarse como los paladines de los derechos humanos que nunca fueron.
Por nuestra parte, ante el nuevo aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, hacemos nuestro el ejemplo de Perón quien, al regresar a la Patria después de 18 años de exilio y cruel persecución a él y a su Movimiento, nos proponía echar a la espalda los agravios del pasado y convocaba a la unión nacional, diciendo que “para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”.
PEÑA EVA PERÓN
PASCUAL ALBANESE- LUIS CALVIÑO- CLAUDIO CHAVES
MIGUEL GARCÍA MORENO- VÍCTOR LAPEGNA
JUAN MORALES -JORGE RAVENTOS

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